Un alfiler

La música y la Tradición ofrecen efectos poderosos por encima de la moral, pero ninguno como el de desnudar patrones de asesinato de forma primorosa

A la izquierda Antonio Martín Hernández, alcalde de Vita (Ávila) expulsado del PP, en una captura de un vídeo de Twitter.

La canción era: “Manolo pirolo, matou á muller / con sete coitelos / e un alfiler. / Meteuna nun saco, / levouna a vender. / Quen quere chourizos da miña muller?”. Nos la enseñaban de pequeños (¿quién?, ni me acuerdo: la Tradición disuelve sus herramientas una vez logrado su objetivo) y la entonábamos a finales de los ochenta niños y niñas como canción simpática y alegre, hecha para actos festivos, cumpleaños y demás. Es decir: no íbamos a cantarla al funeral de la mujer de Manolo. Hay decenas de cancioncillas parecidas por toda España. Ritmos distintos, otras estrofas, rimas consonante...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

La canción era: “Manolo pirolo, matou á muller / con sete coitelos / e un alfiler. / Meteuna nun saco, / levouna a vender. / Quen quere chourizos da miña muller?”. Nos la enseñaban de pequeños (¿quién?, ni me acuerdo: la Tradición disuelve sus herramientas una vez logrado su objetivo) y la entonábamos a finales de los ochenta niños y niñas como canción simpática y alegre, hecha para actos festivos, cumpleaños y demás. Es decir: no íbamos a cantarla al funeral de la mujer de Manolo. Hay decenas de cancioncillas parecidas por toda España. Ritmos distintos, otras estrofas, rimas consonantes y asonantes; sólo tienen algo en común: son mujeres asesinadas y troceadas, niñas secuestradas o violadas, cuya presencia pertinaz en esas canciones dice menos que el hecho de que esas canciones sean alegres e infantiles, juegos de niños. Se entiende, claro, el desconcierto de ese alcalde de un pueblo de Ávila que subió al escenario a animar las fiestas con una canción “que se ha cantado siempre, hombres y mujeres”, en la que se secuestra a una niña, se le baja la braguita y se la viola tres veces. Es un hombre de 2024 con un cargo público metido en el cuerpo de un niño de los sesenta del siglo pasado, un señor conduciendo a ciegas. Si hubiera dicho que no tiene ni idea de lo que dice la canción le hubiera creído; otro de los poderes de la Tradición es convencerte de que las cosas sobreviven pese a su significado, que directamente te susurran que no lo tiene: “si ha llegado hasta aquí, no lo rechaces”. La música y la Tradición ofrecen efectos poderosos por encima de la moral, pero ninguno como el de desnudar patrones de asesinato de forma primorosa: lo inquietante de esa canción popular no es que relate entre palmas y durante las fiestas patronales el secuestro y la violación de una niña, sino desconocer si dentro de 200 años seguiremos tan averiados como para que los niños, y un alcalde majadero, canten versillos inocentes inspirados en la violación de La Manada, el asesinato de Diana Quer o los niños quemados por José Bretón.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Sobre la firma

Más información

Archivado En