Editorial

Sin precedentes

El Gobierno debe resolver el enorme reto de reducir la desigualdad y modernizar la sostenibilidad medioambiental y la digitalización

La ministra de Hacienda, María Jesús Montero aplaudida por la vicepresidenta de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, tras la aprobación del Presupuesto en el Senado.Efe

Queda atrás un año sin muchos precedentes en diversos ámbitos, desde luego en el económico. Desde la II Guerra Mundial nunca se registró una pérdida del valor de la producción como la sufrida desde marzo en todo el mundo. Nunca en tiempo de paz se puso a prueba la capacidad de los Gobiernos de compensar el desplome generalizado de la actividad privada al tiempo que se desplegaba una gestión sanitaria también excepcional. Nunca las agencias multilaterales como el FMI, el Banco Mundial o la OCDE dejaron a un lado prejuicios sobre el papel de las instituciones en la actividad económica y alentaro...

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Queda atrás un año sin muchos precedentes en diversos ámbitos, desde luego en el económico. Desde la II Guerra Mundial nunca se registró una pérdida del valor de la producción como la sufrida desde marzo en todo el mundo. Nunca en tiempo de paz se puso a prueba la capacidad de los Gobiernos de compensar el desplome generalizado de la actividad privada al tiempo que se desplegaba una gestión sanitaria también excepcional. Nunca las agencias multilaterales como el FMI, el Banco Mundial o la OCDE dejaron a un lado prejuicios sobre el papel de las instituciones en la actividad económica y alentaron el endeudamiento público como en estos meses. Nunca las instituciones europeas estuvieron tan a la altura de las circunstancias, no solo relajando esas restricciones de déficit y deuda, sino también asumiendo un papel central en la dinamización de las economías y sentando las bases de un fortalecimiento de la dinámica de integración.

A diferencia de la actitud adoptada en crisis anteriores, el BCE y la Comisión Europea han actuado de forma diligente y con decisiones correctas. La continuidad de esas políticas constituye hoy por hoy una de las condiciones necesarias para que economías como la española asienten con suficiente verosimilitud las probabilidades de recuperación. El inicio de la producción y administración de vacunas en numerosos países favorece esas expectativas con que se contempla la vuelta al crecimiento en el conjunto de 2021. También en España.

Nunca un Gobierno tuvo que gestionar en tan poco tiempo problemas del alcance de los abordados a partir de marzo. La gestión sanitaria y la económica se han llevado a cabo con recursos públicos inferiores a los de la mayoría de las economías avanzadas. También con un grado de confrontación igualmente sin precedentes. En este tiempo, las autoridades han puesto fin a la serie de prórrogas presupuestarias y se han presentado ante la UE no solo con iniciativas similares al fondo Next Generation EU, sino, finalmente, con unos nuevos Presupuestos Generales del Estado con apoyo parlamentario suficiente.

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El mayor crecimiento que la mayoría de las previsiones asignan a la economía española en este año es en gran medida el resultado de la mayor contracción sufrida en 2020. Pero también lo es del mayor beneficio que potencialmente puede obtener de esas mejores condiciones del entorno internacional, desde el cambio en la presidencia de EE UU hasta, muy especialmente, las inversiones con fondos europeos. No echar a perder esas oportunidades debería ser la principal prioridad de los políticos españoles, no solo del Gobierno. Los fondos europeos pueden favorecer la recuperación, pero también hacerlo con la concreción de las reformas enunciadas por el propio Gobierno para afianzar la necesaria modernización en torno a la sostenibilidad medioambiental y a la digitalización. La otra prioridad debería ser reducir los costes humanos que está ocasionando esta crisis. Vuelven a ser los que tienen menos recursos —educación, ahorros o estabilidad del empleo— los que más están sufriendo. El aumento de la desigualdad, incluso de la pobreza, es un rasgo que define adversamente a nuestro país y engendra tensiones sociales nada favorables. Sería imperdonable que también fueran definitorios nuestros errores. El desaprovechamiento de las oportunidades que ahora se nos ofrecen tampoco tendría precedentes.

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