El motivo último de la lectura
Los lectores opinan sobre la importancia de la lectura, el segundo año de pandemia, la campaña de vacunación y sobre el extremismo en las redes sociales
Me reconozco curioso por naturaleza, y es de curiosos —otros dirán de cotillas— escuchar conversaciones de desconocidos. El otro día, mientras tomaba un café en una terraza, unos adolescentes conversaban sobre la importancia de la lectura, saliendo esta muy mal parada. El motivo último de la lectura es llenar de significado a los significantes, dotar de belleza aquello que en apariencia es anodino, ser a la imaginación lo que el Sol es a la Tierra. La lectura es arma y es consuelo, es compañía y...
Me reconozco curioso por naturaleza, y es de curiosos —otros dirán de cotillas— escuchar conversaciones de desconocidos. El otro día, mientras tomaba un café en una terraza, unos adolescentes conversaban sobre la importancia de la lectura, saliendo esta muy mal parada. El motivo último de la lectura es llenar de significado a los significantes, dotar de belleza aquello que en apariencia es anodino, ser a la imaginación lo que el Sol es a la Tierra. La lectura es arma y es consuelo, es compañía y es redención. Es el catalizador que articula el mundo, conectando realidades de apariencias diferentes, un motor perpetuo de inquietudes, que responde con mil preguntas a cada explicación. Es vacuna de la ignorancia y el extremismo, refugio de los verdaderos libres, de la niñez, la vejez y la erudición.
Y aunque esta carta no creo que llegue a sus destinatarios, yo elijo creer en las botellas que viajan por el mar.
Ramón Álvarez Palou de Comasema. Oroso (A Coruña)
Segundo año de pandemia
Estamos en el segundo año de pandemia y el pánico se está apoderando de un sector numeroso del país: los enfermos mentales. Desde el primer estado de alarma, los síntomas de sus dolencias se han agravado. Las restricciones impuestas a la movilidad social minan la salud de todos, pero muy especialmente la de aquellos que necesitan, para la mejora de su calidad de vida, la sociabilidad. El futuro de su bienestar depende de su vida social. Estos enfermos mentales sufren lo que la OMS denomina “fatiga pandémica”. El Gobierno tiene el deber moral de contratar a más psicólogos y psiquiatras, así como de implementar servicios de psicología en los centros de atención primaria. Porque el virus mata indiscriminadamente, pero también erosiona el deseo de vivir a quienes estaban recobrándolo.
Manuel Castellanos Plaza. El Palmar (Murcia)
Los que estamos en el limbo de los justos
Según la Iglesia, el limbo no existe. Será en los cielos, en la tierra ¡claro que existe! Los que tenemos entre 65 y 70 años estamos en el limbo de las vacunas. Están vacunando a nuestros padres y a muchos de nuestros hijos. Nuestro colectivo se encuentra en la incertidumbre, lo mismo con la vacuna que nos pondrán. Hasta ahora estaba claro que no era la AstraZeneca, ahora, al parecer, somos sus destinatarios. Llevamos mucho tiempo en la zozobra, por ello nos gustaría saber cuándo nos vacunarán y si estaremos bien vacunados.
José A. Martínez. Madrid
Extremismo en las redes sociales
El pensamiento y el comportamiento polarizados, extremistas, se encuentran en su apogeo. La raíz está primordialmente en las redes sociales, que procuran una burbuja de seguridad y privacidad. Es muy fácil tirar la piedra y esconder la mano. Tengo la sensación de que los puntos intermedios han dejado de existir, dando validez a los extremos opuestos. Estamos en la dictadura del todo o nada. Amas u odias, admiras o desprecias... Hay una presión constante para posicionarnos y encorsetarnos en un bando o en una ideología, sin cavidad para puntos medios. Hace falta flexibilidad, tolerancia y respeto para un mundo mejor.
Pablo Luque Benítez de Lugo. Madrid