¿Dónde están los valores democráticos?

Los lectores escriben sobre la guerra de Israel en Gaza y Líbano, enfermar de cáncer, el trato discriminatorio que reciben las mujeres en la sanidad, y la solidaridad entre comunidades autónomas

Una explosión tras un ataque aéreo israelí contra un edificio residencial, en Nuseirat, en el centro de la Franja de Gaza, el pasado 20 de julio.Omar Naaman (REUTERS)

El conflicto en Oriente Próximo plantea interrogantes políticos, jurídicos y sociales. Todos ellos hunden raíces en asunciones filosóficas y existenciales. Una de las más escuchadas justifica o acepta la penosa situación de la región y se apoya en la idea de que Israel es la única democracia de su entorno. Allí, suele decirse, las mujeres o los homosexuales pueden ser como realmente son, como quieren ser. Es, como diría Josep Borrell, un cuidado jardín en medio de una jungla caótica y sucia. Pero todos sabemos que esta descripción solo afecta a la situación interna de Israel. ¿De qué nos sirve este concepto cuando de puertas para afuera masacra a toda una población? ¿Dónde yace entonces la justicia, la equidad, la dignidad humana? ¿Dónde quedan los “valores democráticos”? ¿De qué nos sirven? Este resorte del pensamiento es mucho más común de lo que creemos. Acudimos a la abstracción y nos protegemos en ella. Mientras tanto, los palestinos se resguardan de las bombas y de la deshonra bajo los escombros.

Benedicto Acosta Díaz. Salamanca

El cáncer no es una guerra

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Es habitual que, con las mejores intenciones, se difundan mensajes que interpelan a los enfermos de cáncer para librar una guerra como si fuéramos gladiadores. “No te rindas”, “valiente”... expresiones usadas para contribuir a elevar la moral de la tropa, o sea, de los enfermos. En momentos de derrumbe físico y mental, tanto toque de corneta para inflamar nuestro ardor guerrero puede hacernos sentir culpables cuando lo que queremos es mostrar una bandera blanca y que todo acabe. También sucede, y no está mal. Por supuesto que en el camino hay desvíos hacia la recuperación y la curación, pero esos carteles siempre se ven más chiquititos a los bordes del camino. El cáncer no es una guerra, es una putada.

David Martínez. Alcorcón (Madrid)

Mujeres infradiagnosticadas

Soy una defensora de nuestro sistema de salud público y soy consciente de lo privilegiados que somos. Esto no me impide ser crítica, y no miento si digo que a las mujeres se nos infradiagnostica con respecto a los hombres. Necesitamos unas cuantas visitas más a la consulta de atención primaria para que se nos realicen pruebas. Tengo 30 años, y antes de ser diagnosticada de hipertensión, dispepsia y una lesión vertebral se me recetaron unos cuantos ansiolíticos y se me llamó “exagerada” en unas cuantas consultas. Esto es una llamada de auxilio. Somos el 51% de la población mundial y creo que ya es hora de que se nos tome en serio, en los hospitales también.

Alba Cruz López. Ourense

Solidaridad e igualdad

Siempre con la misma cantinela sobre el principio de solidaridad e igualdad entre españoles. A los que somos de provincias y que por trabajo nos vemos obligados a venir a la centralizada y ventajosa capital nos chocan bastante estas palabras. ¿Qué solidaridad tienen? ¿La solidaridad de Madrid es subir los precios de la vivienda en compra y alquiler aprovechándose de la amplia demanda porque en nuestra tierra no hay posibilidades? ¿Es esta su igualdad?

Miguel Ángel Sánchez Martínez. Tres Cantos (Madrid)

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