El ‘shock’ de Milei

Los lectores escriben sobre la situación política en Argentina, las votaciones del decreto ‘ómnibus’ y las medidas anticrisis del Gobierno, la continua validación que se busca con las redes sociales y sobre el resentimiento

El presidente de Argentina, Javier Milei, durante su toma de posesión en la Casa Rosada, el 10 de diciembre.AGUSTIN MARCARIAN (REUTERS)

Javier Milei es ya presidente de Argentina. Ese dirigente estridente, al que vimos motosierra en mano, ha conseguido la confianza de los argentinos para dirigirles durante los próximos años. Tras ganar las elecciones, le hemos escuchado varias veces hablar del shock, sin explicarlo apenas. Pero, afortunadamente, sabemos de lo que nos habla. Naomi Klein, en su libro La doctrina del shock explica de manera exhaustiva cómo se han utilizado los desastres naturales, la ...

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Javier Milei es ya presidente de Argentina. Ese dirigente estridente, al que vimos motosierra en mano, ha conseguido la confianza de los argentinos para dirigirles durante los próximos años. Tras ganar las elecciones, le hemos escuchado varias veces hablar del shock, sin explicarlo apenas. Pero, afortunadamente, sabemos de lo que nos habla. Naomi Klein, en su libro La doctrina del shock explica de manera exhaustiva cómo se han utilizado los desastres naturales, la guerra y el terror para aplicar el capitalismo neoliberal en diferentes partes del mundo, como por ejemplo Chile. Lamentablemente, tampoco en Argentina es la primera vez que se utiliza la herramienta del shock para ahondar en políticas neoliberales. Conocer el pasado es una herramienta imprescindible para construir mejores futuros o, al menos, eso es lo que creo yo. Confío en que los argentinos, al primer atisbo de doctrina del shock, sean capaces de reconocer la estrategia que pretende implantar su presidente y en que serán capaces de pararle los pies a tiempo.

Mikel Olaiz Garmendia. Lasarte-Oria (Guipúzcoa)

Tensión y tristeza

Que una votación resulte muy igualada en votos, que se mantenga la tensión hasta el último minuto es normal. Normal si fuera por diferencias de enfoque en la solución de un problema. Es legítimo tener posiciones diferentes ante una situación social. Pero, tristemente no es así. Medio Parlamento no estaba pensando en el bienestar de los ciudadanos; estaba pensando en cómo hacer más daño a Pedro Sánchez. ¿Qué le van a decir a sus votantes aquellos que han votado en contra de recibir fondos europeos, de mejorar los subsidios de desempleo, de subir las pensiones, de impedir los desahucios, de un transporte más barato? ¿Y sus votantes que pensarán?

Julio García-Casarrubios. Ciudad Real

Buscar validación a todo coste

En la era digital actual, ya no experimentamos el mundo directamente con nuestros sentidos; en su lugar, nos sumergimos en dispositivos móviles, buscando placer no en la experiencia del momento, sino en la aprobación digital. La validación externa y la transparencia extrema han transformado nuestra forma de conectarnos con el mundo. Reflexionamos sobre vídeos como la celebración de Año Nuevo en París, pero nuestras reflexiones igualmente expuestas buscan validación en forma de likes. Es hora de repensar cómo realmente experimentamos la vida en la era de la conectividad digital.

Marcela Zuniga Claveria. Santiago (Chile)

La energía corrosiva del resentimiento

Este miércoles 10 de enero, el PP ha cruzado una línea roja, sellando su fusión ideológica con Vox en la propuesta de disolución de partidos, incompatible con la sociedad y la democracia españolas en la que conviven sensibilidades diversas. La negación de la complejidad de un país y del derecho legítimo de un Gobierno a materializar sus políticas sociales, unida al resentimiento por la derrota de sus alegaciones y el resultado positivo de dos decretos, les impulsa de nuevo a desenfundar todas las armas. Cuando no se sabe convencer en la casa de la escucha y la palabra, recurrir a la calle es abrir una puerta a la violencia.

Carmen Mata Barreiro. Madrid


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