Columna

Ayuso: algunos datos

Lo indiscutible es que Madrid es el territorio europeo más infectado por la segunda ola

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, antes de que comience una sesión plenaria en la Asamblea de Madrid.Marta Fernández - Europa Press (Europa Press)

¿Por qué la gestión de Isabel Díaz Ayuso como presidenta de la Comunidad de Madrid (CAM) sobre la pandemia es polémica? ¿Exageraba o politizaba el asunto el ministro de Sanidad, Salvador Illa, al recordar a su consejero del ramo que el nivel de contagios estaba “descontrolado” en Madrid? Así lo detalla la imprescindible reconstrucción de las negociaciones que publicó este diario el domingo. La referencia. Era una conversación del 24 de septiembre.

Tres días después, el drama empeoraba. La CAM cuadriplicaba los contagios de Cataluña; multiplicaba por 13 los de Londres; por 15 los de Berl...

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¿Por qué la gestión de Isabel Díaz Ayuso como presidenta de la Comunidad de Madrid (CAM) sobre la pandemia es polémica? ¿Exageraba o politizaba el asunto el ministro de Sanidad, Salvador Illa, al recordar a su consejero del ramo que el nivel de contagios estaba “descontrolado” en Madrid? Así lo detalla la imprescindible reconstrucción de las negociaciones que publicó este diario el domingo. La referencia. Era una conversación del 24 de septiembre.

Tres días después, el drama empeoraba. La CAM cuadriplicaba los contagios de Cataluña; multiplicaba por 13 los de Londres; por 15 los de Berlín; por 29 los de Lombardía. Ayuso y su partido han insistido en que las cifras españolas (o sea, de Pedro Sánchez) de contagios y fallecimientos son las peores del mundo. Varían, pero los anglosajones (y Brasil, y otros) las suelen superar. Lo indiscutible es que Madrid es el territorio europeo más infectado por la segunda ola. Ha superado una afectación del 40% del total español. Sin esa gloriosa contribución, España no ostentaría puestos tan lamentables en la clasificación.

Pero eso no parece inquietar en la Puerta del Sol. Lo que desazona a Ayuso es que “Madrid no puede cerrar” porque “nos estamos arruinando” (27/9). Su inquietud concreta, más que la evolución económica, es la merma en la recaudación impositiva para las arcas de su Gobierno. Que estima en 44 millones semanales en su recurso a la Audiencia Nacional contra el tímido confinamiento perimetral. Si eso molesta más que las muertes, ¿por qué acaba de anunciar una reducción de impuestos de hasta un punto en su tramo del IRPF?

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Pero al personal le sobresalta tanto o más el desconcierto y la división. La obscena fractura pública en el Ejecutivo de la CAM —con las dimisiones de la directora de Salud Pública en mayo y del consejero de Servicios Sociales el viernes, amén de la ruptura del vicepresidente Ignacio Aguado— compite con la del Govern del inhabilitado Quim Torra. Y solo la supera el Gobierno de Donald Trump, en un período, por ende, más amplio. Eso sí, este aceptó la dimisión de su estratega Steve Bannon, racista y procesado por corrupción. ¿Acopia credibilidad a Ayuso tener como consejero de Interior a Enrique López, el exjuez condenado por saltarse en 2014 un semáforo conduciendo ebrio y sin casco? ¿Y como estratega a Miguel Ángel Rodríguez, el recadero de Josemari Aznar, detenido en 2014 por lo mismo y por embestir a otros coches en ese estado? Tanta excelencia.

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