Balcones y convivencia vecinal

Los lectores escriben del respeto entre vecinos, de los tribunales, la ultraderecha y la lucha de la generación del ‘baby boom’

Una mujer toma el sol en su balcón durante el confinamiento de 2020.Albert Garcia (EL PAÍS)

La pandemia nos ha mostrado la importancia del balcón —el que lo tenga— para disfrutar de la calle sin pisarla y poder respirar el aire fresco arrullados por el cantar de los pájaros, donde los haya. Bucólico, ¿no? Pero no siempre es posible. En más ocasiones de las recomendables el entorno vecinal se vuelve insufrible. Me explico. Resulta difícil concentrarse en una lectura, la que sea, si el vecino de al lado pone la música a todo volumen o si los del tercero hablan a gritos de sus cuitas familiares. Por no hablar del carpin...

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La pandemia nos ha mostrado la importancia del balcón —el que lo tenga— para disfrutar de la calle sin pisarla y poder respirar el aire fresco arrullados por el cantar de los pájaros, donde los haya. Bucólico, ¿no? Pero no siempre es posible. En más ocasiones de las recomendables el entorno vecinal se vuelve insufrible. Me explico. Resulta difícil concentrarse en una lectura, la que sea, si el vecino de al lado pone la música a todo volumen o si los del tercero hablan a gritos de sus cuitas familiares. Por no hablar del carpintero del cuarto o de esos pitidos intermitentes crónicos de origen incierto y que amenazan con taladrar el cerebro del más templado. Salir al balcón para relajarse podría no ser una misión imposible con un mayor respeto a las normas de convivencia.

Gonzalo de Miguel Renedo. Logroño

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Justicia lenguaraz

Algunos jueces y fiscales se han vuelto lenguaraces. Incluyen en sus textos razonamientos consistentes que bastan para sustentar sus conclusiones, pero los acompañan de otras afirmaciones que sobran por improcedentes. ¿Es necesario para oponerse a un indulto hablar con ironía de “la sufrida madre maltratada”? Traer a colación el gato de Schrödinger, ¿añade algo al argumento o se hace solo para lucimiento del autor? El cartel electoral de Vox será o no delito. Pero para determinarlo, ¿hay que entrar en si los menores extranjeros no acompañados suponen un problema real? No parece. Ahora que tanto se habla de concordia, harían bien jueces y fiscales en practicar la contención verbal. Un poco menos de verbosidad nos vendría bien a todos.

Javier Calvo García. Madrid

Una electora deposita su voto durante la segunda vuelta de las elecciones regionales francesas. Rafael Cañas (EFE)

Desafección y ultraderecha

El catedrático francés Sami Naïr alerta de dos graves peligros que acechan a la política de nuestro tiempo. Por un lado, que la abstención alcance niveles del 70%, lo que conduce a que la representación parlamentaria no coincida con la realidad social de un país. Y, por otro lado, observa con preocupación que la derecha tradicional se deslice hacia la ultraderecha. Dos problemas que pueden llevarnos a la falta de legitimidad de los gobiernos. Por ese camino vamos a gobiernos que no conecten con el interés general. Macron y Merkel están muy preocupados, ¿y en España, por dónde vamos?

Julio García-Casarrubios Sainz. Valdepeñas (Ciudad Real)

La vida es lucha

Todas las generaciones tienen sus quejas sobre los caminos que se han encontrado cerrados. Yo pertenezco a la mal llamada generación del baby boom. Cuando era joven me quejaba de que los mayores nos cerraban el paso. Y, aunque tengo una vida que me gusta, estoy de acuerdo con mis coetáneos en que esto no fue lo prometido. Tengo 56 años me gano la vida con dignidad, pero nada más. La vida es lucha y eso es parte de lo que le da sentido.

Alfonso Bolaños Alves. Sevilla

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