15 años sin Isaías Carrasco
Tal día como hoy, ETA asesinaba al edil socialista Isaías Carrasco. Su hijo, Adei, de 19 años, confiesa en ‘El Diario Vasco’ que de pequeño sufrió ‘bullying’: “Me decían: ‘A tu padre lo mataron por Euskadi”
Tenía 43 años. Era un hombre corriente. Tal día como hoy en 2008, sobre el mediodía, Isaías Carrasco quedó con su amigo Ismael González para echar un café en el bar Toki Eder de Mondragón. Toki Eder significa hermoso lugar en euskera. Entre clientes y camareros, Carrasco le contó que tenía pensado hacer unas chapuzas de albañilería por casa en los próximos días. 15 minutos después, a eso de las 13.15, Carrasco se encaminó hacia su portal, a dos minutos a pie del bar, en la...
Tenía 43 años. Era un hombre corriente. Tal día como hoy en 2008, sobre el mediodía, Isaías Carrasco quedó con su amigo Ismael González para echar un café en el bar Toki Eder de Mondragón. Toki Eder significa hermoso lugar en euskera. Entre clientes y camareros, Carrasco le contó que tenía pensado hacer unas chapuzas de albañilería por casa en los próximos días. 15 minutos después, a eso de las 13.15, Carrasco se encaminó hacia su portal, a dos minutos a pie del bar, en la calle Navas de Tolosa del barrio obrero de San Andrés. Le dio un beso a su hijo Adei, de cuatro años, pulsó el segundo C en el telefonillo y le dijo a su mujer:
―Ahí te mando al niño, que me voy al trabajo.
Antes de arrancar el coche, un tipo alto, corpulento, con barba postiza, cazadora de cuero y vaqueros negros, se acercó sigiloso a su vehículo. Era un etarra. A poco más de un metro y medio del limpiaparabrisas, le disparó a bocajarro cinco tiros. Una de las balas impactó en su cabeza, otra en el cuello, dos más en el abdomen y una última en el brazo. Carrasco no llevaba escolta. Tuvo fuerzas para salir del coche ante la mirada aterrada de una de sus hijas, que había visto la escena desde la ventana de casa. Ella y su madre salieron a socorrerle. “Vas a salir de esta”, le dijeron entre abrazos.
“Estaba en mi habitación y he sentido tres tiros”, contó una vecina a la ya desaparecida cadena CNN+. “He mirado por la ventana y he visto a la mujer y la hija encima gritando ‘¡asesinos, asesinos!”. Carrasco falleció a las 14.40 en el hospital. Las crónicas de EL PAÍS de entonces, firmadas por Pablo Ordaz, Isabel C. Martínez y Karim Asri, contaban que a Carrasco le llamaban Pichi, que además de ser un exconcejal socialista, era un gran entrenador de un equipo de chavales del barrio. Que era bromista, organizador de fiestas. Que siempre estaba dispuesto a escuchar problemas. Que hacía muchos favores a sus vecinos como alcalde pedáneo de su barriada, una concentración de bloques humildes que albergaron el aluvión de inmigrantes de Extremadura, Andalucía y Castilla y León en el siglo pasado. Como sus padres, Agustina e Isaías, dos zamoranos de Morales de Toro.
Carrasco no estudió más allá de EGB. Empezó a trabajar en el mundo de ladrillo. Pasó por distintos puestos industriales. El día de su asesinato se dirigía hacia las cabinas de peaje de la autopista AP-1, cerca de Eibar. Fue elegido edil de Mondragón en 2003. Supo qué es vivir con guardaespaldas. Batasuna le señaló en aquel momento al considerar que el acta de concejal que había obtenido pertenecía a la izquierda abertzale.
Este fin de semana y por primera vez, El Diario Vasco ha entrevistado a Marian, la esposa de Carrasco, y a su hijo, el pequeño Adei, que ya es un grandullón de 19 años. La conversación entre ambos se ha compartido muchísimo por Twitter. Adei ha confesado que, de pequeño, en el colegio, le hacían bullying todos los días por ser el hijo de Isaías: “Me decían: ‘A tu padre lo mataron por Euskadi’. Yo me enfadaba, sabía que me dolía, pero no entendía la fuerza de esas palabras”. También ha contado que insultaban a su madre. Los dos lamentan que hoy muchos jóvenes no sepan qué fue ETA ni qué le pasó a su padre o a Miguel Ángel Blanco. Hoy, 7 de marzo, Marian depositará tres flores blancas y una roja en una pequeña ventana frente al portal de su casa. Tres por sus hijos y una por ella. Iguales a las que Isaías Carrasco le regaló un 14 de febrero.