Derechos

“Si llegan a gobernar los ultras ―para mi amigo Bo2, aunque no ha leído el Libro de estilo de EL PAÍS, los ultras son siempre la ultraderecha― las libertades retrocederán”. Alarmado, le pregunto en que notaremos ese efecto indeseable

El presidente de Vox y candidato a la presidencia del Gobierno por esta formación, Santiago Abascal, durante un acto de precampaña electoral en Ávila, en la céntrica plaza del Mercado Chico.RAÚL SANCHIDRIÁN (EFE)

“Si llegan a gobernar los ultras ―para mi amigo Bo2, aunque no ha leído el Libro de estilo de EL PAÍS, los ultras son siempre la ultraderecha― las libertades retrocederán”. Alarmado, le pregunto en que notaremos ese efecto indeseable. “Perderemos derechos”, asegura con voz lúgubre. Luego, compadecido de mí, aclara: “...

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“Si llegan a gobernar los ultras ―para mi amigo Bo2, aunque no ha leído el Libro de estilo de EL PAÍS, los ultras son siempre la ultraderecha― las libertades retrocederán”. Alarmado, le pregunto en que notaremos ese efecto indeseable. “Perderemos derechos”, asegura con voz lúgubre. Luego, compadecido de mí, aclara: “Abolirán las leyes progresistas del Gobierno Sánchez”. “¿No te referirás a la del sólo sí es sí ?”, pregunto aterrado. “No, bueno, ésa...―Bo2 duda un momento pero luego hace pie de nuevo―. Tendremos que conformarnos con el sexo que nos reconozcan al nacer”. “¡No puedo creerlo! ―gimo, dolorido― ¿Sin preguntar nuestra opinión?”. “Ni la nuestra ―añade malicioso― ni la de los padrinos en el bautizo. Pero hay más...”. “¿Maaas?”. “La sedición volverá a estar castigada con severas pena de cárcel”, deletrea Bo2 con sonrisa sádica. “¡A dónde vamos a parar! Menos mal que no soy catalán.” “Eres algo peor: eres vasco”. Por lo visto, hoy se ha levantado con mal pie. Intento cambiar de tema: “¿Y la malversación tampoco...”. Niega con la cabeza y con recochineo: tampoco. “Ya sólo falta que me digas que los animales tendrán menos derechos que los humanos”. “¿Menos? Sencillamente no tendrán derechos”. “¿Ni siquiera los hipopótamos?”. “Ésos, si me apuras, menos todavía”. Por lo visto me está tomando el pelo. “Y lo peor de todo...”. Se recrea en la suerte, encantado de verme sufrir. “Si se llena el Parlamento de gente de esa calaña, los ultras exigirán que se pueda elegir la lengua vehicular en todos los niveles de la enseñanza”. “Bueno ―digo yo, para quitar hierro al asunto― si dejan elegir...”. “¡Es que no te enteras! ¡Así perderemos nuestro sagrado derecho a prohibir el español en las aulas!”. “¡Tremendo! Viviremos sin libertades, peor que en Rusia”. Bo2 suspira:”Éso díselo a Putin, le aliviará saberlo”.


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