La caída de Crédito Real enciende los temores de una ‘banca en las sombras’ en México
La baja bancarización y la resistencia de los bancos a ofrecer créditos a pequeños y medianos empresarios, empuja a millones de mexicanos a un sector no regulado
La historia de Crédito Real, la empresa de micro-créditos no bancaria más grande de México, se cuenta en estos días como una advertencia. Recientemente, la empresa incumplió en el pago de un bono de deuda por 170 millones de francos suizos y puso a temblar a todo el sector de las Sofoms, o Sociedades Financieras de Objeto Múltiple, instituciones que prestan dinero sin ser bancos.
México tiene la penetración bancaria más baja entre países de la Organiza...
La historia de Crédito Real, la empresa de micro-créditos no bancaria más grande de México, se cuenta en estos días como una advertencia. Recientemente, la empresa incumplió en el pago de un bono de deuda por 170 millones de francos suizos y puso a temblar a todo el sector de las Sofoms, o Sociedades Financieras de Objeto Múltiple, instituciones que prestan dinero sin ser bancos.
México tiene la penetración bancaria más baja entre países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Su total de créditos bancarios como proporción del producto interno bruto (PIB) está en 39%, de acuerdo con la agencia calificadora de crédito Moody’s, ubicándola por debajo del promedio de 56% entre los seis países más grandes de América Latina. Los requisitos de los bancos para prestarle a empresas pequeñas y medianas, así como para ofrecer créditos personales, son tan onerosos que excluyen a gran parte de la población. Para millones de mexicanos, las casas de empeño y las redes familiares, funcionan como única fuente de crédito.
Precisamente para satisfacer la demanda de millones que necesitan un adelanto de su salario o lo suficiente para comprar la maquinaria que hará más eficiente a su pequeño negocio, se creó la figura de la Sofom, lo cual abrió el mercado a empresas como Crédito Real. Fundada en 1993, el modelo de negocios de Crédito Real era simple: hacer convenios con dependencias de Gobierno o sindicatos para que los empleados pudieran aplicar a préstamos pequeños, los cuales Crédito Real cobra directamente de su nómina. Es decir, no es necesario esperar a que el cliente haga un pago, Crédito Real lo descuenta directamente de su sueldo.
“El sistema de cobro automático, para nosotros, tiene mucho valor, aparte del hecho que el gobierno casi nunca incumple con sus pagos”, dice Carlos Gómez, analista enfocado en banca e instituciones financieras en Intercam. Durante los años de mayor crecimiento, la empresa abrió operaciones en Estados Unidos, Costa Rica, Panamá, Nicaragua y Honduras y tuvo acceso al mercado internacional de deuda, colocando bonos en dólares y otras monedas extranjeras. “Era un negocio generador de efectivo, mucho efectivo, y muy seguro. El problema empieza cuando Crédito Real se mete al sector de pequeñas y medianas empresas”, cuenta Gómez.
Estas fueron las empresas más afectadas por la pandemia por lo que la morosidad de la cartera crediticia empezó a subir. En mayo de 2021, tanto Crédito Real como un competidor, AlphaCredit, reportaron grandes pérdidas, después de que una auditoría identificara un error en su contabilidad. El Banco de México informó que las pérdidas de ambas empresas no eran un riesgo para el sistema bancario en el país, ya que pertenecen al sector no regulado de las Sofoms y no tienen interconexión con el sistema bancario, pero lastimó la confianza de los mercados. Unos meses después, en agosto, AlphaCredit solicitó concurso mercantil, el equivalente a declararse en bancarrota en México, mientras que las acciones de Crédito Real se desplomaron.
Las preocupaciones no son, en realidad, en torno al sistema bancario, sino a un sistema paralelo conocido como “banca en la sombra”. La situación de Crédito Real empeoró cuando otorgó un crédito por 695 millones de pesos a Nuncio Accipiens, empresa que incumplió en su pago. Si las Sofoms quieren ser un sector robusto y con alta credibilidad, deberán ser más transparentes y tener gobiernos corporativos con mejores prácticas, apuntaron los analistas de Moody’s Felipe Carvallo y Luis Fernando Baza en un reporte publicado el 11 de febrero.
Durante 2020 y 2021, apuntan los especialistas de Moody’s, varios otros temas de gobierno corporativo afectaron a las empresas del segmento, “destacando su naturaleza no regulada y la diferencia de lineamientos con respecto a los estándares para el segmento bancario”, dice el reporte. Gómez, de Intercam, ofrece una explicación: “Algo que no le gustaba mucho al mercado sobre Crédito Real, es que había una familia controladora que ejercía casi el 60% los puestos del Consejo de Administración”.
Además, el incumplimiento de la deuda de Crédito Real tendrá un impacto negativo en el resto de las instituciones no-bancarias. La firma estima que las compañías financieras más grandes de México enfrentan vencimientos de deuda y bonos por 2.900 millones en septiembre. “El impago [de Crédito Real] es negativo para el crédito para otras compañías financieras mexicanas porque reducirá su acceso al mercado, disminuyendo su capacidad para financiar el crecimiento del crédito o refinanciar la deuda que vence”, apuntan Carvallo y Baeza, de Moody’s.
El caso de “Crédito Real también apunta a las dificultades que las entidades financieras mexicanas en general enfrentan para otorgar préstamos a pequeñas, medianas empresas y consumidores”, dice el reporte de Moody’s. “La gran cantidad de personas que trabajan en el sector informal y las importantes dificultades de las entidades financieras mexicanas para recuperar activos y solicitar el reembolso de los préstamos han generado altos gastos”.
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