Juana Dolores: estrellada

De pequeña quería desfilar por una alfombra roja y ser comunista. Hoy soy ya una mujer y quiero que esa alfombra roja sea la lucha de clases

Juana Dolores, en un momento de la entrevista en TV3. En vídeo, un fragmento de su intervención.Foto: TV3 | Vídeo: TV3

A lo largo de la semana pasada, aparecí como “tendencia” en Twitter. Según la RAE, “tendencia” tiene tres acepciones femeninas. La 1ª: “Propensión o inclinación en las personas y en las cosas hacia determinados fines”. La 2ª: “Fuerza por la cual un cuerpo se inclina hacia otro o hacia alguna cosa”. La 3ª: “Idea religiosa, económica, política, artística, etc., que se orienta en determinada dirección”. Sí, todavía tengo ideas, fuerzas y fines. Por eso, el lunes 29 de mayo de 2023, después de las elecciones,...

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A lo largo de la semana pasada, aparecí como “tendencia” en Twitter. Según la RAE, “tendencia” tiene tres acepciones femeninas. La 1ª: “Propensión o inclinación en las personas y en las cosas hacia determinados fines”. La 2ª: “Fuerza por la cual un cuerpo se inclina hacia otro o hacia alguna cosa”. La 3ª: “Idea religiosa, económica, política, artística, etc., que se orienta en determinada dirección”. Sí, todavía tengo ideas, fuerzas y fines. Por eso, el lunes 29 de mayo de 2023, después de las elecciones, intervine en TV3 maldiciendo el capitalismo y el fascismo, maldiciendo a los ricos, la televisión supuestamente “pública” y, sobre todo, maldiciendo los protocolos de conducta y educación. Es bastante vergonzoso y desconcertante que las buenas formas y los buenos modales sean algo a tener en cuenta cuando el capitalismo, las oligarquías económicas, los mercados, han hecho de la vida un desastre y nadie dice ni hace nada. Todo el mundo lo sabe, lo siente, lo piensa, pero nadie lo dice. Nadie de aquellos que han tenido muchísimas más oportunidades que yo, muchísimo menos que perder que yo, y que ahora celebran que yo lo haya dicho, lo haya hecho. Jamás dijeron ni hicieron nada. Pero, ¿qué hice exactamente? Política. Eso es política, eso es hacer política.

La lucha de clases, la lucha de los pobres contra los ricos, que es lucha cultural, la única lucha cultural, porque la lucha cultural no es si no es de clase, no sólo empieza y acaba en las instituciones, no sólo empieza en los partidos políticos, la lucha de clases empieza mucho antes y va mucho más allá. Mi yo escindido entre mi yo artista y mi yo militante es algo que me obsesiona desde que se me mediatizó, desde que se me viralizó, desde que fui tendencia. Tres años atrás, una tía random, hija de una criada venida a más —yo, no mi madre—, ganaba un premio de poesía y se volvía tendencia en Cataluña. Resultó ser una actriz que intentaba escribir, dirigir y protagonizar sus propias obras de teatro. Y se proclamaba marxista, socialista, comunista. En mi casa siempre se ha hecho y se ha dicho de todo, en los movimientos sociales y las organizaciones políticas donde he militado y con los que he simpatizado siempre se ha hecho y se ha dicho de todo, con mis amigos siempre hemos hecho y hemos dicho de todo. “Si algún día me hicieran una entrevista, me cagaría en todo”, decía a mis padres, a mis compañeros de militancia, a mis amigos en el bar. Mi pasión y mi excentricidad siempre han sido las mismas.

De pequeña, en mi habitación, ensayaba y ficcionaba entrevistas y discursos. Quería ser actriz y comunista. Quería ser Marisol, Pepa Flores levantándome en medio de una entrevista para ir a buscar el paquete de tabaco, en silencio, sin prisa, encenderme un cigarro y ofrecerle otro al periodista que me acababa de hacer una pregunta de mierda. Quería ser glamurosa y comunista; vestirme, peinarme y maquillarme como una estrella de cine y ser comunista. Quería ser tendencia y ser comunista. Quería desfilar por una alfombra roja y ser comunista. Hoy soy ya una mujer y quiero que esa alfombra roja sea la lucha de clases que no puede conducir a otra cosa que no sea el comunismo. Y lo dije. Y lo hice. Por un rato extendí la alfombra roja a las clases trabajadoras. Y el pueblo desfiló y me defendió. “Así tiene que pensar una nación. Así tiene que sentir una nación. Así tiene que exhibirse una nación izada a principios de este siglo. Última tendencia a la izquierda, combinación imposible como el rosa y el rojo u otras todavía secretas por recelo”, escribí en mi segundo y último libro.

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