Cartas al director

El largo camino hacia la igualdad

Hace unos meses mi pareja y yo recibimos una noticia que hacía tiempo que queríamos recibir. Estamos embarazados. Tras la alegría, y la consiguiente preocupación por que todo vaya bien, nos hemos empezado a plantear las diferentes disyuntivas que imagino que muchos futuros padres tienen. Una de las que más hemos hablado ha sido el nombre y, sobre todo, los apellidos. ¿Qué apellido ponemos primero? ¿El mío o el de ella? Por lógica, iría el mío primero, ¿pero por qué? Ella tiene el mismo derecho que yo y hará más sacrificios personales y laborales. ¿Qué menos que dudar? Para intentar aclararnos ...

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Hace unos meses mi pareja y yo recibimos una noticia que hacía tiempo que queríamos recibir. Estamos embarazados. Tras la alegría, y la consiguiente preocupación por que todo vaya bien, nos hemos empezado a plantear las diferentes disyuntivas que imagino que muchos futuros padres tienen. Una de las que más hemos hablado ha sido el nombre y, sobre todo, los apellidos. ¿Qué apellido ponemos primero? ¿El mío o el de ella? Por lógica, iría el mío primero, ¿pero por qué? Ella tiene el mismo derecho que yo y hará más sacrificios personales y laborales. ¿Qué menos que dudar? Para intentar aclararnos lo hemos hablado con amigos y familiares. La mayoría de respuestas han sido del tipo: ¿el apellido de ella? ¿Qué decís? Sois unos modernos. Todavía no tenemos claro el orden de los apellidos, pero sí que tenemos claro que nos queda mucho camino por recorrer como sociedad.

Andrés Suárez Rodríguez. Granollers (Barcelona)

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