¿Se quiere a todos los hijos por igual?
Los padres pueden sentir culpa e inseguridad cuando sus retoños les reprochan que ofrecen más atención y amor a los hermanos
Los hijos pueden reprochar a sus padres que quieren más a sus hermanos que a ellos. Frente a esta situación, los progenitores pueden sentir culpa o inseguridad por no estar ofreciendo atención y amor a sus hijos de forma equitativa. Sin embargo, “antes que madre o padres se es ser humano. Lo que sentimos hacia nuestros hijos no es un querer más, sino que tenemos más afinidad por alguno de ellos y esto no es algo malo, sino natural. Podemos sentir más afinidad, porque compartimos los mismos gustos o tenemos intereses parecidos, pero el amor hacia nuestros hijos es incondicional”, explica...
Los hijos pueden reprochar a sus padres que quieren más a sus hermanos que a ellos. Frente a esta situación, los progenitores pueden sentir culpa o inseguridad por no estar ofreciendo atención y amor a sus hijos de forma equitativa. Sin embargo, “antes que madre o padres se es ser humano. Lo que sentimos hacia nuestros hijos no es un querer más, sino que tenemos más afinidad por alguno de ellos y esto no es algo malo, sino natural. Podemos sentir más afinidad, porque compartimos los mismos gustos o tenemos intereses parecidos, pero el amor hacia nuestros hijos es incondicional”, explica Carmen Marco, psicóloga clínica infantil del centro AprenderT.
La confrontación entre hermanos por conseguir la atención y el amor de mamá y papá resulta habitual, ya que los padres “somos los mayores referentes para nuestros hijos, sobre todo a edades tempranas. Para ellos, es importante sentirse valorados y queridos por sus referentes y, en el caso de los niños más pequeñitos, lucharán con uñas y dientes por ese amor, incluso físicamente, ya que se pueden dar empujones por dar un abrazo a mamá o papá o por tener su mirada en ellos y no en su hermano. En niños algo más mayores, de unos siete u ocho años, podemos interpretar el reproche de queréis más a mi hermano que a mí como un intento de que valoren sus cualidades, éxitos o esfuerzos desde la individualidad y sin compararles con nadie”, añade Marco.
Minimizar la sensación de los niños de ser menos queridos que sus hermanos
La percepción de ser menos querido o apreciado que un hermano suele ser interna y no real, pero no por ello deja de resultar inquietante para el niño. “Cuando se producen estas sensaciones de celos en nuestros hijos, intentamos, como padres, volcarnos en darle más afecto o decirle más veces que les queremos y que son muy importantes para nosotros para amortiguar un poco ese sentimiento. En esos casos, una de las estrategias que más ayuda al niño a disminuir esos celos de su hermano es guiarle para que por sí mismo encuentre la solución. Para ello tenemos que recordarle y hacerle palpable, situaciones en las que le dedicamos un tiempo en exclusiva o valoramos sus capacidades o acciones”, aconseja la psicóloga Carmen Marco.
Ofrecer un espacio a cada hijo de manera individual ayuda a los hijos a gestionar la sensación de ser menos apreciados que sus hermanos. “Compartir un rato íntimo con ellos, contarles alguna pequeña confidencia en la que se conviertan en cómplices para hacerse conscientes, tanto los padres como los hijos, de que cada hermano es único, por lo que la relación con ellos, también lo es”, aclara la psicóloga.
Cuando detrás de los celos entre hermanos hay un reclamo de atención
Los hijos pueden sentir que sus padres no les dedican todo el tiempo que necesitan y puede derivar en frases como “a mí no me queréis tanto como a mi hermano, que en realidad son llamadas de atención para reclamar que los progenitores les dediquen más tiempo o una mayor atención. También puede darse la situación de que uno de los hijos tenga un problema médico o una dificultad y que los padres tiendan a sobreprotegerle, por lo que el otro hermano podría percibirlo como un exceso de atención hacia el otro en perjuicio de sí mismo”, explica Soraya Rebollo, psicóloga, especialista en niños y adolescentes.
Los celos entre hermanos no tienen edad y pueden sentirlos los mayores con respecto a los que pequeños y viceversa. “Cuando la diferencia de edad es significativa, el hermano mayor puede percibir que se le deja un poco de lado, que ya no tiene esa exclusividad, aunque si lo manejamos de manera adecuada, no tendrían por qué surgir esos sentimientos. Debemos tener también en cuenta que, en ocasiones, son los pequeños los que sienten celos porque se comparan y ven que no tienen las mismas habilidades que los de más edad o porque perciben que disfrutan de algunos privilegios que ellos no pueden tener”, aclara la psicóloga.
Ciertas pautas pueden ayudar a los hijos a gestionar los celos que se pueden despertar con respecto a los hermanos, como las que menciona la psicóloga Soraya Rebollo:
- Dedicar tiempo a los hijos en común y de manera individual, realizando con ellos juegos o actividades en exclusiva, como acompañarles a un sitio que quieran ir, desayunar juntos cuando hay una actividad fuera de lo habitual, como una consulta médica, dedicar un espacio a uno de los hermanos, mientras el otro está en una actividad extraescolar o hacer un día de chicas o de chicos.
- Convertirles en partícipes del cuidado de los otros hermanos, haciéndoles ver que son un miembro importante en la familia, aunque tenga poca edad.
- Buscar actividades en las que puedan disfrutar juntos con los hermanos y que favorezcan la complicidad entre ellos.
- Si surge el tema de si queremos más a uno que a otro, hacerles reflexionar con preguntas como, ¿por qué piensas eso? y hacerles ver que no es cierto, mediante hechos y argumentos no simplemente con un eso no es así o si yo te quiero mucho. Es importante que comprendan que cada hijo es diferente y que, como padres, ofrecemos a cada uno una atención distinta según sus peculiaridades y necesidades.
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