Un momento decisivo en la historia de Europa

Los líderes socialdemócratas de la UE defienden que el camino hacia un futuro brillante pasa por la cooperación, la búsqueda de un terreno común y la consecución de compromisos más allá de las fronteras

Las banderas de la UE, sus Estados miembros y Ucrania ondeaban el día 5 ante la sede del Parlamento Europeo en Estrasburgo.Europa Press

La pandemia del coronavirus, la incertidumbre económica, la guerra de Rusia contra Ucrania, la crisis energética: Europa se enfrenta en estos momentos a una serie de retos y acontecimientos convulsos de gran calado. Desafíos globales como el cambio climático exigen una acción global y necesitan un liderazgo para afrontarlos. Sin embargo, los regímenes autoritarios no solo pretenden desbaratar el orden multilateral, sino que también buscan socavar la democracia y nuestros valores comunes a nivel mundial. Es evidente lo ...

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La pandemia del coronavirus, la incertidumbre económica, la guerra de Rusia contra Ucrania, la crisis energética: Europa se enfrenta en estos momentos a una serie de retos y acontecimientos convulsos de gran calado. Desafíos globales como el cambio climático exigen una acción global y necesitan un liderazgo para afrontarlos. Sin embargo, los regímenes autoritarios no solo pretenden desbaratar el orden multilateral, sino que también buscan socavar la democracia y nuestros valores comunes a nivel mundial. Es evidente lo que nuestros ciudadanos necesitan y en lo que deben poder confiar: una Europa fuerte.

La Unión Europea se fundó con el objetivo de que fuera imposible volver a librar una guerra en nuestro continente. Para ello, contábamos también con nuestros socios de confianza al otro lado del Atlántico. La amistad y la cooperación debían sustituir a los conflictos armados y a la discordia. La Unión Europea es el proyecto de paz de mayor éxito en la larga y sangrienta historia de Europa. Es nuestra responsabilidad política hacer todo lo posible para que siga siéndolo.

La guerra ilegal de Vladímir Putin contra Ucrania, que viola el derecho internacional, ha sacudido el orden de seguridad europeo hasta sus cimientos. Esta guerra supone un ataque a la paz y la seguridad internacionales, a nuestros valores europeos, a nuestra democracia y a nuestro modo de vida. Putin quiere destruir Ucrania y dividir Europa. Putin está compitiendo por el apoyo de nuestros socios en África, Asia y Sudamérica para su guerra ilegal, lo que no deja de ser una muestra de imperialismo brutal.

Sin embargo, ha cometido un grave error de cálculo. Los ucranios están defendiendo su país heroicamente, también gracias al amplio apoyo de Europa. Seguiremos apoyando a Ucrania mientras lo necesite. Ahora, la Unión Europea es más fuerte y está más unida de lo que ha estado en mucho tiempo. La unidad con la que ha impuesto importantes sanciones a Rusia y la rapidez de las medidas adoptadas no tienen precedentes.

El orden de seguridad en Europa ha cambiado irremediablemente, y por eso Finlandia y Suecia han tomado la decisión correcta al solicitar su ingreso en la OTAN. Estamos convencidos de que nuestra propia fuerza es la garantía para asegurar la paz en Europa. Esto también puede verse como un mandato para reforzar significativamente el pilar europeo de la OTAN en los próximos años, así como para intensificar la investigación y el desarrollo europeos en el sector de la defensa.

Por otra parte, esta guerra plantea un desafío a la estabilidad y cohesión social de toda Europa. El objetivo de Putin es dividir Europa, fortalecer a los grupos populistas y extremistas y acabar con la democracia que tanto desprecia. Sin embargo, no logrará su objetivo.

Durante la pandemia del coronavirus, ya demostramos que Europa es capaz de garantizar la estabilidad social de sus ciudadanos. Gracias al liderazgo de los socialdemócratas europeos, logramos afrontar la crisis con tan buen resultado. La financiación a escala europea de programas de empleo a corto plazo nos permitió proteger a las empresas de la insolvencia y evitar el declive social de los ciudadanos. Al mismo tiempo, el programa de fondos Next Generation EU nos permitió reforzar la recuperación europea de la pandemia mediante inversiones en materia de protección del clima, innovación y digitalización.

Los próximos años supondrán un reto que solo podremos superar juntos, con más solidaridad a nivel europeo. Observamos con preocupación cómo los populistas de derechas y las fuerzas de extrema derecha han llegado al poder, flirteando con la idea de abandonar la senda común europea, o al menos poniendo en peligro su éxito.

Los socialdemócratas adoptamos un enfoque diferente. Creemos que el camino hacia un futuro europeo brillante pasa por la cooperación europea, la búsqueda de un terreno común y la consecución de compromisos más allá de las fronteras. Esto no siempre es fácil.

Una respuesta europea decidida, coordinada y solidaria es esencial para limitar la propagación de la crisis. Debemos ser firmes en nuestro compromiso de apoyar a los ucranianos, al tiempo que identificamos y mitigamos los efectos sociales y económicos de esta cruel guerra dentro de la Unión Europea.

Tenemos que actuar para estabilizar los mercados energéticos. Debemos cambiar las reglas del sector energético para reducir de manera efectiva los precios de la energía. Una herramienta clave para lograrlo es un marco europeo que permita eliminar los beneficios caídos del cielo en el sector. Nadie debe temer por su sustento a causa de la crisis y nadie debe obtener beneficios récord como consecuencia de la situación sin precedentes de los mercados energéticos.

Una Europa soberana debe ser independiente de las importaciones de energía procedentes de dictaduras y autocracias. Queremos hacer todo lo posible para fomentar la rápida expansión de energías renovables en toda Europa, ampliar las redes y las capacidades de almacenamiento e impulsar la innovación promoviendo tecnologías respetuosas con el clima. A largo plazo, esta es la manera de crear empleo de calidad, una economía fuerte y un futuro más limpio en Europa. Nuestra ambición es hacer de Europa el primer continente climáticamente neutro del mundo y que se convierta en un modelo a seguir y en un socio atractivo para los demás, al mismo tiempo que protegemos a los más vulnerables y garantizamos una transición justa para todos. En resumen, nuestro objetivo como socialdemócratas es avanzar, también en el marco de la crisis actual, hacia una Europa más verde, social y feminista.

Europa sigue siendo un eje político y un socio atractivo en un mundo cambiante. Debemos asumir este papel y Europa debe verse a sí misma como un actor geopolítico serio. Esto significa también que una Europa pacífica, libre y progresista debe estar preparada para admitir nuevos Estados miembros. Acogemos con satisfacción la decisión de ofrecer a Ucrania y Moldavia la perspectiva de adhesión a la UE y de brindar a Georgia una perspectiva europea. Apoyamos plenamente la adhesión de nuestros socios de los Balcanes Occidentales a la UE cuando cumplan todos los criterios pertinentes. Acompañaremos políticamente este proceso y lo impulsaremos.

No obstante, una Unión ampliada también tendría que ser capaz de actuar con asertividad. La fuerza de Europa depende de su capacidad de actuar y tomar decisiones, lo que se vería reforzado ampliando las votaciones por mayoría cualificada, por ejemplo, en cuestiones de política exterior y de seguridad común de Europa. Y esto también implica garantizar la existencia de mecanismos sólidos para defender la democracia y el Estado de derecho en Europa, así como para luchar contra la corrupción.

Todos debemos estar dispuestos a hacer concesiones mutuas para alcanzar estos objetivos. El compromiso para avanzar siempre ha sido la mayor fortaleza de Europa. Como socialdemócratas, aportaremos nuestra contribución a esos esfuerzos.

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