‘Rider’: Tráeme una hamburguesa y baja la basura
Los comentarios en las redes a la petición a un repartidor transitan entre la denuncia social, la incredulidad y el humor
En el tráfico inabarcable de Twitter hay continuas congestiones, autopistas atestadas por las tendencias del momento, normalmente asociadas a un nombre conocido, por muy peregrino que sea el motivo, con decenas de miles de seguidores, que conducen en la mayoría de las ocasiones a un callejón sin salida. También hay carreteras secundarias inusualmente concurridas que llevan a destinos insospechados y provechosos. Por ejemplo, al ascensor de un edificio de gente bien o al sillín de la bicicleta de un repartidor, de un rider. Es lo que ha pasado con un tuit lanzado por Fernando, que ...
En el tráfico inabarcable de Twitter hay continuas congestiones, autopistas atestadas por las tendencias del momento, normalmente asociadas a un nombre conocido, por muy peregrino que sea el motivo, con decenas de miles de seguidores, que conducen en la mayoría de las ocasiones a un callejón sin salida. También hay carreteras secundarias inusualmente concurridas que llevan a destinos insospechados y provechosos. Por ejemplo, al ascensor de un edificio de gente bien o al sillín de la bicicleta de un repartidor, de un rider. Es lo que ha pasado con un tuit lanzado por Fernando, que se define en su cuenta de Twitter como un “repartidor” y “sindicalisto orgulloso”. En él reproducía las observaciones de un tique de un pedido de comida para llevar, escrito por un cliente, que decía lo siguiente: “Después de traer la comida bajar la basura que hay en la puerta y no subir por el ascensor que es solo para los vecinos”. Fernando encabezaba hace unos días la imagen con este comentario: “Seguimos juntando gentuza para Bingo! Entre el clasismo tradicional, que nos considera inferiores y el clasismo posmo, que nos considera inferiores también… pues se pueden ir todos un poquito a la mierda”.
El tuit ha provocado una cascada de reacciones: casi 30.000 me gusta, más de 6.000 retuits y un sinfín de comentarios que transitan entre la denuncia social, la incredulidad y el humor (muchas veces irónico, otras con un punto gore o escatológico alusivo a las distintas propuestas de salsas con que acompañar a la hamburguesa solicitada o al destino final de la basura). Fernando, que tiene casi 1.500 seguidores, aclara a un tuitero que le pregunta si le pasó a él. “No, esto es de otro compañero. Pero vamos: ‘Usa el montacargas’, ‘entra por atrás’, ‘bájame la basura’ y similares... muuchas veces”. Otro le pide las señas del cliente de Madrid que hizo el pedido con basura y sin ascensor. Fernando responde que no puede ni debe hacer pública esa información. “Pero vamos, esto es solo un ejemplo. No es habitual, pero tampoco excepcional ese tipo de cosas...”, insiste.
De hecho, otros repartidores cuentan experiencias similares con los clientes y los ascensores privados en los múltiples hilos y réplicas que se abren como si fueran la escalera de Jacob, ese juego de tabletas de madera unidas por una cinta que parecen mágicas y no dejan de desplegarse con un simple movimiento de muñeca. Un cartero reconoce que le han dicho varias veces lo del ascensor y su respuesta es: “Entonces baje a buscarlo o vaya a la oficina”. Una mujer abre el foco del clasismo y la explotación o el morro, directamente: “Yo trabajo en atención domiciliaria, y vivimos situaciones similares con ciertos familiares que se piensan que somos chicas para todo (bajar basura de toda la semana, cortar el pelo, etc). Y también se quejan. El problema está cuando un compañero lo hace por miedo”. Este es un problema de fondo que se debate en otros mensajes de calado social.
También se plantea bajar la basura o hacer otros favores a cambio de una buena propina. Fernando no oculta que sí y también que ayuda si la persona está impedida, pero siempre que haya buenos modos. El buen rollo está bien, pero hay cosas más prácticas. Una tuitera apunta: “Cuando yo pido comida a domicilio les dejo comentarios de ánimo por si los leen: Persiste, si todo fuera fácil, cualquiera lo lograría. :)”. El sindicalisto que originó todo esto agradece el detalle, pero reconoce que preferiría una buena propina. Sin perder nunca el humor responde a otro tuitero, este de Canarias, que pide a los repartidores en las observaciones de sus comandas que “conduzcan con cuidado, que no hay prisa”. “Veo yo en un comentario “conduce despacio, no hay prisa” y tengo un accidente por amor”. También hay algún mensaje relativo a la política madrileña que no se cree el tuit original con un tono zumbón (¿o no?): ”Pero si en Madrid no hay clases sociales”.