Gran paso para Ucrania y la UE
Los Veintisiete prolongan su ayuda a Kiev y refuerzan su unidad tras vencer la resistencia de Hungría
Los líderes de la Unión Europea acordaron ayer por unanimidad activar un marco de ayuda financiera para Ucrania por valor de 50.000 millones hasta 2027. Tras una obstinada resistencia, el primer ministro húngaro, ...
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Los líderes de la Unión Europea acordaron ayer por unanimidad activar un marco de ayuda financiera para Ucrania por valor de 50.000 millones hasta 2027. Tras una obstinada resistencia, el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, cedió a la presión ejercida por los otros 26 y por las instituciones europeas, lo que ha permitido dar luz verde a una medida fundamental para garantizar la capacidad de resistencia ucrania frente a la agresión rusa.
Se trata de una buena noticia para Ucrania, que podrá contar con esos recursos económicos en una perspectiva estable, y para la misma UE, que vuelve a demostrar, pese a la gran complejidad de su organización, una notable capacidad de emprender acciones trascendentales en momentos decisivos. Es, en cambio, una pésima noticia para Vladímir Putin, que desde el principio de su invasión apostó por una débil reacción de Occidente y se ha topado con un firme apoyo a Kiev.
La medida resulta aún más importante si se tiene en cuenta que en Estados Unidos la administración de Joe Biden se está enfrentando a graves problemas para lograr la aprobación parlamentaria de un nuevo paquete de ayuda. Si a esto se suma la perspectiva de una posible victoria de Donald Trump —nada propenso a ayudar a Zelenski— en las elecciones presidenciales del próximo mes de noviembre, la decisión de los Veintisiete adquiere una dimensión clave para Ucrania. También hay que celebrar la unidad frente a Budapest del resto de los países miembros. Aunque hipótesis extremas como la suspensión del derecho de voto o la interrupción de fondos deben ponderarse con cautela —teniendo en cuenta el bienestar de millones de ciudadanos de Hungría—, es un acierto empezar a plantear con crudeza a Orbán el hartazgo colectivo al que conduce su actitud, que beneficia a Rusia más que a la UE. El líder húngaro puede poner obstáculos con su poder de veto, pero la Unión debe ser consciente de que tiene herramientas para doblegarlo sin recurrir a cesiones constantes.
El paso es fundamental y, entre cosas, representa una inyección de moral para Ucrania, que estos días se ve atribulada por los magros resultados de su esperada contraofensiva y por los rumores acerca de la posible destitución de su máximo jefe militar. No obstante, la UE tiene todavía mucho que hacer. Entre otras cosas, seguir incrementando la capacidad de producción de munición: es esencial para repeler el ataque de Putin hoy, pero también para disuadir similares aventuras mañana. Ucrania se defiende de una agresión ilegal. Ayudarla es justo y, además, a la Unión Europea —y al mundo— le interesa demostrar que la violencia ciega de Rusia recibe una respuesta firme y unitaria. Es una inversión en seguridad para el futuro.