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Sheinbaum abraza los proyectos de López Obrador y envía un mensaje de continuidad: “Vamos a cuidar su legado”

La abanderada presidencial de Morena inicia su campaña con el ofrecimiento de mantener los programas sociales, terminar obras de infraestructura y dar prioridad a las mujeres

Claudia Sheinbaum en su acto de inicio de campaña de este viernes, en el Zócalo de Ciudad de México.
Claudia Sheinbaum en su acto de inicio de campaña de este viernes, en el Zócalo de Ciudad de México.Nayeli Cruz
Zedryk Raziel

Claudia Sheinbaum ha abrazado la continuidad. La aspirante presidencial ha iniciado este viernes su campaña electoral con un mensaje en el que ha defendido el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, su filosofía de dar prioridad a los pobres, su política de no someterse a poderes extranjeros, los programas sociales que ha instaurado, los proyectos de infraestructura que ha comenzado. En el Zócalo de Ciudad de México, ante miles de simpatizantes, Sheinbaum ha tomado la bandera de relevo y ha ofrecido continuar la senda caminada por el presidente: “Nos tocará, juntos y juntas, guardar el legado de un hombre que está hoy en Palacio Nacional, que ha cambiado para bien la historia de nuestro país. Nos ha enseñado a no caernos frente a ninguna adversidad, a no arrodillarnos frente al poder del dinero, a confiar en el pueblo y su dignidad”, ha dicho Sheinbaum ante la multitud que la aplaudía. “A ese hombre, Andrés Manuel López Obrador, le decimos que vamos a cuidar su legado”. Y ha añadido: “Y sepa que el cierre de su gobierno será espectacular, porque una vez más, con el pueblo de México, estaremos haciendo historia”.

“¡Presidenta, presidenta!”, le gritaban miles en la principal plaza de la capital, el mismo lugar que López Obrador hizo suyo tantas veces como punto de reunión y pedagogía de su causa. Ahí estuvo el dirigente izquierdista en 2005 (entonces era mandatario de Ciudad de México), arropado por sus bases, cuando el Gobierno de Vicente Fox emprendió una maniobra legal para descarrilar sus aspiraciones a la presidencia. Ahí estuvo también en 2006, tras perder los comicios, y donde convocó a la resistencia civil. En 2012, tras perder de nuevo las eleciones presidenciales, volvió allí a reunir a sus bases, en un mitin donde estuvo a punto de anunciar su retiro de la política. No se marchó. En cambio, fundó su partido, Morena, que en 2018, por fin, lo llevó a él y a su movimiento al poder. En este Zócalo rindió protesta y en su primer día como presidente leyó 100 compromisos sexenales.

Hoy Sheinbaum ha hecho suya esta plaza y ha leído, también ella, un centenar de propósitos de Gobierno. Lo hizo en clave de oferta electoral, pues aún quedan tres meses de campaña para los comicios presidenciales y legislativos del 2 de junio. La exmandataria de Ciudad de México, una política con formación en las ciencias duras, da por descontado su triunfo y su conversión en la primera mujer en ocupar la más alta magistratura del país. “Nos va a corresponder ser la primera mujer presidenta de México. Tengo claro que no llego yo, llegamos todas, llegamos con nuestras ancestras y con nuestras hijas. Tengo claro que me va a corresponder luchar también por las mujeres de México”, ha dicho.

Claudia Sheinbaum saluda a los asistentes en el zócalo capitalino.
Claudia Sheinbaum saluda a los asistentes en el zócalo capitalino.Nayeli Cruz

“¡No estás sola!, ¡no estás sola!”, entonaban hombres y mujeres, con sus banderas de Morena, sus cartones con la figura de Sheinbaum, los muñecos de López Obrador. La aspirante hablaba y detrás de ella estaban sentados los dirigentes de Morena, del Partido Verde y el Partido del Trabajo; las corcholatas que el año pasado le habían disputado la candidatura presidencial: Marcelo Ebrard, Adán Augusto López, Ricardo Monreal; la escritora y tótem cultural Elena Poniatowska; las y los candidatos a las gubernaturas que también irán a elección. Jesusa Rodríguez, dramaturga y ahora candidata al Senado, dijo en el micrófono, conmovida, que muchos de los que ocuparon hace años este Zócalo, ella incluida, nunca habían creído que volverían a la plaza no ya como oposición, sino como Gobierno. De pronto el sol dejó de quemar y comenzó a calentar suave, y Rodríguez dijo que eso era una buena señal, como hacían los antiguos.

