Bronca por un cartel feminista
Pablo Iglesias convierte en un conflicto político la retirada de una imagen por desincentivar las denuncias por maltrato
El Institut Balear de la Dona retiró esta semana un cartel de una exposición feminista en la estación intermodal de Palma tras una polémica que empezó o creció en Twitter. Muestra a una mujer golpeada, brazo en cabestrillo, a la que un juez dice: “¿Cómo voy a creer que su marido la maltrata si usted está viva?”.
Varios tuiteros llamaron la atención sobre los posibles daños colaterales del cartel, con e...
El Institut Balear de la Dona retiró esta semana un cartel de una exposición feminista en la estación intermodal de Palma tras una polémica que empezó o creció en Twitter. Muestra a una mujer golpeada, brazo en cabestrillo, a la que un juez dice: “¿Cómo voy a creer que su marido la maltrata si usted está viva?”.
Varios tuiteros llamaron la atención sobre los posibles daños colaterales del cartel, con el logotipo del Ministerio de Igualdad. Para @natalia_ velilla, restaba “esperanza a las mujeres que estén pensando en denunciar a sus maridos dejándolas solas por no poder confiar en el sistema”. @ayo_sm opinó que “ponía en peligro a muchas mujeres que necesitan protección y ayuda”. @marilo_Lozano_O, abogada especializada en derecho de familia, tachó el cartel de “vergonzoso”. @Julia_ Clavero, también abogada especializada, coincidía: “Un insulto a las víctimas y un ataque directo a los jueces”.
El Institut Balear de la Dona anunció al día siguiente de la polémica que había decidido retirar la imagen, parte de la “exposición sobre micromachismos y violencia machista de Diana Raznovich”, y pedía “disculpas a las personas que hayan podido sentirse ofendidas”. La Asociación Profesional de la Magistratura, la Asociación Judicial Francisco de Vitoria, Jueces y Juezas para la Democracia y el Foro Judicial Independiente, es decir, las cuatro principales asociaciones de jueces, progresistas y conservadoras, habían elaborado un comunicado conjunto en el que rechazaban “enérgicamente” la campaña. Coincidían en que desincentivaba las denuncias e incurría en “estereotipos y tópicos falsos, ridículos e injustos” porque, recordaban, tres de cada cuatro jueces de violencia machista son mujeres. “Consideramos”, añadían, “que la inversión efectuada por parte de los organismos públicos para luchar contra la violencia sobre la mujer estaría mucho mejor aprovechada si se dedicase a dotar de medios a los tribunales, así como inversión en educación en igualdad y en recursos asistenciales para las víctimas”.
Pero no todos estaban de acuerdo. Opinó Pablo Iglesias, muy activo en Twitter: “El CGPJ okupa que retrasa la ley trans se reúne a toda prisa por un cartel satírico feminista de Baleares. El CGPJ ataca al Gobierno balear y a Irene Montero. ¿A quién defiende la ministra de Justicia del PSOE? Al CGPJ. Es jueza, sí, pero olvida por qué destituyeron a Calvo”. El tuit recibió muchos mensajes de apoyo y algunas críticas. Para entonces, muy pocos analizaban ya si el cartel desincentivaba o no las denuncias o si era un buen recurso en la lucha contra la violencia machista. Ocurre a menudo en las polémicas de Twitter: derivan en otras cosas porque el debate original se difumina entre las filias y las fobias.
Los anglosajones hablan de mirar la big picture, el panorama general. Cabe pensar que si ese cartel desanimó a denunciar a una sola mujer maltratada ya está bien retirado, pero esas dudas, razonables, cobre la conveniencia de esa imagen, acabaron, de nuevo en enfrentamiento político. Existen personajes públicos, a ambos lados de la trinchera política, que podrían aparecer rasgando Las meninas y tendrían una colección de hinchas diciendo que Velázquez lo tenía bien merecido. También hay quien perdona al futbolista de su equipo que defrauda millones a Hacienda mientras fustiga a otros por hacer exactamente lo mismo. Pero sería aconsejable que algunos temas, como la violencia machista, se abordaran sin camisetas partidistas. De las siete mujeres asesinadas este año por sus parejas o exparejas, seis no habían presentado denuncia previa contra sus maltratadores.