Como sociedad, hemos claudicado
Los lectores escriben de la subida del precio de la luz, los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, las Humanidades en el currículo escolar y la crisis del coronavirus
Mi abuelo Alejandro me contaba que a principios del siglo pasado una subida de un céntimo en el precio del pan provocó una revuelta popular que se extendió por toda España y consiguió que se cancelara esa subida. Se hizo sin Whatsapp, sin redes sociales, sin medios de comunicación de masas. No puedo dar una explicación científica a la inacción de la sociedad actual ante las subidas escandalosas del precio de la luz, pero ...
Mi abuelo Alejandro me contaba que a principios del siglo pasado una subida de un céntimo en el precio del pan provocó una revuelta popular que se extendió por toda España y consiguió que se cancelara esa subida. Se hizo sin Whatsapp, sin redes sociales, sin medios de comunicación de masas. No puedo dar una explicación científica a la inacción de la sociedad actual ante las subidas escandalosas del precio de la luz, pero me da la sensación de que, como sociedad, hemos claudicado y aceptamos esta injusticia y otras como si fueran una maldición bíblica. Si nos organizáramos cuando sufrimos estos ataques por parte de los lobbies energéticos y la acción timorata de nuestro Gobierno, no me cabe duda de que conseguiríamos revertir esta situación. Pero no soy muy optimista al respecto; creo que, como sociedad, llevamos mucho tiempo de vacaciones.
Fernando M. Manzano. Madrid
Juegos sin sonrisas
He sentido una triste emoción al presenciar el desfile de los atletas olímpicos en la ceremonia inaugural de los Juegos de Tokio ante la ausencia de lo que siempre ha sido y ahora no puede ser una cita olímpica. Muchos medios han querido trasladarnos un ambiente intenso y emotivo que comprendido, máxime cuando en crónicas paralelas nos hablaban de frialdad y poca motivación en las sedes olímpicas. Ver la ilusión de los deportistas oculta tras mascarillas hace que me cuestione si se deberían haber evitado unos Juegos así, sin sonrisas.
Ángel Andrés Villuendas. Barcelona
Extrañas contradicciones
Esta semana, la Dirección de un IES de la Comunidad de Madrid me comunicó que para el curso que viene solo salen cuatro alumnos de Matemáticas en 1º de Bachillerato de Ciencias. También, que tenía autorización para abrir un grupo con esos cuatro alumnos, pero que el cupo planificado impedía que esos mismos alumnos cursen la asignatura de Física y Química, de la que soy profesor. Si usted ha llegado hasta aquí, es posible que no entienda nada de esta situación. Pero si le digo que, en lugar de Matemáticas, ponga Latín y, en lugar de Física y Química, ponga Griego, profesor de Griego o Bachillerato de Humanidades, tal vez comprenda mejor la insalvable contradicción que plantea: que el Estado malgaste parte de sus sufridos fondos en emplear a un profesor de una disciplina para dar otras diferentes a la suya. Cuidemos las Humanidades y consigan que el personal que ha acreditado su formación en estas materias que ejerza su función docente para la que fue contratado.
Luis Miguel Orbaneja García. Madrid
Se deshumanizan los datos
Con esta nueva ola de contagios, los ciudadanos que seguimos con nuestra mecánica rutina volvemos a caer en el mismo error de siempre: deshumanizar los datos de la pandemia. Leemos que han fallecido 28 personas y suspiramos como si fuesen pocos, como si detrás de ese número no hubiese familias o amigos. Si cogiésemos a 28 personas, las juntásemos una al lado de la otra, escuchando un poco sobre ellas, quiénes son y, de repente, cayeran al suelo, seguramente nos haría ver las cosas con otros ojos. No olvidemos pensar quién hay detrás de una cifra.
Elian Vayá Sempere. Madrid
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