Masta Quba: “A veces no entiendes las protestas violentas hasta que matan a tu amiga, a tu hija o a tu hermana”
La rapera mexicana forma parte de una generación de músicas que se abre camino en la escena urbana con letras cargadas de feminismo y lucha antirracista
“No soy la vocera del feminismo, yo solo te puedo hablar de lo que he visto”, advierte Fabiola Ledesma, conocida como Masta Quba, al otro lado del teléfono. La voz de la rapera mexicana es directa y su lengua afilada. También lo son su forma de pensar y de hablar sobre la violencia en su país, donde 11 mujeres son asesinadas cada día. Nacida hace 33 años en Cuautitlán Izcalli (Estado de México), asegura que sus canciones y rimas cuentan su propia historia. En ellas retrata el abuso, la violació...
“No soy la vocera del feminismo, yo solo te puedo hablar de lo que he visto”, advierte Fabiola Ledesma, conocida como Masta Quba, al otro lado del teléfono. La voz de la rapera mexicana es directa y su lengua afilada. También lo son su forma de pensar y de hablar sobre la violencia en su país, donde 11 mujeres son asesinadas cada día. Nacida hace 33 años en Cuautitlán Izcalli (Estado de México), asegura que sus canciones y rimas cuentan su propia historia. En ellas retrata el abuso, la violación, la violencia, la autodefensa feminista, la urgencia de legalizar el aborto, la rabia por el feminicidio de sus amigas.
Masta, como prefiere que la llamen, ha transformado ese dolor en un canto a la dignidad y a la lucha de las mujeres. Las palabras están listas para salir de su boca como puñales. Ya sea en forma de canciones o como respuestas en esta entrevista. Cuando algo le incomoda, no se calla y ataca. “El hip hop me ayuda a no morir de realidad”, responde.
A medida que la artista urbana descubrió que su mundo eran los versos y los beats también descubrió lo difícil que era hacerse un hueco en una escena a la que ella califica como “hipermasculinizada”. Sinónimo de que sus principios fueron difíciles. “¿Y qué no es difícil siendo mujer en este país?”, se resigna. Durante algunos años, el tipo con el que estuvo le impidió seguir rapeando. “Está bien malito el concepto que tenemos del amor”, bromea. Después llegó el divorcio. “Dejé de preocuparme tanto por los hombres y sus campañas de odio. Los hombres con los que trabajo, entre ellos, Prince Jaguar, traen un camino de cuestionarse sus violencias y privilegios”, responde. Lejos de la industria millonaria que representa el rap, Masta Quba financia su último tema, titulado Aborto, con un crowdfunding para recuperar lo invertido en la grabación.
Ella junto a una nueva generación de raperas latinoamericanas han creado su propio espacio en resistencia dentro de la escena urbana y dan talleres de hip hop a mujeres interesadas en convertir en rimas aquello que “traen adentro”, como dice Masta Quba. “Me hubiera encantado cuando estaba chiquita poder conocer a una Masta Quba, a una Rebeca Lane, o a alguien que me dijera que lo que pensaba era válido, que mi cuerpo es válido, que los sentimientos son válidos, que no tengo que hacer algo si no quiero; cosas así de básicas que nadie nos enseñó a las niñas de nuestra generación”.
La música recuerda cómo empezó a escuchar hip hop de niña por las estrellas que salían en MTV. Años después se dio cuenta de que las mujeres también podían rapear en su idioma gracias a la chilena Ana Tijoux y la uruguaya Alika. Tras sufrir un abuso, con 17 años, se lanzó a escribir su primer tema. Esa catarsis de palabras y papel le ayudó a nombrar la violencia que la atravesaba. “Me gustaba como sabían las palabras rapidísimas en mi lengua. Entendí el poder que tenía”, cuenta.
Masta Quba se define como “antipatriacal, antirracista y anti todo lo que nos destruye”. Cerca del Día contra la Violencia de Género su canción Nosotras tenemos otros datos cobra un significado especial. “No hay cuarentena pa’ la otra pandemia, la que está normalizada, la que siempre se silencia / ¡Quédate en casa! Qué ironía, la maté porque era mía, dijo el feminicida. Me atraviesa una rabia en la garganta porque quien prometió cuidarte fue quien te botó en la zanja. ¡Quédate en casa! Hoy nos faltas tú, ¿quién nos faltará mañana?”, dicen sus versos. Una contestación directa al discurso que ha adoptado el Gobierno mexicano sobre el descenso de los feminicidios y la violencia, cuando en realidad la cifra no ha hecho más que crecer.
La rapera prefiere no entrar a calificar el auge del movimiento feminista que hay en su país. “Un movimiento social no existe para que lo califiquemos. Existe para que nos unamos. Si juntas todas la minorías, terminan siendo una mayoría contra el enemigo que es el patriarcado”, responde.
A base de nombrar e incomodar desde el feminismo considera que la sociedad está cambiando. Las últimas protestas de las mujeres en las calles que se han tornado violentas han sido utilizadas para desacreditar al feminismo y hay quien lo ha llegado a tildar de “fascismo”, como mencionaba la jefa de Gobierno de Ciudad de México en una reciente entrevista con EL PAÍS Semanal. “[Las protestas violentas] a veces no las entiendes hasta que te asesinan a tu amiga, a tu hija, a tu prima, a tu hermana o a tu esposo”, responde. “Yo perdí a una compa y entiendo perfectamente la rabia de quienes no queremos que nos maten. En México siempre hay un riesgo de que nos desaparezcan”.
La despenalización del aborto, la Ley Olimpia, la Ley Ingrid… “Las mujeres han logrado que las leyes estén cambiando. Estamos cambiando la historia sin el consentimiento de los hombres”, reflexiona. Tirar abajo 2.000 años de patriarcado a punta de hip hop cuesta. Su objetivo, como el del resto de sus compañeras, es ambicioso. No están solas, miles de mujeres las siguen y apoyan su trabajo. “Igual la gente cree que la música no cambia a las personas, pero no es verdad. Estamos forjados de música, libros, series y películas. [El arte y la cultura] forman parte de lo que somos”.
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