¿Hubiera sido distinto?

Los lectores escriben sobre las protestas en Perú, la última columna de Fernando Savater, la importancia de la música popular, y una lectora comparte la historia de su hermana con tumor cerebral en la sanidad pública valenciana

Entrada de urgencias del Hospital Clínico Universitario de Valencia, en una imagen de archivo.Kai Försterling (Efe)

Hace unos meses le diagnosticaron a mi hermana un tumor cerebral avanzado. La trataron en un hospital público de Valencia. Tras darle el alta y una cita con el oncólogo para finales de diciembre, recibió la pauta del tratamiento y en un informe nos dejaron un teléfono por si necesitábamos algo. Fue inútil porque nadie nos lo cogió. Intentamos entonces contactar con la consulta de neurocirugía y oncología, porque queríamos que nos dieran una orientación y no ir a urgencias...

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Hace unos meses le diagnosticaron a mi hermana un tumor cerebral avanzado. La trataron en un hospital público de Valencia. Tras darle el alta y una cita con el oncólogo para finales de diciembre, recibió la pauta del tratamiento y en un informe nos dejaron un teléfono por si necesitábamos algo. Fue inútil porque nadie nos lo cogió. Intentamos entonces contactar con la consulta de neurocirugía y oncología, porque queríamos que nos dieran una orientación y no ir a urgencias a sabiendas de que están colapsadas. La semana pasada, ante la imposibilidad de contactar con un médico del hospital, y ante el deterioro de mi hermana, fuimos a urgencias donde le pusieron un tratamiento para aliviar el dolor y la mandaron a casa. La oncóloga que la vio a los pocos días la envió a urgencias para hacer un TAC e ingresarla. El resultado fue catastrófico: ingresó para paliativos. El plazo que le queda de vida es muy corto. Y yo me pregunto si hubiera sido distinto si alguien hubiera levantado el teléfono, si en urgencias hubieran hecho el TAC, si yo me hubiera puesto más pesada y hubiera insistido para que nos dieran cita para iniciar radioterapia o para contactar con un médico. Ahora ya no lo sabremos.

Maria José Beltrán Campayo. Valencia

Radiografía de Perú

Un autogolpe de Estado torpemente fallido, una polarización social fruto de décadas de desigualdad, un vandalismo generalizado que denominan “la voz del pueblo” pero que al calcinar vivo a un policía recuerda a la época del terrorismo de los 90, unos congresistas que gritan pero no dialogan, un exceso de fuerza que deja decenas de muertos, la universidad más antigua de toda América siendo usada como trinchera de una guerra civil entre policías y protestantes. He aquí las consecuencias de una longeva tradición de marginalización, discriminación, corrupción y brechas sociales casi insalvables.

Ver a mi patria hundirse en una miseria digna de esperpentizar desde tan lejos es desgarrador.

Mateo Clemente Quiroz. Alcorcón (Madrid)

Savater

Es ya un clásico que cada vez que EL PAÍS publica algo en contra de su línea dominante (Fernando Savater, Juan Luis Cebrián...), se publique al día siguiente una carta de queja. Me gustaría que también se publicaran las de aquellos que estamos de acuerdo y felicitamos a Savater, y a quienes nos gusta que el diario recoja voces discrepantes con su línea editorial.

Javier Alonso Gómez. Madrid

La otra música pop

La música pop no solo es la que forma parte de un engranaje comercial en el que priman los números. Mientras que macro festivales copan los grandes titulares, otra cara más humilde de la música desarrolla una actividad transformadora en la vida de las personas. Las agrupaciones populares de música —en su mayoría como asociaciones— logran con medios precarios formar a un gran número de personas en el noble arte de la música. Esa misma gente es la que luego sale con toda la ilusión del mundo a ocupar los espacios urbanos de pueblos y ciudades, manteniendo viva así, la otra música pop, esa que hacen las personas corrientes para otras.

Miguel Rouco Padín. Vigo

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