Columna

Aciertos y desaciertos

Fijémonos en quien lo está haciendo bien y dejemos el chiste bobo para quien no da más de sí

Una terraza en Girona ocupa el espacio de un aparcamiento de motos.Adria Salido (GTRES)

Es una lástima que la ciudad de Madrid haya optado por despreciar su capacidad motora a cambio de apostarlo todo por la politiquería nacional. El resultado ha sido convertirse en el chiste generalizado, que otras provincias presencian desde lejos entre el estupor y la burla. Tengan cuidado sus ciudadanos con dejarse llevar demasiado por la chacota y el bromerío, porque generar ese estado de cosas ya sirvió durante dos décadas al aguirrismo para encubrir la trama de corrupción local más enorme que se ha juzgado en democracia. El despiste puede ser divertido, pero desactiva los esfuerzos en otra...

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Es una lástima que la ciudad de Madrid haya optado por despreciar su capacidad motora a cambio de apostarlo todo por la politiquería nacional. El resultado ha sido convertirse en el chiste generalizado, que otras provincias presencian desde lejos entre el estupor y la burla. Tengan cuidado sus ciudadanos con dejarse llevar demasiado por la chacota y el bromerío, porque generar ese estado de cosas ya sirvió durante dos décadas al aguirrismo para encubrir la trama de corrupción local más enorme que se ha juzgado en democracia. El despiste puede ser divertido, pero desactiva los esfuerzos en otras direcciones más útiles. Y las ciudades van a tener que protagonizar un reto mayúsculo durante el próximo año. Por suerte, otras ciudades muy pobladas y significativas de España se están comportando de manera opuesta, con programas e iniciativas que conviene aplaudir. Resulta evidente que mientras dure la crisis sanitaria, que al parecer va para largo, las mayores atenciones tendrán que situarse en la organización de la salud pública. Pero esta no puede caminar sin la reorientación de los servicios de limpieza e higiene municipal.

Al día de hoy, ya muchas aceras, sobre todo en la capital de España, amanecen con mascarillas y guantes tirados de cualquier manera. No existe un criterio de reciclaje, pero tampoco se han incrementado las medidas de recogida y limpieza. Más bien al contrario. Como todo el mundo sabe, la doctrina sobre el uso de mascarilla es errática y poco seria, pero a ello se ha unido la falta de inteligencia para prever que se convertirían en un detrito peligroso e insultante si nadie pone remedio. En las iniciativas por la recuperación de las ciudades va a tener la mayor importancia también otro sector completamente abandonado, el de la educación. Sin organizar la vuelta al cole de los estudiantes vamos hacia una catástrofe nacional, no solo porque hace la vida de los trabajadores incompatible con la de sus hijos, sino porque parece que su formación no fuera una prioridad, cuando, vista la proporción de la crisis, es lo único que nos va a sacar adelante en el medio plazo.

Las ciudades cobran el protagonismo también ante el desbarajuste del transporte público. Es imprescindible que se refuercen líneas, que se contrate personal y que se vertebre la comunicación. En caso contrario, el coche privado provocará el caos y la regresión ecológica, pues se calcula que hoy por hoy los transportes públicos solo podrán acoger al 30% entre sus usuarios cotidianos de antes de la pandemia. Barcelona ha desarrollado un plan para ganar kilómetros de calzada para los viandantes. Está reorganizando los desplazamientos y el aparcamiento de motos en aceras. Pero además ha llegado a un acuerdo para que las terrazas, que tendrán que expandirse para salvar muchos negocios de hostelería, no lo hagan de nuevo a costa del derecho de los peatones y vecinos, sino en espacios antes concedidos al coche privado. Se oye mucho el descontento por las medidas restrictivas, pero no se habla nada del futuro que en semanas van a tener que afrontar las grandes ciudades españolas. Esta falta de previsión que nos caracteriza y esta estúpida afición por la tontuna anecdótica de algunos de nuestros líderes nos puede volver a salir muy caro. Fijémonos en quien lo está haciendo bien y dejemos el chiste bobo para quien no da más de sí.

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