España y Alemania, más cerca que nunca

Ambos países han firmado en la cumbre bilateral de esta semana un ambicioso plan de acción con un nivel de detalle sin precedentes

El canciller alemán, Olaf Scholz, y el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, el miércoles en la cumbre bilateral de A Coruña, en una imagen difundida por La Moncloa.

Hace cuatro años, en el Real Instituto Elcano publicábamos un informe que mapeaba y analizaba las relaciones bilaterales entre España y Alemania, y concluíamos que había mucho potencial para una mayor cooperación entre los dos países. Alemania quería una España más proactiva en asuntos europeos e internacionales, y España le pedía a Alemania mayor liderazgo en estos frentes. Una de las frustraciones de los funcionarios de la Embajada alemana en Madrid era convencer a sus com...

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Hace cuatro años, en el Real Instituto Elcano publicábamos un informe que mapeaba y analizaba las relaciones bilaterales entre España y Alemania, y concluíamos que había mucho potencial para una mayor cooperación entre los dos países. Alemania quería una España más proactiva en asuntos europeos e internacionales, y España le pedía a Alemania mayor liderazgo en estos frentes. Una de las frustraciones de los funcionarios de la Embajada alemana en Madrid era convencer a sus compañeros en Berlín de que España podría ser un socio importante para avanzar en la integración europea.

Cuatro años después se ha avanzado mucho en la cooperación, y la cumbre bilateral de esta semana en A Coruña, con la presencia de 15 ministros (ocho españoles y siete alemanes) y con la firma de un plan de acción con un nivel de detalle por ministerios sin precedentes, es un claro reflejo de ello. Quien esté interesado en el futuro de las relaciones bilaterales, y de la Unión Europea, debería leer el plan con detenimiento. Es ambicioso y ojalá gran parte de lo acordado ahí se lleve a cabo (ya se sabe que el papel lo aguanta todo).

Para empezar, se insiste en que hay que cuidar la relación bilateral. Durante muchos años, en la vorágine de las reuniones en Bruselas, las maquinarias de los Estados han puesto muchos de los esfuerzos en las negociaciones y alianzas a nivel europeo, descuidando las relaciones bilaterales. En el plan hay un compromiso firme de reforzar las consultas bilaterales a todos los niveles. También se apuesta por estancias de los funcionarios en el otro país, asunto clave para conocer mejor la cultura administrativa y política del otro y sobre eso mejorar la cooperación.

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Otro aspecto por resaltar es que Alemania y España ya no tienen tapujos en apostar por una unión cada vez más estrecha (ever closer union), una frase que se decía con timidez antes del Brexit para no asustar a los británicos y ahora vuelve a ser un destino compartido. España y Alemania, además, en este contexto de la invasión rusa de Ucrania y la necesidad de una Unión Europea más geopolítica, han superado sus complejos y quieren desarrollar sus propias industrias de defensa, colaborar más estrechamente en este campo y, por lo tanto, ayudar a que Francia se sienta menos sola en el ámbito de lo estratégico y militar. Está por verse si España se unirá al escudo antimisiles propuesto por Scholz. La idea todavía está muy verde.

Donde sí que hay un compromiso claro es en aumentar las interconexiones energéticas entre la Península y el centro de Europa, en tener una visión conjunta más estratégica sobre África y América Latina, en promulgar una política exterior feminista, en acoplar mejor nuestras empresas en las cadenas de valor y en la emergente política industrial europea, en aumentar la colaboración en educación y Formación Profesional e incentivar la investigación científica conjunta. Ya hay un plan conjunto de futuro. Un documento vivo. Ahora hay que ejecutarlo más allá del color del Gobierno en Berlín o Madrid.

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