Toni García Arias, maestro: “Muchos padres les dicen a sus hijos que si les pegan se defiendan, que respondan con una agresión”
Con 30 años de experiencia y nombrado mejor profesor de Primaria de España en 2018, el docente gallego cree que una mayor formación de la comunidad educativa y un endurecimiento de las sanciones contra los acosadores puede contribuir a generar un entorno escolar más seguro
La ONG de infancia y educación Educo informaba con motivo del Día Mundial del Bullying, el pasado 2 de mayo, que en un aula con 30 niños y niñas, nueve de ellos han sufrido acoso escolar u otro tipo de violencia en la escuela en algún momento de su vida. Según el informe de la Unesco, Entornos de aprendizaje seguros: Prevención y tratamiento de la violencia en la escuela y sus alrededores, de 2023, este tipo de violencia es una de las mayores preocupaciones de padres y profesores porque puede tener graves repercusiones y consecuencias duraderas en la salud física y mental de los alumnos. Toni García Arias (54 años, A Coruña), maestro con 30 años de experiencia, fue considerado como mejor docente de Primaria de España en 2018 en los premios Educa Abanca. A través de su perspectiva y larga experiencia, arroja luz sobre las complejidades y desafíos a los que se enfrentan los educadores en la prevención y gestión de situaciones violentas en los centros y las estrategias necesarias para construir entornos educativos seguros y acogedores.
“Aunque todavía hay personas que quieren minimizar esta situación, la violencia en los centros educativos es uno de los problemas que más nos preocupa”, explica García Arias. “Los datos están ahí: existe un aumento constante de casos de acoso escolar, así como situaciones violentas entre menores y también de los estudiantes hacia sus profesores. Negarlo, al final, no hace más que agrandar el problema”. Él sostiene que si se pregunta a muchos padres y profesores todos apuntarán a la falta de disciplina como su mayor preocupación.
PREGUNTA. ¿Cuáles considera que son las posibles causas de la violencia escolar?
RESPUESTA. Existen múltiples causas. La violencia escolar puede surgir debido a una combinación de factores individuales, familiares y sociales. Hay alumnos que repiten la violencia que ven en su casa, otros tienen una clara falta de habilidades sociales y de resolución de conflictos y también hay quienes conviven con problemas sociales y personales que les incitan a ser agresivos con sus iguales. Lo que sí parece claro es que parte del aumento de la violencia escolar se debe a una educación familiar permisiva que provoca que a los menores les cueste asumir las normas y la autoridad, tanto fuera como dentro de sus hogares.
P. ¿Cómo cree que se deben involucrar los padres en la prevención de la violencia escolar?
R. Los padres son el primer modelo a seguir de los hijos. Familias donde se fomenta una comunicación abierta y afectuosa suelen educar hijos e hijas respetuosos, tolerantes y empáticos. Del mismo modo, familias donde el hijo no es el centro de atención, sino que es un miembro más, con sus responsabilidades y sus obligaciones, educan hijos responsables y comprometidos. Y eso, obviamente, se traslada a la escuela, mejorando claramente el clima de convivencia de los colegios e institutos. Un dato a tener en cuenta: en los países de la OCDE, los profesores de Secundaria dedican en promedio ocho minutos de cada hora de clase a mantener el orden en el aula. En total, sobre unos 40 minutos al día, tres horas y media a la semana, 14 horas al mes.
P. ¿Cree que las familias tienen la percepción de que, en el caso de agresión hacia su hijo, la intervención del adulto no es suficiente y por eso aconsejan a sus hijos responder de igual manera?
R. En los últimos años, muchos docentes estamos observando que, aunque siempre ha existido, cada vez con mayor frecuencia los padres les dicen a sus hijos que si les pegan, se defiendan. Y cuando dicen que “se defiendan” se refieren a que respondan a una agresión con otra agresión, no llamando a un adulto.
P. ¿A qué cree que se debe esto?
R. Esto se debe a dos motivos; por un lado, las noticias constantes sobre el aumento del acoso escolar alertan a los padres, que no quieren que sus hijos lo padezcan y creen que lo mejor es atajarlo con una respuesta también violenta, y, por otro lado, a una creciente desconfianza acerca de cómo el sistema está protegiendo a sus hijos en el centro escolar. Puede que muchas veces sea injusto decir que los colegios y los profesores no hacen nada ante los casos de acoso escolar, pero también es verdad que, si existe esa percepción por parte de muchos padres, los docentes tenemos que hacer autocrítica y analizar qué estamos haciendo mal. Nosotros y, por supuesto, la administración educativa, que también tiene su parte importante de responsabilidad.
P. ¿Y qué se está haciendo mal?
R. Bueno, fundamentalmente, dos cosas: los modelos de prevención y las sanciones con los acosadores. En cuanto a lo primero, y esto lo denuncio siempre que tengo oportunidad, la formación del profesorado debe ser muchísimo más rigurosa, y debe haber mayor formación en el ámbito de la psicología para poder detectar problemas emocionales, mentales y de acoso y conocer herramientas para intervenir. Y, en cuanto a la sanción, en España tenemos cierta predisposición a justificar toda conducta negativa, de tal modo que hay una corriente muy importante que dice que la primera víctima del acoso escolar es el propio acosador, porque seguro que algo estará sufriendo para actuar así.
P. ¿Y de ahí esa sensación de impunidad que comenta que tienen algunos padres?
R. Efectivamente. Al no establecerse sanciones contundentes contra los alumnos acosadores e intervenir en las familias, como están haciendo ahora varios Estados de EE UU, los niños acosados ven cómo sus agresores continúan felizmente acosándoles, lo cual los deja en un absoluto estado de indefensión, siendo los niños acosados los que tienen que huir. Por eso muchos padres consideran que el mejor modo de atajar que a su hijo se le acose es que, a la primera, lo devuelva. Puedo llegar a entenderlo, aunque obviamente desde los colegios siempre insistimos en que, ante una agresión, avisen a un profesor.
P. ¿Qué estrategias fomentan en su centro —CEIP Joaquín Carrión Valverde de Murcia— para crear un ambiente seguro?
R. Lo primero de todo es la confianza. Si un niño no confía en que le vas a ayudar, nunca te contará que está sufriendo acoso. Y, muchas veces, al primero que quiere contárselo no son sus padres, por vergüenza, sino a ti como profesor. Y si tú no estás, se queda solo. Por eso, mi despacho está abierto las 24 horas para que cualquier alumno pueda entrar y contarme sus problemas. Y, cuando ha surgido algún problema grave, han visto que he actuado. Y ese es el segundo punto: que el niño sepa que lo vas a defender. Cuando nosotros tenemos la más mínima sospecha de que puede existir un caso de acoso, abrimos inmediatamente el protocolo. A pesar de toda la enorme burocracia que ello puede suponer. Y si, finalmente, se demuestra que hay acoso, aplicamos las sanciones más estrictas de nuestro plan de convivencia. Eso le deja claro al alumno acosado que lo estamos defendiendo y al alumno acosador que no toleramos de ninguna manera ese tipo de actitudes.
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