Columna

Moralistas

József Szájer no es el primer cargo público que pierde su puesto en esta pandemia por no respetar las reglas, pero en su caso hay un agravante de hipocresía

Jozsef Szajer en Budapest, Hungría, en abril de 2019.BERNADETT SZABO (Reuters)

Algunas viñetas de la prensa húngara esta semana son para enmarcar. Szabolcs Panyi, reportero de investigación en Budapest, me dice que se queda con la de Papá Noel intentando entrar con los regalos por una chimenea mientras József Szájer trata de huir. El europarlamentario del partido ultraconservador Fidesz, amigo personal del primer ministro, Viktor Orbán, ha dimitido poco antes de que se hiciera pública su participación en una orgía gay en Bruselas. Quiso escapar, pero la policía lo atrapó. El caso ha sido un caramelo para la oposición: el estandarte de la familia tradicional magiar, miemb...

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Algunas viñetas de la prensa húngara esta semana son para enmarcar. Szabolcs Panyi, reportero de investigación en Budapest, me dice que se queda con la de Papá Noel intentando entrar con los regalos por una chimenea mientras József Szájer trata de huir. El europarlamentario del partido ultraconservador Fidesz, amigo personal del primer ministro, Viktor Orbán, ha dimitido poco antes de que se hiciera pública su participación en una orgía gay en Bruselas. Quiso escapar, pero la policía lo atrapó. El caso ha sido un caramelo para la oposición: el estandarte de la familia tradicional magiar, miembro de un partido homófobo, saltándose las reglas del confinamiento en compañía de una veintena de hombres desnudos. Internet encendido. Mientras, Orbán, de visita en Varsovia, colgaba una foto de sí mismo en Facebook rezando en la iglesia de los Carmelitas. Más parodias en redes sociales. Entrevistas al veinteañero que organiza habitualmente las fiestas, que asegura que asisten políticos de todas las nacionalidades, incluidos también los polacos del ultraconservador Ley y Justicia.

No es el primer cargo público que pierde su puesto en esta pandemia por no respetar las reglas, pero en su caso hay un agravante de hipocresía. “A la mayoría nos da exactamente igual lo que haga en su vida privada, pero su fachada ya no se sostiene”, matiza Panyi. El político quería estar en misa y repicando: en 2011 participó en la redacción de la nueva Constitución húngara, que define el matrimonio como la unión de un hombre y una mujer exclusivamente. Es uno de los grandes arquitectos ideológicos de Fidesz, predica una moral estricta. Los medios afines al Gobierno lamentan su “error” y subrayan que se le ha tendido una trampa en un momento de máxima fricción entre Orbán y Bruselas. La UE está buscando la manera de aprobar su presupuesto a pesar del veto de Hungría y Polonia, que se niegan a vincular la recepción del fondo de recuperación al respeto del Estado de derecho. Para el politólogo Gábor Török, este es un golpe duro para Hungría por la pérdida de un profesional valioso. La delegación de Fidesz en el Parlamento Europeo ha dicho en un comunicado que Szájer ha tomado la única decisión correcta.

La pregunta ahora es si esto pasará factura en los votantes de Fidesz, muy fieles en el campo. Para las elecciones generales aún falta año y medio. En las últimas municipales, Fidesz perdió Budapest y otras seis ciudades importantes. Justo antes había salido a la luz un vídeo de uno de sus candidatos, padre de supuesta familia modélica, en un yate con prostitutas y drogas. Mientras digiere el nuevo contratiempo, el partido de Orbán está rematando una enmienda constitucional para apuntalar los llamados “valores cristianos” y recortar más derechos a los homosexuales en Hungría.

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