El deporte que está rompiendo barreras de género en México
Integrantes de la Federación Mexicana de Rugby comparten sus historias y reflexiones de cómo está cambiando la narrativa de un país que, hasta hace no mucho, juraba que este deporte era exclusivo de los hombres

El de 2020 fue un año muy especial para la atleta Luisa Wilson San Román, cuando su legado en los registros del deporte mexicano comenzó a labrarse en piedra. Ese año su equipo se coronó campeón en el torneo mixto femenino 3x3 de hockey sobre hielo, siendo la primera mexicana en obtener una medalla de oro en unos Juegos Olímpicos de Invierno Juveniles. Siendo todavía una adolescente, ese mismo año figuró en la lista Forbes de de las cien mujeres poderosas, gracias a su liderazgo, fortaleza y tenacidad como atleta, cualidades que se han expandido también en la cancha del rugby -hoy su deporte principal- jugando para la selección mexicana femenil de 7’s de dicho deporte.
Hoy, a sus casi 20 años de edad, el trabajo de Luisa es reconocido y destacado incluso fuera de México, pero ella sabe que lo más importante aún está por venir, que hay que prepararse mucho más y seguir escribiendo la historia como lo hacen las grandes: en equipo.
La historia de Luisa Wilson nos habla de que, al igual que en el resto de la sociedad, las narrativas en torno al papel de las mujeres están cambiando de paradigma. Y aunque hay avances, el país todavía se encuentra lejos del escenario de equidad para las mujeres.
De acuerdo con cifras del Módulo de Práctica Deportiva y Ejercicio Físico (Mopradef) del Inegi, en México, 46 % de los hombres adultos realiza actividad física, mientras que en las mujeres el porcentaje es de 36,8%, una brecha de género que si bien se ha reducido en la última década, cuando el diferencial era de 12,8 puntos, aún se encuentra lejos.
Y si bien la lucha por la igualdad de oportunidades sigue siendo un desafío, también es un aliciente y motor de cambio que impulsa iniciativas estratégicas para ir cerrando cada vez más las brechas de género. El programa social DestElla de Iberdrola México es un ejemplo integral de este propósito, ya que busca transformar la realidad actual a través del fomento de la participación femenina en el deporte, mediante herramientas y apoyo para que más mujeres puedan desarrollar su talento y alcanzar sus metas en un entorno mucho más equitativo.
Para Erika Fernández, coordinadora de la Fundación Iberdrola México, promover el deporte femenino “es de vital importancia para garantizar la igualdad de oportunidades, visibilizar el talento de las mujeres y fomentar la inclusión, el empoderamiento y la salud física y mental”.
“La colaboración del sector privado, a través de programas como DestElla, es crucial para generar un cambio real”, agrega la representante de Iberdrola México, quien destaca que más de 3,100 personas han sido beneficiadas con el programa en su primer medio año de vida.

