Ansiedad por separación: seis estrategias para gestionarla desde el inicio de curso
El miedo intenso de los niños cuando no están con sus padres puede provocarles desde una leve preocupación o nerviosismo hasta un llanto inconsolable o temblores. Establecer rutinas, transmitir seguridad y ser flexibles son herramientas para afrontarlo
Después de pasar juntos las vacaciones disfrutando de otros horarios y rompiendo, en muchos casos, las rutinas, toca volver a la escuela. Los mayores ya están acostumbrados a este cambio, pero los pequeños de la casa, sobre todo en edades por debajo de los 6 años, no saben gestionar bien su ansiedad y sus miedos y a los ...
Después de pasar juntos las vacaciones disfrutando de otros horarios y rompiendo, en muchos casos, las rutinas, toca volver a la escuela. Los mayores ya están acostumbrados a este cambio, pero los pequeños de la casa, sobre todo en edades por debajo de los 6 años, no saben gestionar bien su ansiedad y sus miedos y a los adultos nos toca ayudarles. Aunque la ansiedad por separación no solo puede pasar en la vuelta al cole; también puede aparecer en un cumpleaños cuando tu hija o hijo no se separa de ti, cuando no quiere ir a una excursión o incluso, siendo ya más mayor y aunque le apetezca mucho, cuando le da miedo quedarse a dormir en casa de un amigo.
La ansiedad por separación se refiere al miedo o angustia intensa que experimenta un niño cuando no está en presencia de sus padres o cuidadores principales. Son síntomas, además, que pueden variar en intensidad y duración. Algunos pueden tener síntomas leves, como preocupación o nerviosismo, llantos y berrinches, mientras que otros experimentan síntomas más pronunciados, como llanto inconsolable, temblores, náuseas e incluso vómitos. Y esto es normal cuando regresan al colegio, están en clase con compañeros y compañeras nuevas, hay un cambio de aula, curso y profesores, o tienen que volver a una rutina totalmente distinta a la de verano y alejarse de sus padres durante varias horas seguidas al día.
A pesar de que es un problema común, esta es una situación que puede ser muy estresante y difícil de gestionar cuando los menores se encuentran separados de sus padres o referentes de cuidado. Por lo que lo primero es no asustarse: es un proceso normal cuando es apropiada al nivel de desarrollo del menor y no se alarga en el tiempo. A la hora de afrontarla, la figura del padre o de la madre es muy importante, porque cuando los progenitores vemos a nuestro hijo preocupado o triste solemos ser reacios a dejarlos solos, lo que puede suponer un refuerzo de este miedo o ansiedad en vez de reforzar y dar seguridad al separarnos.
Por suerte, en muchos centros organizan días de acogida en las primeras semanas de curso en los que poder realizar este cambio acompañando a nuestros hijos e hijas en el proceso. “Para cualquier criatura, el paso de la vida familiar a la escuela es una experiencia complicada por el cambio que sufre en su vida durante este periodo. Por eso es tan valiosa y necesaria la presencia de las familias en el aula durante la acogida”, me cuenta mi amiga María Jesús Paradero, profesora de Educación Infantil con más de 20 años de experiencia con niños entre los 0-3 años. Además, muchos de ellos no han desarrollado todavía el lenguaje, por lo que su forma de expresar el malestar es para muchos adultos difícil de entender.
Como señala Paradero, profesora en la escuela de Educación Infantil Río de Alisos de Guadalix de la Sierra (Comunidad de Madrid), la mayoría de los niños y niñas tienen que hacer un gran esfuerzo emocional hasta que crean un vínculo seguro con sus educadoras, compañeros y se sienten seguros en el nuevo espacio: “En algunos, suelen aparecer diferentes conductas que hasta ese momento no habían manifestado, como alteraciones del sueño o de la alimentación, miedos, abandono, agresividad…”. Para la educadora, todas estas son manifestaciones normales de este periodo, y progresivamente irán disminuyendo a medida que el menor se sienta confiado y feliz en el nuevo entorno: “Es importante comprender que cada uno tiene un ritmo de adaptación personal que hay que respetar y acompañar”.
Debemos entender, por tanto, que la inseguridad es algo normal y forma parte de la vida, por lo que es esencial no forzar a un niño o niña a afrontar esta situación de forma abrupta u obligada. Es normal, sobre todo en los pequeños de menos de 6 años, que aún no haya control sobre el hecho de estar alejado de sus cuidadores, por lo que hay que ayudarles y enseñarles a tener mayor control y confianza en esos momentos.
Seis estrategias que son útiles antes, durante y después del estallido de la ansiedad por separación
- Volver a establecer rutinas. ¿Os acordáis de la pandemia? Casi estuvimos más afectados por la falta de rutinas los adultos que los niños y niñas. En la vuelta al cole los niños se sienten más seguros cuando tienen una rutina establecida. Establecer horarios consistentes para las comidas, el sueño y las actividades puede ayudar a reducir la ansiedad por separación.
- Transmitir seguridad. No es momento para exigencias. Es importante que los padres y cuidadores transmitamos seguridad y tranquilidad. Tenemos que ser modelos de este afrontamiento. Y esto lo hacemos acompañando, animando y expresándoles que estarán bien y que regresaremos a recogerlos en cuanto terminen las clases. Una comunicación real (“luego voy a volver a buscarte”, “no te preocupes que en el cole te van a cuidar muy bien”, “ve con tus amigos y amigas que yo luego te espero aquí…”) les irá dando seguridad según pasan los días.
- Separación gradual. No hay prisa. Los primeros días de la escuela es fundamental la colaboración entre profesores y educadores y familiares para hacer este proceso menos problemático y menos forzado. Además, que los niños les vean juntos es algo muy valioso porque les trasmite confianza.
- Fomentar la autonomía. Espacios propios en casa. A medida que los menores van creciendo es imprescindible fomentar su autonomía y capacidad para resolver problemas. Esto puede incluir tareas sencillas como vestirse, recoger sus juguetes, ayudar a poner la mesa o en la hora del baño. Eso les ayuda a ir adquiriendo sensación de control y, por tanto, reduciendo la ansiedad vinculada a la separación.
- Establecer límites. Saber decir que no. Establecer límites claros y consistentes ayuda a los niños a sentirse seguros y protegidos. Pero los límites son y sirven para fomentar la seguridad, no para imponer un criterio unilateral que puede servir justo para lo contrario.
- Saber flexibilizar. La norma está para saber adaptarla. La flexibilidad es el ingrediente fundamental del límite y la rutina. Los límites y las rutinas no son estrategias impermeables y rígidas. Al revés, tienen que servir para ayudar a afrontar situaciones de estrés.
En resumen, la ansiedad por separación es un problema común en muchos pequeños y puede manifestarse de diferentes formas. Es un proceso normal, y es crucial no dejarles solos en el afrontamiento o quitarle importancia. Por supuesto, si los síntomas se mantienen lo largo del tiempo o no se reduce su frecuencia o intensidad hay que pedir ayuda profesional. Es importante entender sus causas, pero, sobre todo, trabajar bien sus consecuencias para poder ayudarles a superarla de manera adecuada, disfrutar de la vuelta al cole, de ese cumpleaños y de sus compañeros y compañeras de clase. Establecer rutinas, transmitir seguridad, fomentar la autonomía, establecer límites claros y saber ser flexible como padres y madres son las estrategias clave para enseñar a los hijos e hijas a afrontar esta etapa de la vida.
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