Cambia el relato y vencerás
La historia alternativa sobre la dictadura corrupta de los Marcos en Filipinas ha circulado impunemente en todos los formatos y plataformas y ha terminado por seducir a millones de ciudadanos
La desinformación acaba de ganar una batalla histórica en Filipinas de la mano de Ferdinand Bongbong Marcos, hijo del dictador Ferdinand Marcos, recién elegido presidente del país. Lo ha conseguido sin participar en debates electorales ni en entrevistas con medios independientes, solo con redes sociales y un presupuesto ilimitado para una campaña construida sobre ...
La desinformación acaba de ganar una batalla histórica en Filipinas de la mano de Ferdinand Bongbong Marcos, hijo del dictador Ferdinand Marcos, recién elegido presidente del país. Lo ha conseguido sin participar en debates electorales ni en entrevistas con medios independientes, solo con redes sociales y un presupuesto ilimitado para una campaña construida sobre las cenizas del pasado familiar, que ha quedado oculto y distorsionado en virtud de una de las operaciones de desinformación más largas y provechosas jamás ejecutada.
La campaña electoral del cachorro de los Marcos comenzó en realidad hace décadas, cuando la familia impulsó un proceso de revisión histórica para borrar la inmensa y oscura huella que la dictadura conyugal de Ferdinand e Imelda Marcos dejó en Filipinas entre 1972 y 1986: cerca de 70.000 encarcelados, 35.000 casos de tortura, 3.200 asesinatos y un expolio al erario público —entre 5.000 millones y 10.000 millones de dólares— que fue incluido en el Libro Guinness de los Récords como el mayor robo a un Gobierno de toda la historia. En 1986, los Marcos se exiliaron a Hawái, donde murió el dictador. En 1991, la familia regresó a Filipinas y volvió a participar en la vida política.
Los primeros grandes aliados tecnológicos para el reseteo del pasado de los Marcos fueron YouTube y Facebook. La investigadora Fatima Gaw sitúa en 2011 la difusión de los primeros vídeos revisionistas, donde la dictadura cleptócrata de los Marcos es presentada como un periodo de prosperidad y paz para Filipinas. Como la ropa usada, la desinformación se amontona en las redes si nadie se ocupa de ella. Es lo que ha sucedido en Filipinas durante más de una década. El relato alternativo ha circulado impunemente en todos los formatos y plataformas y ha terminado por seducir a millones de ciudadanos. Ello, en un terreno que se encuentra especialmente bien abonado para la desinformación: los filipinos lideran la clasificación mundial de consumo diario de redes sociales y casi toda su población tiene una cuenta en Facebook.
Rehabilitada la marca familiar, Bongbong Marcos se aplicó después en la construcción digital de su propia imagen como un político honorable, cercano y orgulloso de su pasado. Tiene millones de seguidores en Twitter, Facebook y TikTok. El medio de investigación filipino Rappler, liderado por la premio Nobel de la Paz Maria Ressa, ha documentado ampliamente el abanico de herramientas de la penúltima guerra sucia de los Marcos: canales de YouTube, grupos en Facebook, apoyo de influentes de TikTok a sueldo y sofisticadas granjas de troles o cuentas falsas para operaciones coordinadas durante la campaña electoral. La inversión, millonaria y de largo aliento, ha dado sus frutos.
El tsunami de la desinformación se ha llevado por delante una parte de la historia de Filipinas, otorgado el poder al hijo de un dictador y desbaratado, una vez más, las reglas del juego democrático en una contienda electoral. ¿Qué país será el siguiente? Para la Nobel Maria Ressa, “Filipinas no caerá sola”. En un ecosistema global de información, la victoria de Marcos puede provocar el recrudecimiento de las campañas de desinformación en todo el mundo y el fortalecimiento de los políticos y los partidos que recurren a ella.