Soñar en equipo y triunfar como país
En este camino por ganar más y mejores espacios, los talentos y esfuerzos individuales cuentan, y mucho, pero son los esfuerzos colectivos los que están marcando la verdadera diferencia. El caso de la selección mexicana de rugby femenino es una historia ejemplar, donde el conocimiento, las habilidades, el talento y la valía se va construyendo jugada a jugada, desde los vínculos humanos y el reconocimiento de las demás.
Karina Landeros, coach de rugby y miembro de la Federación Mexicana de Rugby (FMRU), ha sido atleta por casi dos décadas. Su llegada al rugby fue como la de la gran mayoría de las jugadoras de este deporte, por fortuna y casi sin saber qué había detrás de los entrenamientos.
“Yo hice muchos años atletismo y dentro de la misma pista había un equipo que empezó a entrenar rugby. Entonces muchas veces me invitaron y siempre dije que no hasta que después de un largo periodo de inactividad por una lesión me reincorporé al atletismo, me volvieron a invitar. Me dijeron: ‘Oye, el rugby es olímpico, está en los Juegos Panamericanos, etc.’. Un día me animé y empecé a entrenar. No me sabía ni las reglas, nomás me dijeron ‘pásala para atrás, corre y taclea a la que tiene la pelota’ y así fue mi primer partido. Me quedé y me encantó; tan sólo la primera vez que jugué fue increíble la sensación de adrenalina y la familia con la que se juega”, dice Karina Landeros.
Ese asombro y pasión que despierta el rugby entre las mujeres, un deporte históricamente enclavado en la tradición masculina de Europa y que aún se encuentra lejos de ser el favorito de la afición mexicana, está ganando cada vez más adeptos y su fuerza va conquistando cada vez más y más logros.
![“[El rugby] me dio la confianza de dar el primer paso y hablarle a unas chicas que ahora son mis amigas, a ser más independiente, trabajar mejor en un equipo porque tienes que confiar en la de al lado, que va a trabajar como tú para llegar a tu meta y eso ayuda a la mejora de tu equipo, tu persona, el trabajo o en la escuela”: Luisa Wilson, deportista.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/N3RORPGU3FFXVOOG7A6KJR5KNY.jpg?auth=ee01c8eef903ecd2d2d7cd927d2c0530c214320edaab93d6b7ecda37c179cd93&width=414)
“Si ves los rankings estamos haciendo muy bien las cosas. El año pasado (2024), en la modalidad XV´’s, subimos y nos pusieron en el ranking mundial. En comparación con los hombres, estamos yendo a niveles más altos y eso, en un deporte visto como sólo de hombres, es increíble. Estamos haciendo crecer un deporte no tan conocido en México”, destaca Luisa Wilson.
Tanto Karina como Luisa saben que los mejores resultados son fruto de un entramado vital de esfuerzos conjuntos y encaminados al mismo fin, esfuerzos que muchas de las veces trascienden los entrenamientos, las jugadas y los partidos. El apoyo de las familias y los esfuerzos de instancias como la Fundación Iberdrola México, mediante iniciativas como DestElla, han hecho que el rugby deje de ser una actividad física más y traiga beneficios mucho más tangibles y expansivos.
Actualmente, el objetivo de DestElla es expandirse hacia otras disciplinas deportivas, de manera que se consolide un futuro cada vez más fuerte y prometedor para el deporte femenino en México. “Bajo este paraguas, Iberdrola México suma a la igualdad de género en el país y se alinea además con los valores de la compañía, pues la empresa ya ha apoyado a más de 800,000 mujeres deportistas alrededor del mundo”, explica la coordinadora de Fundación Iberdrola México.

Más allá del campo de juego
Ya sea dentro o fuera de la cancha, en un partido, entrenamiento o incluso viendo un juego desde casa, la emoción deportiva alrededor del rugby femenino ha tejido lazos importantes, amistades y vínculos humanos sólidos, valores que forjan liderazgos profesionales, así como triunfos que van cambiando las narrativas de un país acostumbrado a que el hombre fuera el protagonista de sus logros.
Para Daniela Rosales, jefa de arbitraje de la FMRU, lo más valioso del rugby radica en su propio espíritu. “Al final del día es un equipo que se convierte en una familia y esta familia no es solamente para jugar contra un equipo, es una familia también en el extranjero y con los demás. Y el ámbito social también es una de las partes más importantes por los valores: la responsabilidad, el respeto… Yo creo que es un deporte que realmente te lo inculca. La disciplina no solamente es dentro del campo, sino también fuera de él”.
Ante un futuro desafiante pero también prometedor, es esencial el trabajo de jugadoras, entrenadoras, árbitros e incluso la propia FMRU, a los que se suman los esfuerzos de amistades, padres y madres de familia e iniciativas como DestElla, que reflejan la importancia de las alianzas para impulsar valores como la igualdad de género y la equidad.
Con este paraguas, conformado por muchas personas e instituciones, la selección mexicana de rugby femenino puede hoy concentrarse en lo que mejor sabe hacer: cosechar victorias.
“Ahora que se han presentado estas oportunidades en las que una empresa como Iberdrola México se acerca al deporte con el único interés de desarrollar a la mujer, de empoderarla y darle las oportunidades para romper las barreras de género, te sientes que no estás luchando a contracorriente. Es algo increíble y que motiva”, resume Karla Landeros.
Sobre la firma
