¿Quién vota a la extrema derecha?

Los lectores opinan sobre el voto a Vox en las elecciones de Castilla y León, la necesidad de alcanzar un pacto democrático, el miedo de las jóvenes generaciones al futuro, el derecho a dormir sin ruido y la violencia callejera

El presidente de Vox, Santiago Abascal (derecha) y el candidato la presidencia de la Junta de Castilla y León, Juan García-Gallardo (izquierda), celebran los resultados electorales autonómicos, en Valladolid.PABLO REQUEJO (Efe)

La extrema derecha ha cosechado un buen resultado en las elecciones de Castilla y León. Pero ¿quién vota en 2022 a un partido que luce a gala su franquismo, su homofobia y su xenofobia, por no hablar de su machismo subyacente, entre otras lindezas? No pueden ser solo nostálgicos de la dictadura (no quedan tantos), y dudo también que la gran mayoría de sus votantes acepten a pies juntillas su ideario excluyen...

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La extrema derecha ha cosechado un buen resultado en las elecciones de Castilla y León. Pero ¿quién vota en 2022 a un partido que luce a gala su franquismo, su homofobia y su xenofobia, por no hablar de su machismo subyacente, entre otras lindezas? No pueden ser solo nostálgicos de la dictadura (no quedan tantos), y dudo también que la gran mayoría de sus votantes acepten a pies juntillas su ideario excluyente y fanático. Entonces, ¿por qué apoyan a una formación de corte fascista personas que, con casi total seguridad, podríamos considerar como respetuosos con el otro y sus convicciones? Todos conocemos algún caso cercano que responde a este perfil, el de votante devenido de extrema derecha que, claramente, no es de extrema derecha. Entonces, ¿qué les lleva a votar a un partido que reconoce, de palabra, obra y omisión, que claramente lo es? Desentrañar este misterio quizás constituya el primer paso para neutralizar el avance de esta ideología extremista.

Gonzalo de Miguel Renedo. Logroño

Pacto democrático

Olvidemos los frentes. No a la crispación sistemática. Necesitamos un pacto democrático de las principales fuerzas políticas a corto y medio plazo. La inmensa mayoría de la ciudadanía lo celebraría.

Felipe Nieto. Madrid

Miedo al futuro

Hace poco, cumplí 18 años y llegué con miedo, miedo por los cambios que pensé que supondría. Por la incertidumbre de pensar que ya era mayor de edad y que no sabía nada de todas esas libertades que se nos brindan, o qué quería hacer con mi vida. Pero, tras hablarlo con cercanos descubrí que este es un sentimiento extendido en mi generación, un miedo invisible del que nadie habla, y que carcome a muchos que, frustrados, tratan de buscar solución en la despreocupación momentánea que ofrecen las fiestas. Todo por no pensar en lo que pueda venir a continuación.

Lucas Ribes Zarzo. Valencia

Derecho a dormir sin ruidos

Desde hace años, uno de cada cuatro españoles no duerme bien debido al ruido, y ese es un problema muy grave sobre el que deberían legislar nuestros políticos, porque la contaminación acústica provoca enfermedades y mata. Ruido debido al tráfico, al ocio nocturno con sus botellones, a fiestas, a voces, a ladridos continuos, etcétera. Poder conciliar el sueño debería ser uno de los derechos fundamentales de cualquier ser humano, de hecho, el ruido y la interrupción del sueño se han utilizado como elementos de tortura. A mí, que soy un amante del silencio, me gustaría que tuviésemos una legislación parecida a la de Suiza, pero me conformaría con estar a medio camino entre el pandemonio español y la rigurosidad helvética.

Enrique Angulo Moya. Burgos

Hay que parar esto

Tenemos que parar esto. No es normal el odio y la maldad que habitan en nuestra sociedad y que estos días se ha llevado la vida de varios jóvenes. Es una pena que tengamos que salir a la calle con miedo y pensando que en cualquier momento podría pasarnos a nosotros. ¿De verdad merece la pena demostrar nuestras diferencias arruinando la vida de otras personas?

Natalia Mellado Bustamante. Madrid

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