Duelo e infidelidad: ocho lecturas recomendadas sobre maternidades diversas
Los conflictos de la maternidad a través de varias generaciones de mujeres o la experiencia de cuidar mientras atraviesas el duelo por tu pareja son algunos de los temas que se suceden como una cascada en estos libros
Los conflictos de la maternidad a través de varias generaciones de mujeres, la experiencia de cuidar mientras atraviesas el duelo por tu pareja, el peso de la infidelidad del padre de tus hijos cuando estos ya han crecido, la complejidad de las relaciones familiares, la huella indeleble que dejan los padres, las heridas no curadas de la infancia o la ambivalencia que atraviesa la experiencia maternal son algunos de los temas que se suceden como una cascada en estas ocho lecturas en las que la maternidad y la familia son las grandes protagonistas:
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Los conflictos de la maternidad a través de varias generaciones de mujeres, la experiencia de cuidar mientras atraviesas el duelo por tu pareja, el peso de la infidelidad del padre de tus hijos cuando estos ya han crecido, la complejidad de las relaciones familiares, la huella indeleble que dejan los padres, las heridas no curadas de la infancia o la ambivalencia que atraviesa la experiencia maternal son algunos de los temas que se suceden como una cascada en estas ocho lecturas en las que la maternidad y la familia son las grandes protagonistas:
1. Solo nos queda esperar lo mejor (Seix Barral): Carolina Setterwall perdió a su pareja de forma inesperada: una mañana de octubre de 2014 al ir a despertarlo junto a su hijo de ocho meses, se encontró con que había fallecido durante la noche. En Solo nos queda esperar lo mejor, Setterwall cuenta en primera persona cómo fue su amor con él y cómo llegó a la maternidad antes de su fallecimiento, qué pasó en aquel instante del descubrimiento y cómo se desarrolló todo después. Porque la vida cambia (y te cambia) en un solo instante, aunque a veces no seamos plenamente consciente. Y esto es lo que en Solo nos queda esperar lo mejor nos quiere recordar su autora. No es un libro de grandes reflexiones, con un lenguaje poético, y, sin embargo, es un libro transparente, luminoso, cruelmente real. Honesto. Es curioso sentir como un hilo invisible de palabras puede unir a una madre en Suecia con una madre en España. En los miedos compartidos, en esas búsquedas de Google, de madrugada, en las lecturas antes del parto, en la vivencia misma del parto. El postparto. La transformación y la pérdida de ti misma para encontrarte en otra. También el dolor y las dudas cuando Setterwall se pregunta si podrá criar a su hijo sola. Si saldrán adelante.
2. Niños de domingo (Fulgencio Pimentel): Karin y Erik, nombre ficcionado de los padres de Ingmar Bergman, y sobre todo la tormentosa relación que ambos mantenían, marcaron para siempre la vida del cineasta sueco y, como no podía ser de otra forma, su obra artística. Un ejemplo paradigmático de esta influencia se puede encontrar en la trilogía familiar de Bergman, que está publicando en España en una edición preciosista Fulgencio Pimentel. Si la primera novela de la trilogía, La buena voluntad, ahondaba en esa relación entre sus padres, Niños de domingo se adentra en la conflictiva relación de Bergman con su progenitor, un pastor severo y con tendencia a las reacciones iracundas. “Lo más grave debía de ser que teníamos tanto miedo”, le dice Bergman a su padre en una conversación que tuvo lugar ya en su adultez, tras la muerte de su madre. “¿Miedo?”, le responde este sorprendido. “Teníamos miedo de que te enfadaras. Ocurría siempre tan de repente y a veces nos entendíamos por qué nos reñías y nos pegabas”, le responde el hijo ante la incredulidad del padre. Construida a base de continuos saltos en el tiempo, pero mayoritariamente narrada por un niño de ocho años, Pu, álter ego del autor, Niños de domingo es un “matar al padre” en toda regla contado con una sinceridad, una belleza y una sencillez solo alcance de la mirada de un niño que ve cómo el mundo escapa a su control.
3. Una casa llena de gente (Impedimenta): Los capítulos de Una casa llena de gente tienen nombres sacados de lo que podría ser un manual de arquitectura o albañilería para dummies: cimientos, andamiaje, exteriores, interiores… Y los títulos no son baladí, porque con ellos Mariana Sández construye una novela redonda en la que quedarse a vivir: cálida, emotiva, divertida, intrigante, maravillosamente resuelta y plagada de personajes inolvidables -vecinos todos ellos de un edificio-, de aquellos que siguen conviviendo con los lectores mucho tiempo después de haber acabado el libro. Tras la muerte de su madre (Leila), Charo recibe una caja con diarios, fotografías y vídeos que esta había ido recopilando durante su vida y, junto a ellos, una caja de instrucciones. Esas instrucciones serán un billete al pasado, una invitación a reconstruir desde los escombros la figura de su madre fallecida, a restaurar desde la adultez la memoria familiar y vecinal vivida en la infancia, una puerta a unos deliciosos diálogos con otros familiares y vecinos para desentrañar un hecho que marcó la convivencia y la vida de todos. Qué maravilla.