En el ambiente se podía interpretar cierto misticismo, cierta cosa de ritual de iniciación. A fin de cuentas, el de este viernes ha sido el verdadero acto de transmisión de poder, la sucesión de López Obrador, presente de manera incorpórea, a través de los símbolos de su movimiento. El año pasado, el mandatario le entregó a la candidata el “bastón de mando” del movimiento izquierdista, un relevo impostado, pues López Obrador siguió proyectando su larga sombra de liderazgo. Este día, sin embargo, el relevo político tomó forma, se llenó de contenido. El Zócalo que una vez fue de López Obrador hoy fue de Sheinbaum. El sueño que una vez fue suyo ahora es de ella. Las organizaciones que un día lo apoyaron —la Catem, la Uprez, el SNTE, el Sindicato Minero— ahora se rinden ante ella. Los militantes que un día marcharon en la causa de López Obrador ahora le dan su confianza ciega a Sheinbaum.

“Yo tengo mucha confianza y mucha fe en Claudia, para que siga este proyecto adelante, con sus cambios. Ella está muy preparada, nos lo ha demostrado, tiene sus propias convicciones e ideas”, dice Carolina Subire, una mujer de 70 años de Coacalco (Estado de México). Bulmaro Vargas, líder minero en Guerrero, sostiene: “Ella va a continuar el proyecto de López Obrador, esa es la esperanza de todo México. Ahora los hombres y los mujeres ya somos iguales, y ella tiene la capacidad para estar al frente del país”. Fausto González, de 73 años, ha traído al mitin un dibujo del presidente y de la candidata. “Es magnífico el relevo, la señora Claudia es una persona muy preparada”, dice. “Tengo mucha fe en ella, es muy capaz, y creo que ella va a tomar sus propias decisiones sin consultar a nadie y eso está bien. Va a ser una buena dirigente”, añade.

El zócalo capitalino durante el mítin de Claudia Sheinbaum.
El zócalo capitalino durante el mítin de Claudia Sheinbaum.Mónica González Islas

Los cánticos clásicos del obradorismo también se metamorfosean. El icónico “¡Es un honor estar con Obrador!” se ha transformado en “¡Es un honor estar con Claudia hoy!”. Cuando Sheinbaum entró en el Zócalo a través de un pasadizo con vallas metálicas, saludando a la gente, sonó la típica canción de Morena, una cumbia que popularizó López Obrador en sus propios actos de campaña. Clara Brugada, la candidata morenista al Gobierno de Ciudad de México, recordó durante la presentación del evento: “Aquí nació la esperanza, aquí nació la pensión de adultos mayores, de la mente y el corazón de López Obrador”. “Somos orgullosas y orgullosos herederos de las luchas de nuestro pueblo”, añadió.

Y hablando de herencias, el dirigente izquierdista no solo ha transferido a Sheinbaum los símbolos de su movimiento. También los problemas. Las familias de los normalistas desaparecidos de Ayotzinapa instalaron un plantón de protesta en el mismo Zócalo y colgaron en la fachada de Palacio Nacional —la residencia oficial de López Obrador— una enorme manta que leía: “Exigimos diálogo con el presidente. Ayotzinapa +43″. El plantón era una negación directa del ánimo festivo de Morena y el Gobierno. Adrián Ciriaco, portavoz de los familiares, ha explicado que ninguna autoridad federal estuvo dispuesta a negociar con ellos para retirar la manifestación. Una fecha para una reunión personal con López Obrador habría bastado, afirma Ciriaco. A casi una década del crimen contra los estudiantes, los familiares han denunciado al Ejército por negarse a entregar documentación crucial para averiguar la verdad de los hechos. “Si Sheinbaum tuviera voluntad, bajaría del escenario y vendría a buscar a los padres y madres. No lo ha hecho”, reclama el portavoz.

La candidata ha incluido en sus 100 propósitos de Gobierno continuar los proyectos de López Obrador y terminar las obras que él no tuvo tiempo de finalizar. Fueron más las referencias al sexenio del mandatario que el esbozo de nuevas propuestas, aunque sí las hubo: crear un nuevo programa social para mujeres mayores de 60 años; reformar la Constitución para derogar la posibilidad de que los alcaldes y los diputados se reelijan en el cargo; que en las escuelas se harán exámenes de salud mental; que los mexicanos estarán afiliados al seguro social al nacer. No hubo distanciamiento alguno de López Obrador. Nadie en el público esperaba oírlo, tampoco. “Soy parte de un movimiento social que viene de lejos. Tengo claro que soy parte de ustedes, que no llegué aquí sola”, ha dicho la aspirante presidencial, la heredera de un movimiento que en unos meses quedará huérfano de un padre al que nadie quiere dejar ir. “¡Que viva Andrés Manuel López Obrador!”, ha cantado Sheinbaum y la multitud le ha respondido en un grito coral que sí, que viva más.

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Zedryk Raziel
Reportero de EL PAÍS México, especialista en la cobertura de asuntos políticos y de corrupción. Licenciado por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Ha sido colaborador en el diario Reforma y el portal Animal Político. Es coautor de ‘El caso Viuda Negra’ (Grijalbo, 2022).
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