La España abandonada

Los lectores escriben sobre la falta de oportunidades en algunos territorios del país, las malas formas de los diputados, la ausencia de referencias al Sáhara Occidental y el retorno a los valores de las familias convencionales

Un vecino de Alcañices (Zamora), pasea por el centro de la población.ULY MARTIN

Antes que vaciada o despoblada, hay una España que fue abandonada. Hablamos de España vacía, despoblada, vaciada; y estos términos son ciertos, pero expresan solo una idea parcial, en realidad, son eufemismos. Se refieren al vacío, a la despoblación, a la huida que se ha ido produciendo en muchos lugares de nuestro país. El uso de aquellos términos evita u oculta las causas que han provocado el abandono:...

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Antes que vaciada o despoblada, hay una España que fue abandonada. Hablamos de España vacía, despoblada, vaciada; y estos términos son ciertos, pero expresan solo una idea parcial, en realidad, son eufemismos. Se refieren al vacío, a la despoblación, a la huida que se ha ido produciendo en muchos lugares de nuestro país. El uso de aquellos términos evita u oculta las causas que han provocado el abandono: la falta de presupuestos y de servicios, la falta de niños y escuelas, la falta de transporte, la falta de oficinas de banco y cajeros, la falta de conexión a internet, los vertidos nocivos próximos a algunas poblaciones, etcétera. Tendremos que concluir, sin remedio, que el abandono es previo a la despoblación; que un lugar empieza a vaciarse cuando sus habitantes detectan y padecen los síntomas del abandono por parte de las administraciones. Hablamos de la España, de la gente, atormentada por el abandono, y nos duele esa España donde se está produciendo el vacío y la despoblación. Hablemos entonces de la España abandonada.

Manuel Huerta Anta. Vigo (Pontevedra)

Escarmentar y escarnecer

Terminado este teatro tan malo en el Parlamento. Me he quedado con las palabras de un diputado: “Tenemos que volver a hablarnos de una manera educada y ocuparnos de los problemas a resolver”. El porcentaje de señorías que demuestran claramente no conocer los verbos “escarmentar” y “escarnecer” es muy alto. Estas personas nunca podrán justificar lo que están haciendo en el Parlamento.

Eric Campfens Fopma. Caspe (Zaragoza)

Mutis por el foro

En el reciente debate sobre la moción de censura, el candidato Ramón Tamames preguntó varias veces al presidente Pedro Sánchez las razones de su giro en la histórica posición de España sobre el Sáhara Occidental y el apoyo al derecho del pueblo saharaui a decidir su futuro. También se lo preguntaron el líder de Vox, Santiago Abascal; la presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas; Ana Oramas, de Coalición Canaria, y Néstor Rego, del BNG. El presidente Sánchez, sin embargo, no contestó a ninguno. Guardó un mutismo absoluto sobre el asunto probablemente más importante de la política exterior española.

Luis Portillo Pasqual del Riquelme. Madrid

El retorno de la familia convencional

Leo mucho en redes sociales, ya que fuera de internet apenas tiene visibilidad, el término rojipardo. Se refiere a sujetos que dicen ser de izquierdas, pero comparten presupuestos políticos con la derecha más tradicional. Se ajustan a un patrón que en una gran mayoría de familias son la generación que les toca vivir peor que los padres en cuanto a salario y calidad de trabajo. En cuanto a la redistribución de la riqueza tienen un pie en la izquierda, pero tienen ideas sobre inmigración y la familia, por ejemplo, que se acercan más a valores reaccionarios y próximos a la derecha. Después de la sexta moción de censura de la democracia y con unas elecciones generales a la vuelta de la esquina, creo notar por comentarios en medios públicos que la existencia de ese grupo denominado rojipardo está aflorando y con un claro objetivo: el retorno a la familia convencional.

María Luisa Alonso Alcalá. Zaragoza

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