Adrián Quesada: “México es parte importante de mi vida y de mi música”
Para el músico y cofundador de Black Pumas, la influencia de México trasciende los linderos geográficos y la prueba está en su último trabajo ‘Boleros Psicodélicos II’
En el cancionero popular latinoamericano, Esclavo y amo ocupa un lugar especial de discreta pero sólida trascendencia. Se trata de un tema atemporal y ultrasentimental que cabalga sobre una letra que describe las complejidades y ambivalencias del amor no correspondido. Es una composición de autoría del mexicano José Vaca López, con la que se puede explicar el éxito desmedido de figuras clave como Javier Solís o el grupo peruano Los Pasteles Verdes, quienes inmortalizaron la canción en 1976, en una versión cuya instrumentación sustituye el cáliz festivo del mariachi por cierta oscuridad moderna y sensual, gracias a sus órganos y guitarras destempladas en clave psicodélica.
Desde entonces, la canción ha sido parte del imaginario hispano, inmortalizada por artistas de la talla de Vicente Fernández, Leo Dan, Amanda Miguel o Marco Antonio Solís, entre otros. Pero es por mucho la versión de Los Pasteles Verdes la que más eco ha tenido, inspirando a otros artistas a hacer múltiples interpretaciones de ella. ¿La mejor de todas? Por mucho, la del músico, productor y compositor estadounidense de ascendencia mexicana Adrián Quesada, quien ya en 2011 pusiera manos a la obra junto a la banda oriunda de Austin, Texas, The Echocentrics.
En varias entrevistas, Quesada ha contado que, desde que escuchó Esclavo y amo en un viaje en carretera, la idea del bolero psicodélico fue una persistencia que tomó forma final en un disco de covers lanzado en 2022 bajo ese título, que incluía colaboraciones con músicos como Marc Ribot, Girl Ultra, Rudy de Anda, entre otros.
Con la pandemia ya sacudida y la idea del bolero psicodélico más desarrollada, este año el músico nominado al Oscar y ganador de un Grammy en 2009 repite la hazaña y trae a la mesa el segundo volumen de Boleros Psicodélicos (ATO Records), un compendio de doce temas coproducido en mancuerna con Alex Goose (Childish Gambino, Aaron Frazer), que funcionan como impronta del ecosistema musical hispanoamericano contemporáneo, además de ser una credencial definitiva que nos muestra las aptitudes, matices y alcances del también integrante de los hoy célebres Black Pumas.
A escasos días de haber presentado Boleros Psicodélicos Volumen II en algunas ciudades de Estados Unidos, Quesada cuenta emocionado la experiencia de haber grabado un disco pletórico de emocionalidad, ritmo y frecuencias que reflejan las obsesiones musicales del guitarrista, quien para esta aventura invitó a músicos del calado de Ed Maverick, Hermanos Gutiérrez, Cuco, Daymé Arocena, Trish Toledo, entre otros.
“Para mí fue increíble, un placer y un honor tener a tanto talento ahí conmigo. Soy fan de todos mis colaboradores y todos son artistas que tienen algo intenso, atrevido, pero también mucha sinceridad en su arte. El disco tiene mi nombre pero refleja mucho lo que hizo cada uno de los artistas y eso lo hace aún más especial, ya que aprendí tanto de cada persona diferente con la que trabajé. Cada caso fue distinto. Por ejemplo, con Angelica García, cuando hice la canción, le mandé toda la música y ella me dijo: ‘¿Sabes qué? Tengo unas ideas y chance no te van a gustar porque voy a cambiar muchas cosas’. Y yo le dije: ‘No, hay que hacerlo, a ver qué pasa’. Y de ahí salió casi una canción nueva. También con Ed Maverick, con quien tenía apenas un demo, una idea bien sencilla, pequeña. Y cuando fui con él a Chihuahua, nos juntamos en el estudio y de ahí hicimos una canción increíble. Ha sido una experiencia muy inspiradora”.
Con un sonido acompasado y percusivo, plagado de guitarras desérticas pero también reminiscencias soul y funk, Boleros Psicodélicos II atiende con esmero y personalidad la tradición de la canción romántica latinoamericana, esa que lo mismo se alimenta del rock mestizo que del romance italiano, presentando un disco elegante y sofisticado, muy en el campo donde pueden sonar Portishead, Khruangbin, Bad Bad Not Good, El Michels Affair o Durand Jones.
A diferencia de su predecesor de 2022, que se hizo completamente a distancia y en aislamiento durante los días del confinamiento, la segunda entrega de Boleros Psicodélicos contiene una calidez e intimidad que funcionan en libertad. Para Adrián Quesada, alguien que comenzó a los 13 años con la música clásica y el flamenco pero que ha evolucionado hacia un sonido maduro y definido donde se cruza el funk, el jazz y el soul con la tradición latina, la guitarra ha sido y sigue siendo el prisma por donde atraviesan todas sus marcas personales, influencias, ruidos y distorsiones.
“Mis influencias de guitarra no son tampoco las más obvias, a mí lo que me encanta de la guitarra es cómo se toca el ritmo, no es tocar más rápido, cuántas notas puedes ejecutar o los solos. Mis guitarristas favoritos tocan con ritmo y lo que tocan es lo que va a mejorar la canción. Por ejemplo George Harrison, de The Beatles Beatles, es el nombre más grande que estoy pensando; cada nota que tocaba era perfecta y para mejorar la canción… Pero los guitarristas que me encantan a mí son los que tocan más como un instrumento de ritmo”.
En los años recientes, México ha visto ir y volver a Quesada como un hijo de su cultura y su tiempo, ya sea para promocionar su música, tocar con sus proyectos, pinchar discos o sencillamente venir a disfrutar. Para el productor y guitarrista, México es un rasgo indeleble de su historia y raíz: “Es parte de mi sangre y una de esas cosas como que no tengo que ir a estudiar la música de México porque es parte de mí: de cuando crecí y era joven. Me encanta visitar y todo me fascina: el espíritu, toda la cultura, la música… Es parte importante de mi vida y de mi música, de mi arte”.
Ahora, Adrián Quesada se encuentra enfocado en la promoción y presentación en vivo de Boleros Psicodélicos II, grabando ideas nuevas y tiene el sueño de algún día hacer algo con los beats y el hip hop.