4. Palabra de madre (Vergara). La experiencia personal de la maternidad de la psiquiatra infantil y perinatal Ibone Olza es en realidad una experiencia colectiva: la de muchas mujeres que hemos sufrido violencia obstétrica, que hemos sido devoradas por la culpa, que hemos sentido que no lo estábamos haciendo bien. ¿Cómo encajar en un sistema que no tiene en cuenta a las madres ni a sus hijos e hijas? ¿Cómo formar parte de una cultura que nos desconecta, que nos empuja a hacer todo lo contrario a lo que necesitamos? Todo esto atraviesa como un vendaval Palabra de madre, un libro en el que lo personal y lo político se entremezclan creando un refugio seguro. Un refugio sostenido de madre a madre. Porque aquí hay mucho de activismo por los derechos de los bebés y de las madres, que caminamos cada vez más solas, más agotadas, resignadas a seguir empujando una rueda que acaba pasándonos por encima. Ibone Olza nos invita a mirar a través de unos ojos maternos despojados de ese velo patriarcal que nos impide ver los daños que imprime en nuestras vivencias, en nuestros deseos, en nuestras lactancias, en nuestras crianzas. Palabra de madre es también un libro sobre la ternura y el amor. “Me querían de la manera más bonita que se podía querer, pese a que a mí me venía grande su amor”, escribe Olza sobre sus hijos. ¿Qué es la vida si no es querer y que nos quieran?
5. La bajamar (Literatura Random House): El contexto, el entorno moldea nuestras maternidades arcillosas. Hacemos lo que podemos con lo que tenemos. Aroa Moreno explora en La bajamar los recovecos y las aristas que recorren el paisaje generacional de tres mujeres que son madres, y que también son hijas. Esto que parece obvio es importante porque, como dice Moreno, “las hijas y los hijos sufrimos mucho por el dolor de nuestras madres, pero, casi siempre, llegamos tarde al abrazo y a la comprensión con ellas”. Es a menudo que siendo madres descubrimos las hijas que somos, las madres que son. Palpamos los miedos, las renuncias, las consecuencias de las elecciones. Aroa Moreno alumbra con una escritura luminosa y bella aquello que no se ve y da voz a lo que no se dice. Nos empuja a querer comprender.
6. Yo, Tituba, la bruja negra de Salem (Impedimenta): 19 personas fueron ahorcadas a finales del siglo XVII en los juicios de las brujas de Salem. Una de las mujeres que estuvo a un paso de la muerte en aquella atrocidad mezcla de extremismo religioso y racismo supremacista blanco, Tituba, protagoniza la última y extraordinaria novela de la escritora antillana Maryse Condé, publicada en España por Impedimenta con traducción de Martha Asunción Alonso, Yo, Tituba, la bruja negra de Salem. Poco, más allá de las pocas líneas que figuran en los documentos oficiales que se conservan de los juicios, se sabe de la vida de Tituba, tanto antes como después de los mismos. Con su maestría habitual, Maryse Condé regala a Tituba un pasado y un futuro marcados por el sufrimiento (hija de una violación, no fue querida por su madre) y la esclavitud que le sirven para poner sobre la mesa sin medias tintas temas como el fanatismo religioso, la esclavitud, la maternidad en condiciones de máxima precariedad (“Para una esclava, la maternidad no es ningún motivo de alegría. Supone arrojar a una criatura inocente -cuyo destino será imposible de cambiar- a un mundo de servidumbre y humillación”) y la violencia, especialmente la ejercida contra las mujeres.
7. Las hermanas de Borgo Sud (Duomo Nefelibata): “Me he repartido con mi hermana una herencia de palabras no pronunciadas, de gestos omitidos y cuidados negados. Y de raras e inesperadas atenciones. Hemos sido hijas de ninguna madre”, dice la narradora de la última novela de la escritora italiana, Donatella di Pietrantonio, que vuelve a su ciudad de origen tras recibir una llamada urgente que le obliga a enfrentarse con un pasado del que quiso poner distancia. Como ya hiciese en su anterior y exitosa novela, La retornada, publicada también en España por Duomo, Las hermanas de Borgo Sud, con la que la autora fue finalista del prestigioso Premio Strega, es una nueva inmersión en esas heridas imposibles de cicatrizar que deja la infancia cuando el afecto, la atención y el cariño de los padres ha sido un bien escaso en esos años vitales en los que se configura nuestra personalidad. Viajando del presente al pasado de forma recurrente, Donatella di Pietrantonio teje una historia trágica y adictiva sobre dos hermanas que, quizás todavía a tiempo, se dan cuenta de que ellas mismas y su relación son lo único que tienen.
8. No y mil veces no (Gatopardo ediciones): «Por todas partes se hablaba de que nuestro trabajo diario tiene que motivarnos y satisfacernos y ayudarnos a desarrollarnos y que hay que tener ganas de ir al trabajo y que los niños y adolescentes tienen que tener ganas de ir al colegio, e Ingrid pensó: «Si yo pensara así, lo mandaría todo a la mierda». Hay que apretar los dientes. Hay que acostarse con el marido con frecuencia, asearse y limpiar la casa, asistir a reuniones y citas, hablar a los hijos con cariño, comportarse como es debido, no hacerse pis encima y no desbordarse. Y por eso asistió a la reunión de motivación cómo se esperaba de ella, a pesar de que le habría apetecido más arrancarse un brazo a mordisco que sentarse en el auditorio y ver la silueta del director paseándose por la tarima allí abajo». En No y mil veces no, Nina Lykke muestra los sinsabores y las frustraciones vitales de Ingrid y Jan, un matrimonio con dos hijos mayores que viven en una perpetua insatisfacción pese a que viven como tienen que vivir y hacen lo que tienen que hacer. Pese a que parecen tenerlo todo. ¿Es esto lo que queríamos? ¿Qué hay después de esto? ¿Qué hay dentro de nosotros? ¿Quiénes somos realmente? ¿Qué queremos en realidad? No y mil veces no, ganadora del Premio Brage, nos pone de frente a muchas preguntas que caen como piezas de dominó a través de sus páginas. Es un libro áspero. A veces pincha. Pero Lykke lo suaviza sin esfuerzo con pinceladas de ironía y humor negro. Así sigues leyendo. Y no puedes parar.
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