El fuego que todo lo devora
Los lectores opinan sobre los incendios forestales, las tarifas eléctricas, la atención primaria, los títulos de crédito en televisión y sobre la circulación de bicis y patinetes por las aceras
El violento y desesperado tañido de las campanas toca a fuego. Árboles quemados, piedras negras, suelo calcinado, cielo encapotado de colores difuminados, rojos, amarillos, naranjas. Los pájaros buscan refugio. Las llamas agresivas devoran arbustos, aromas de pinares, flores silvestres, tomillo, romero. En la ladera de la montaña, casas humeantes, corrales abrasados, animales desorientados, perros ladrando, gatos que maúllan, perso...
El violento y desesperado tañido de las campanas toca a fuego. Árboles quemados, piedras negras, suelo calcinado, cielo encapotado de colores difuminados, rojos, amarillos, naranjas. Los pájaros buscan refugio. Las llamas agresivas devoran arbustos, aromas de pinares, flores silvestres, tomillo, romero. En la ladera de la montaña, casas humeantes, corrales abrasados, animales desorientados, perros ladrando, gatos que maúllan, personas que intentan salvar los bienes de sus viviendas. El fuego avanza por la montaña y amenaza la huerta en donde crecen los tomates, las judías y las calabazas en tierra que fue fértil. Tierra que entierra las patatas, cubierta de un manto calcinado. El perro no deja de ladrar, el gato no deja de maullar, la gente llora de impotencia, de rabia, de pena. Las lágrimas humedecen su cara gris ahumada. Silencio, no hay palabras, sólo desesperación.
Pilar Valero Capilla. Zaragoza
El mercado de la luz no es democrático
El monopolio que controla el mercado de la luz impone el precio que quiere y los consumidores no podemos hacer nada por evitarlo a menos que volvamos a las cavernas y a la hoguera. Si el Gobierno, la oposición y la Unión Europea no lo paran, será un incentivo para que otros monopolios lo intenten con otros productos de primera necesidad. Urge democratizar el mercado de la luz dando cabida a otros productores y distribuidores. Los medios técnicos existen, solo falta la voluntad política.
Juan Alonso Sáiz. Madrid
Atención primaria en Andalucía
Esta misiva es para poner de manifiesto la impotencia, la indignación, la rabia contenida que me produce que tras diversos intentos sea imposible algo tan necesario y obvio como obtener una cita para la especialidad de medicina de familia. Hasta hace poco eran dos semanas de espera, pero ya sencillamente “no es posible facilitarle cita en una fecha próxima”. Dicho con tras palabras, que no tenemos atención primaria. Y todos callados, aquí no pasa nada, y los políticos sonrientes y satisfechos.
Francisco Fernández. Granada
Los títulos de crédito en televisión
Produce sonrojo e irritación la impunidad con la que las televisiones, entre ellas TVE, la pública, la que pagamos entre todos, corta las proyecciones de películas y documentales sin dejar que aparezcan los créditos informativos, faltando a su obligación legal y a los derechos más elementales de los espectadores.
Miguel A. Díaz Martínez-Falero. Murcia
Convivencia difícil
Quisiera compartir con los lectores mi malestar por la difícil relación entre los peatones y los usuarios de vehículos como bicicletas, patinetes y similares. En efecto, un gran número de ciudades han hecho más asequible el uso esos vehículos con la creación de carriles específicos para ellos. Ahora bien, no ha sido posible asegurar una relación pacífica entre sus conductores y los ciudadanos que van caminando por las aceras; es demasiado habitual que patinetes y bicicletas las invadan a pesar de que en muchos sitios está prohibido. Ya hace tiempo que se da esta situación y los ayuntamientos no ponen una solución definitiva.
Frederic Chordá Riollo. Barcelona
Los textos de esta sección tienen que enviarse exclusivamente a EL PAÍS y no deben tener más de 100 palabras (700 caracteres sin espacios). Deben constar nombre y apellidos, ciudad, teléfono y DNI o pasaporte de sus autores. EL PAÍS se reserva el derecho de publicarlos, resumirlos o extractarlos. No se dará información sobre estas colaboraciones. La dirección para escribir en esta sección es CartasDirectora@elpais.es