¡Una propina y a soñar!
El anuncio de la Comunidad de Madrid con el vídeo y el ‘hashtag’ #yodejopropina lo está petando en Twitter, pero para mal. Por una cosa u otra, los usuarios no han apreciado la solución mágica
“El trabajo dignifica al hombre” es una de esas frases con las que se tropieza constantemente. En su magnífico y sobrio podcast Todo está en los libros, el escritor Alberto Olmos menciona que está atribuida a Karl Marx (!) y aventura su propia interpretación: “La dignidad del trabajo solo existe si el trabajo es horrible”. Y lo desarrolla un poco más: “Es muy fácil hacer con alegría un trabajo bien pagado, creativo y que encima se te da de maravilla. Lo grande es hacer un trabajo que no te mere...
“El trabajo dignifica al hombre” es una de esas frases con las que se tropieza constantemente. En su magnífico y sobrio podcast Todo está en los libros, el escritor Alberto Olmos menciona que está atribuida a Karl Marx (!) y aventura su propia interpretación: “La dignidad del trabajo solo existe si el trabajo es horrible”. Y lo desarrolla un poco más: “Es muy fácil hacer con alegría un trabajo bien pagado, creativo y que encima se te da de maravilla. Lo grande es hacer un trabajo que no te merece la pena. Es ahí donde tú eres ejemplar, donde toda la dignidad se pone de tu parte”.
Siguiendo su tesis, los trabajadores vamos cargados de dignidad, teniendo en cuenta el salario mínimo, el medio, el IPC, el precio de la luz, del gas, de los alimentos, del alquiler, de las hipotecas, de las guarderías… Un montón de horas dedicadas a unos empleos que, si bien no son necesariamente horribles, en demasiadas ocasiones sirven, como mucho, para llegar derrapando a final de mes. De los extras y los caprichos ni se hable.
Pero Isabel Díaz Ayuso, la reina de las frases-tatuaje (¡comunismo o libertad!), ha encontrado la solución. Lo explica muy bien en un vídeo que se diría incluso navideño (¡gracias!). Caen unas monedas, suena una campanita y se ve cómo Elena paga las clases de piano de su hijo, Roberto le hace un regalo a Concha y Sofía toma las clases de inglés que necesita. Todos ellos son camareros. “Son las propinas las que hacen posibles esos pequeños sueños de quienes nos atienden cada día”, dice una voz en off. “Volvamos a dejar propinas”, acaba.
El tuit de la cuenta de la Comunidad de Madrid con el anuncio y el hashtag #yodejopropina lo está petando: 150 retuits, 2.500 tuits citados, 458 me gusta, un millón de reproducciones. Pero para mal. Por una cosa u otra, la gente de la red social, muy de queja fácil, no ha apreciado la solución mágica de la presidenta. Desde los que se cogen la ley con papel de fumar: “Lo de cumplir con el convenio y la legalidad laboral ya para los sindicatos. Nuestra pasta para campañas sobre dejar propinas, claro que sí”. A los que todo les cuesta un mundo: “Mucho asco a vuestro clasismo. He vivido de las propinas toda mi vida laboral, sé lo que es sonreír para conseguir una buena propina y perder una buena propina por dignidad y autoestima. Luché por un salario digno y la abolición de la propina”.
Personas que estudiaron muy bien a Karl Marx, menos lo de que el trabajo dignifica. “La propina no cotiza, no paga impuestos, no se declara...”, se queja un tal @hartodementiras. Y encima aprovecha para tirar una pullita: “De eso de cobrar en B supuestamente saben mucho en el PP”. Solo unos pocos visionarios entienden a la presidenta: “Claro. Propinas. Y a los músicos, los escritores, albañiles, fontaneros, informáticos… ¿nos tienen que dar propinas?”. ¡Exacto, @cesarmejias! Aunque luego confiesa que él prefiere hablar de “salarios dignos”, dice sentir “vergüenza por el anuncio” y asegura que no deja propina. Un mensaje algo confuso.
Con lo claro y fácil que lo ha explicado Ayuso. ¿Usted quiere aprender a tocar el piano, estudiar inglés o comprar un regalo a su pareja? Pues que se lo paguen entre todos, con una propina. Como aquella peseta que pedía Lola Flores a cada español para saldar sus deudas con Hacienda. Porque si depende del sueldo, no se engañen, cada vez va a costar más. No quiero pasarme de osada proponiéndole un nuevo lema a la jefa… Pero va, que no sea dicho… “¡Una propina y a soñar!”.