10 novedades literarias para el disfrute de lectores entre 3 y 6 años
En esta selección de álbumes ilustrados se dan cita la mejor comedia, los aprendizajes propios de las fábulas y el misterio que acompaña a todo cuento de hadas
Portadas de 10 álbumes ilustrados para niños de reciente publicación.
Un dinosaurio que no asusta a nadie; un oso que es incapaz de acabarse la última página de un libro porque los protagonistas de los clásicos de la literatura infantil no paran de llamar al timbre de su casa; un pirata con mucha necesidad de ir al baño, o un gato que decide dejar la placidez del hogar para entregarse a la vida callejera son algunos de los protagonistas de estos 10 libros ilustrados de reciente publicación para lectores entre 3 y 6 años.
En estos títulos se dan cita la mejor comedia, los aprendizajes propios de las fábulas y la aventura y el misterio que acompaña a todo cuento de hadas que se precie. También autores contemporáneos de reconocido prestigio, como Marc Boutavant, Joaquín Camp o Júlia Sardà, y clásicos que no han perdido un ápice de vigencia, como Émile Zola o Aleksandr Afanásiev, a cuyas historias recuperadas ponen color con sus adaptaciones ilustradores de la talla de Timothée Le Véel o Mariana Ruiz Johnson.
Publicada por primera vez en Italia en el año 2000, los pequeños lectores de España tienen, por fin, el placer de disfrutar de esta originalísima obra que presenta a una infancia desprovista de sentimentalismos, adornos y filtros de Instagram y, quizás por ello, más compleja y real que nunca. Las fotografías en blanco y negro de niños y niñas tomadas por Enzo Arnone en la Inglaterra de finales de los setenta y principios de los ochenta —cuando la infancia todavía podía ser infancia— son capaces de enganchar por sí solas al lector. Pero Bruno Munari —y la traducción de Regina López Muñoz— las eleva a otro nivel con sus ingeniosos, poéticos y simpáticos apuntes, con los que parece poner voz a los niños y niñas fotografiados.
La escritora británica Laura Mucha recupera a muchos de los protagonistas de los clásicos de la literatura infantil y los reúne en la casa de los tres osos, donde el más pequeño de ellos intenta acabar de leer un libro. Un empeño sin éxito, porque cada vez que se pone a leer llaman a la puerta. Por ahí aparecen Caperucita Roja, los tres cerditos, Ricitos de oro… y hasta el malvado lobo disfrazado de abuelita que, como suele ocurrir, acabar recibiendo su merecido. Las reconocibles, coloridas y simpáticas ilustraciones de Marc Boutavant (‘Perro apestoso’), la estructura acumulativa y el recurso al engaño (extraordinario el papel del pequeño oso) propuestos por la autora entusiasmarán a los pequeños lectores. Uno de esos libros que se piden leer una y otra vez.
Los niños y niñas en plena etapa escatológica agradecerán este hilarante álbum escrito en rima por Alicia Acosta e ilustrado por Emilio Urberuaga. Protagonizado por un pirata con un problema de gases y una necesidad acuciante —y no cubierta— de ir al baño, lo que explica su permanente mal humor, esta historia está llamada a sacar carcajadas sin parar a los lectores que se acerquen a ella gracias a su ritmo ágil y las pedorretas de su protagonista, el verdadero terror de los mares. El encuentro con una pirata hará que Malacaca se replantee su dieta. Y es que, a veces, solo hace falta comer un poco más sano para volver a ir al baño (aunque eso implique perder tu arma más poderosa en la batalla).
La ilustradora Eugenia Alcázar propone un viaje a un pueblo en el que todos sus habitantes lucen peinados de lo más llamativos realizados por un peluquero que nadie ve. La fama que alcanzan el pueblo y su peluquero lleva hasta sus calles a un rico empresario, que ofrece al misterioso personaje las mejores instalaciones para peinar a clientes VIP. ¿Quién podría rechazar una oferta así? Sin embargo, encorsetado entre paredes y utensilios, y bombardeado por las exigencias del empresario y de sus nuevos clientes, el peluquero invisible es incapaz de replicar los peinados que hasta entonces hacía gratis. Las simpáticas y coloridas ilustraciones de Alcázar, que recurre con acierto al 'collage', vienen como anillo al dedo a una historia que, a modo de fábula, habla a los lectores sobre la importancia de la libertad como condición indispensable para la creación artística.
