Columna

Empieza el baile

En las elecciones catalanas, los partidos de ámbito estatal se juegan mucho más que el Govern, y los movimientos tácticos regresan con toda nitidez

El Parlament de Catalunya, vacío.Carles Ribas

La gestión de la emergencia se ha llevado muchas energías, ha justificado errores, ha desmesurado la crítica a otros, concentrados como estamos en este dramático monotema. Y la política ha vivido instalada en esa excepción. Tuvimos elecciones en verano en Galicia y Euskadi cuando apenas salíamos de la desescalada, elecciones sin grandes sorpresas a priori, sin más emoción que confirmar el acierto de las encuestas. El foco seguía en la pandemia.

Pero ahora vuelve Cataluña al centro de la escena. Sean cuando sean finalmente las elecciones, los partidos de ámbito estatal se juegan m...

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La gestión de la emergencia se ha llevado muchas energías, ha justificado errores, ha desmesurado la crítica a otros, concentrados como estamos en este dramático monotema. Y la política ha vivido instalada en esa excepción. Tuvimos elecciones en verano en Galicia y Euskadi cuando apenas salíamos de la desescalada, elecciones sin grandes sorpresas a priori, sin más emoción que confirmar el acierto de las encuestas. El foco seguía en la pandemia.

Pero ahora vuelve Cataluña al centro de la escena. Sean cuando sean finalmente las elecciones, los partidos de ámbito estatal se juegan mucho más que el Govern, y los movimientos tácticos regresan con toda nitidez.

El partido pequeño del Gobierno de coalición de España busca desesperadamente diferenciarse del grande. Una estrategia que inició a la vuelta del verano y que se ha intensificado en las últimas semanas. Unidas Podemos, que pese a estar en el Gobierno sigue comunicando más activismo que gestión, agita todas las banderas que lo identifican: del Sáhara a los desahucios, de la monarquía a las fusiones bancarias. Y huye de un pacto con Ciudadanos con el que presentarse ante su electorado catalán en el que disputa territorio a ERC.

El PSOE contiene la respiración y las formas hasta aprobar los PGE, pero no deja escapar ocasión de mostrarse como el crisol donde se funden todas las posturas, un mensaje de centralidad para una Cataluña exhausta de confrontación. De momento, quita importancia públicamente a las diferencias que exhibe su socio y es una incógnita si ambos partidos calibran el riesgo de que la situación se les vaya de las manos. Ayer mismo, protagonizaron un nuevo choque sobre la gestión de los planes de reconstrucción.

La debacle de Ciudadanos en las elecciones generales corrió por cuenta de Albert Rivera, pero pasar de fuerza más votada en Cataluña a no se sabe bien qué posición se imputará íntegramente a Inés Arrimadas, lo que complica el giro a la moderación que lidera en su partido. El hueco que dejarían los naranjas vuelve a darle aires de primarias a la batalla catalana entre PP y Vox, con resultado incierto ahora mismo.

Y no sabemos qué mella habrá hecho en el electorado el aterrizaje brutal en la realidad de la pandemia tras años de discursos identitarios. El Govern ha tenido que gobernar. Hacía mucho tiempo que eso no se sometía a elecciones. @PepaBueno

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