Columna

Vertedero

Hay que realizar cada día un esfuerzo titánico para evitar que tu cerebro se convierta en un basurero digital

Aplicaciones de redes sociales en un móvil.Matt Cardy (Getty Images)

Ricos y pobres se diferencian por la cantidad de desperdicios que van dejando cada uno en el camino a lo largo de la vida. En este caso también rige el principio de Arquímedes, según el cual toda persona sumergida en el fluido del consumo experimenta un impulso vertical hacia arriba igual al peso de los desechos que desaloja. El cúmulo de basura que genera la humanidad crece en forma exponencial hasta el punto que llegará el día en que ya no podamos dar un paso sin pisar nuestra propia mierda. Tuve esta sensación apocalíptica mientras contemplaba una magnífica puesta de sol sobre Manhattan. ...

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Ricos y pobres se diferencian por la cantidad de desperdicios que van dejando cada uno en el camino a lo largo de la vida. En este caso también rige el principio de Arquímedes, según el cual toda persona sumergida en el fluido del consumo experimenta un impulso vertical hacia arriba igual al peso de los desechos que desaloja. El cúmulo de basura que genera la humanidad crece en forma exponencial hasta el punto que llegará el día en que ya no podamos dar un paso sin pisar nuestra propia mierda. Tuve esta sensación apocalíptica mientras contemplaba una magnífica puesta de sol sobre Manhattan. Las Torres Gemelas habían desaparecido de la línea del cielo con el atentado que conmovió los cimientos de la Historia. Ahora el terror consistía en la visión del curso continuo de las inmensas gabarras cargadas con los excrementos que excretaba diariamente el poderío y la belleza de esta ciudad. Iban río abajo en busca de un lugar hipotético donde poder liberarlos. Ese lugar es cada día más difícil de encontrar, salvo que la tierra entera se convierta en un basurero. Por un lado, está la basura analógica y por otro la digital. Caminas por la ciudad entre papeleras y contenedores repletos de desperdicios; oyes de madrugada el camión que se lleva las bolsas negras que has dejado en la puerta; consigues alejar de tu vida las inmundicias que generas, pero flotando a tu alrededor en el aire que respiras permanecen todas las excreciones que emiten las redes sociales y los medios de comunicación donde alcanza el máximo valor informativo todo lo peor y más degradante que expele la humanidad. Esa clase de basura usa como único vertedero tu propio cerebro, donde no existe control de entrada ni capacidad para reciclarla. Nunca como ahora ha sido necesaria la higiene mental. Hay que realizar cada día un esfuerzo titánico para evitar que tu cerebro se convierta en un basurero digital.

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