Existe una fábrica (imaginaria, por supuesto) a la que cada día van unos cuantos animales a hacerse preguntas. Con esos animales —mezcla de dibujo y de madera, extraordinario el trabajo de Isidro Ferrer— se sentirán identificados muchos niños y niñas, porque si por algo se caracteriza la infancia, toda vez que se desarrolla el lenguaje, es por su extraordinaria capacidad para hacerse preguntas, para cuestionarse el mundo, para querer ir más allá, incluso cuando no existen respuestas. “Las estrellas, ¿toman leche?”, “¿Cómo sabe el gusano que hay una casa dentro de la manzana?”, “Las nubes, ¿tienen vacaciones?”. La prestigiosa autora chilena María José Ferrada despierta una vez más a la niña que lleva dentro en este precioso álbum que es una reivindicación de la curiosidad.
Publicado originalmente en francés, este álbum ilustrado de gran formato del autor argentino Joaquín Camp (traducción de Alba Pagán) tiene muchas de las cualidades que se le pueden exigir a un buen libro infantil: una historia que engancha; un sentido del humor —para todas las edades— que, por momentos, lleva hasta la carcajada; unas dosis de ternura; un mensaje potente que no cae en el moralismo, y un personaje que enamora. Ese personaje es Juan Rex, un dinosaurio descendiente de toda una estirpe de profesionales del terror que llega a la ciudad tras sus estudios con el objetivo de atemorizar a sus habitantes. Sin embargo, allí las cosas no ocurrirán como él esperaba, lo que tampoco tiene necesariamente que ser algo malo, por mucho que uno piense que va a decepcionar a su familia. Y es que, a veces, como descubre Juan Rex, a partir de las cosas que no salen como se espera uno encuentra el camino hacia sí mismo.
En lo que ya empieza a ser una fructífera colaboración, y garantía de calidad, los escritores Myriam Dahman y Nicolas Digard, y la ilustradora catalana Júlia Sardà vuelven a unir sus caminos por tercera vez para dar forma a otro precioso, oscuro y evocador cuento de hadas. Protagonizado en este caso por una bruja solitaria con una inusitada capacidad para ver la verdad y la esclava de un despiadado capitán marino, este álbum ilustrado reivindica la valentía, el ingenio y el amor por encima de la riqueza; y, lo que es más importante en los tiempos que corren, el poder de la verdad como mejor y único camino hacia la victoria. Traducción de Carole Vautier y Alberto Álvarez Gil.
Los autores suizos Rebecca Gugger y Simon Röthlisberger acapararon reconocimientos en Alemania en 2024 con este recomendable álbum ilustrado protagonizado por un niño al que le encanta cavar hoyos en el suelo. Un día, en uno de ellos, encuentra un enorme cofre que, para su decepción, solo está lleno de palabras. Sin embargo, ese “solo” y esa “decepción” durarán poco. Justo lo que tarda el pequeño en darse cuenta de que esas palabras son capaces de cambiar todo a su alrededor —extraordinarias las ilustraciones en las que el protagonista moldea la palabra ‘Fosforescente’—. Un precioso cuento sobre el poder transformador de las palabras que invita a jugar con el lenguaje. Traducción de Mateo Pierre Avit Ferrero.
150 años después de su publicación original, el ilustrador francés Timothée Le Véel recupera y adapta con sus espectaculares dibujos a carboncillo un cuento del escritor Émile Zola (1840-1902) protagonizado por un rollizo gato doméstico. El protagonista, aburrido de la placidez de sus días, se ve atraído por una camada de gatos callejeros que luchan por la supervivencia y en cuya existencia cree ver la vida verdadera. La curiosidad mató al gato, ya se sabe. Contada en primera persona, esta fábula de iniciación adquiere más importancia si cabe en tiempos de Instagram, ya que habla a los lectores sobre la atracción que genera lo que no tenemos y sobre los espejismos con los que muchas veces nos ciega el anhelo de lo desconocido. Traducción de Juana Inés Dehesa.
Las inconfundibles ilustraciones de Mariana Ruiz Johnson narran en viñetas la adaptación que la también argentina Laura Wittner hizo de uno de los más reconocidos cuentos rusos. ‘El cuento del zarévich Iván, el pájaro de fuego y el libro gris’, procedente de la tradición oral, fue escrito y recopilado a mediados del siglo XIX —junto a otros cientos de historias— por el escritor Aleksandr Afanásiev. Como buen cuento de hadas —en el que no faltan la magia, las traiciones, los aprendizajes y la historia de amor—, esta historia tiene todo lo necesario para atrapar a los lectores. Las ilustraciones de Ruiz Johnson y la preciosista edición de A fin de cuentos lo convierten, además, en un regalo perfecto.
Escribe como colaborador en EL PAÍS desde 2016, en las secciones de Salud y Mamás&Papás. También ha colaborado puntualmente en Babelia y en la sección de Cultura, donde escribe sobre literatura infantil y juvenil. Dedica la mayor parte de su tiempo a gestionar la comunicación de sociedades médicas y científicas.