La mujer de los pechos perfectos vs. el hombre de los ojos rojos

Las narrativas sobre Nicola Coughlan y su representación en ‘Los Bridgerton’ y de Justin Timberlake en su detención demuestran que las nuevas generaciones insuflan esperanza en su visión menos machista del mundo

Nicola Coughlan en 'Los Bridgerton' y la foto de archivo policial de Justin Timberlake.Netflix / Getty

Qué difícil es ser gordo. Y gorda, un millón de veces más. Y bajita, bastante. Y todo junto, ni te cuento. Y en los medios, explotas. Básicamente, ser distinto es imposible. La actriz irlandesa Nicola Coughlan no es muy alta (apenas 155 centímetros) y está lejos de tener el cuerpo normativo (en un momento en que incluso el 90-60-90 de Monroe nos parecería rechoncho) que hoy, por mucho que hablemos de romper barreras estéticas y del mundo curvy, se sigue exigiendo en este mundo, y más aun en el audiovisual. Cuando en 2020 se estrenó Los Bridgerton, Coughlan, en su papel de Penelope Featherington, era una secundaria. Lo sabíamos por sus escenas, por su guion (hubo sorpresas, muchas), pero también por su cuerpo. Tres años y medio después, ella es otra: la protagonista. Y el mundo, quizá, también es otro. Coughlan, cuenta ella misma, ha pedido a los jefazos de la serie que la saquen todo lo desnuda que puedan. A sus 37 años y con media vida de carrera, sabe lo importante que es para millones de chicas ni altas ni flacas verse y dejarse ver en pelota picada un sofá, mientras un muchachote del siglo XIX acaricia lujuriosamente sus carnosos muslos.

No todos lo captan. En una rueda de prensa, alguien le comentó que era “muy valiente” por dejar ver su cuerpo en pantalla. Ella fue más lista: “Ya sabes, es duro, porque creo que las mujeres con mi tipo de cuerpo, mujeres con pechos perfectos, no nos vemos lo suficientemente representadas en pantalla”. Bum. Y por arte de magia las redes convirtieron a Coughlan en Reina, Comandanta y Presidenta del Club de los Pechos Perfectos. Y en miembro aplaudido y representante de millones de mujeres que desean ser vistas por algo más que por no ser un palo.

Su respuesta puede parecer broma, un salir del paso con estilo, pero ella no la pronunció con ninguna ironía, por mucho que riera una sala que acabó coreándola. Ante una pregunta cansina, anticuada y que pondría los ojos en blanco, la estrella de la temporada levantó una oleada de cariño, apoyo y jolgorio en redes, donde ha hecho hermandad. Tanto que se ha convertido, entre otra ronda de aplausos, en imagen de la firma de ropa interior Skims, creada por Kim Kardashian. Otra que ha cambiado la percepción de los cuerpos, que sabe entrar al minuto en la conversación y que es más lista que el hambre.

La sororidad femenina no es nueva, pero sí cada vez más constante en redes entre las nuevas generaciones. Hace 20 años no habría sido así (pero claro, teníamos solo a Facebook y casi recién nacido), pero lo antes criticado hoy es aplaudido, y viceversa. El viceversa lo demuestra Justin Timberlake. Otrora estrella de la canción (hoy cantante, sin más), su imagen siempre irá vinculada a Britney Spears, de quien fue novio hace dos décadas. Tras cortar, él la ridiculizó para dejarla como la malvada y quedar como el héroe. Las memorias de ella ayudaron a poner las cosas en su lugar, explicando cómo él la obligó a abortar, entre otras lindezas. Y ahora el karma llega para recolocarlo todo. Hace unos días Timberlake fue detenido por conducir borracho tras una cena con amigos (como rezaba algún tuitero: “Tanto dinero y no le da para un Uber”). Lo mejor, como siempre, fue su foto de comisaría o mugshot, todo un género. No cabía más rojo en esos ojos. Mientras él salía esposado de una comisaría de un pueblo costero neoyorquino, Britney se marcaba uno de sus bailes mirando a cámara. Y la traca final llegaba cuando se sabía que el policía que le detenía ni siquiera sabía quién era. La conversación se ha hecho viral. “Esto va a arruinar la gira”, le decía el cantante. “¿Qué gira?”, respondía el agente. “¡La gira mundial!”, exclamaba él. El meme ha estado por todas partes. “Ahora decimos ‘Esto va a arruinar la gira’ tras el más mínimo problema”, compartían cuentas de humor.

Lo cierto es que las pequeñas acciones delictivas de Timberlake (se saltó un stop y no iba en línea recta, dice el parte) han colmado el vaso de una imagen que muchos ya pusieron en cuarentena cuando Spears contó hace unos meses detalles como que él la dejó por SMS. El machirulismo que todo lo aceptaba en el mundo pop de los 2000 ha quedado muy atrás y ahora —al menos a veces, queremos pensar— se impone un mundo más real, más humano, en el que coronamos a mujeres bajitas y preciosas como Reinas de los Pechos Perfectos.


Sobre la firma

Más información

Archivado En