El Gordo se reparte entre turistas y fabricantes de tornillos

El número 72897 del Gordo de la Lotería de Navidad de la covid ha estado repartido por todo el país, desde Salamanca a Vigo, de Zamora a O Grove (Pontevedra) y como no, Madrid. Pero el gran trozo del pastel se lo han llevado en la localidad turística y pesquera de Punta Umbría (Huelva), donde nunca antes había tocado y donde se han repartido...

El número 72897 del Gordo de la Lotería de Navidad de la covid ha estado repartido por todo el país, desde Salamanca a Vigo, de Zamora a O Grove (Pontevedra) y como no, Madrid. Pero el gran trozo del pastel se lo han llevado en la localidad turística y pesquera de Punta Umbría (Huelva), donde nunca antes había tocado y donde se han repartido 240 millones, muchos de ellos a veraneantes, pero no todos, y en Reus (Tarragona) donde la administración de lotería de la plaza de la Pastoreta ha repartido también nada menos que 400 boletos del 72897, que son también 240 millones. [La lista completa de los premios, incluidas las pedreas, está disponible en tiempo real en el widget de EL PAÍS y aquí, las mejores imágenes de las celebraciones]

“Conocemos de algún marinero, de algún pequeño empresario, y la verdad es que esto va a ser una alegría enorme para el pueblo”, explica la alcaldesa del municipio onubense, Aurora Águedo, que recuerda que la localidad, de 15.000 habitantes cuya economía radica en el turismo y la pesca, se ha visto muy golpeada por la pandemia.

Las loteras vendieron 60 series por ventanilla y en envíos. “Es un orgullo muy grande haber repartido este premio”, confiesa Cristina Ferrera, empleada de Caro Vázquez, tercera generación de la única administración de Punta Umbría. “Nos hemos enterado de que lo hemos entregado porque nos han empezado a llamar”, añade Ferrera. “Ha llegado algún vecino que ha comprado, pero esperemos que vengan más”, señala, feliz, a la puerta del establecimiento.

Poco a poco, se va llenando la administración de Punta Umbría. La mayoría son curiosos que se han enterado de que había tocado allí y transeúntes que al pasar, se paran. “Ha venido uno al que le había tocado y nos ha llamado otra persona de Córdoba para decirnos que había comprado un décimo este verano”, explica Ferrera.

Uno de los clientes que se ha acercado al local es Emiliano Martín, que cuenta que estaba viendo la tele cuando, a las 12.02, los niños de San Ildefonso cantaron el Gordo, su Gordo. “Me sonaba que se parecía, así que fui a mirar y vi que me había tocado. He sentido muchos nervios”. Su suegro compró el décimo el verano pasado: “Siempre pilla tres, uno para ellos, otro para nosotros y otro para una pareja amiga de Madrid, con la que siempre intercambiamos números”.

Lo primero que ha hecho es ir al banco a depositar los décimos. “Y luego he ido a ver a las loteras para darles las gracias porque las conocemos bien, ya que echamos la Primitiva todas las semanas, pensando que ya se habría pasado el revuelo, pero resulta que todo está lleno de cámaras”, señala, riendo. Si para cualquiera ganar la lotería supone un alivio económico, en el caso de este vecino de Punta Umbría de 45 años el premio es doble. Martín es diabético y asmático, con lo que aún sale menos de lo normal para resguardarse de la covid. Además, su mujer tiene una enfermedad rara y él no está trabajando para poder cuidarla. “Tenemos muchos problemas y hemos pasado mucho miedo, esto nos viene muy bien”, se felicita.

A más de mil kilómetros, Reus lleva dos años seguidos descorchando cava. En 2019 fueron los 320 millones repartidos mediante los boletos del centro cultural aragonés El Cachirulo, este año, el chorro de euros ha salido de la taquilla de una de las administraciones más populares de la ciudad.

Óscar Bausá, el lotero propietario de un negocio que arrancaron sus padres, celebra haber repartido la fortuna entre sus vecinos. Apenas unos minutos después de que los niños de San Ildefonso cantaran el 72897, Óscar ya sabía perfectamente donde había caído la lluvia de millones: Riudecols. En este pequeño pueblo situado a una decena de kilómetros de Reus y de algo más de un millar de habitantes, está Indústries Teixidó, una factoría especializada en la tornillería y en las piezas metálicas de alta precisión. “El 80% de los boletos se han vendido allí”, certifica el lotero.

Al poco de conocerse la noticia, en la fábrica de Teixidó ha estallado la juerga. La nueva ha corrido como la pólvora entre los trabajadores, 470 empleados. Enfundados en uniformes azules, los trabajadores se felicitan mientras controlan de reojo las máquinas. José Lucena, representante del comité de empresa, fue el encargado de reservar el número premiado y de colgar por la fábrica algunos de los papeles donde se recordaba que era menester acudir a la administración de Reus para recoger el boleto reservado. “Lo escogí y ha tocado, estoy muy contento”, certifica Lucena. Indústries Teixidó es una de las empresas más potentes de la comarca, pero ha pasado un 2020 borrascoso por culpa de la covid 19. La plantilla ha soportado dos ERTE. “Menos mal que ya han quedado atrás, y hoy nos llevamos esta alegría”, celebra Jaume Salvadó, un empleado que lleva tres décadas en la empresa.

Salvadó ha acudido raudo a la fábrica pese a estar de vacaciones y no duda en interrumpir la conversación para irse a abrazar a Isabel, una compañera. “Compartíamos el número”, aclaran. El comentario generalizado es que el premio ha quedado “muy repartido” entre la plantilla. A las dos, con el cambio de turno, entran a la fábrica los operarios que se han enterado de la noticia al despertarse. Fran Jiménez, con apenas un año de antigüedad en la fábrica, entra a la nave con una sonrisa contenida. “Claro que vengo a trabajar, si a mí no me ha tocado nada”, responde cuando se le pregunta si la tentación de irse de celebración no había podido vencer a la obligación laboral.

La suerte ha volado también a Gijón. A Juana y a sus 10 amigas les ha tocado el Gordo. Compartían un décimo que una de ellas, siguiendo una tradición, siempre compra en los lugares en los que va a veranear. Este año tocó Punta Umbría y compró el 72897 en la administración de Vázquez y Ferrera. “No tenemos un número o una terminación fija, lo compró, imagino que porque es el primero que vio”, cuenta Juana. A ninguna antes les había tocado nada en la lotería y están muy contentas, especialmente después de este año marcado por la pandemia, informa Denisse López.

“Ya estamos pensando en hacer todas un viaje, lo mismo a Punta Umbría, pero cuando todo termine”, ríe Juana. De momento, y como son 11, ni siquiera pueden reunirse. “Lo estamos viviendo con gran alegría. Vamos a esperar a que Asturias deje reunir a más de cuatro personas para poder celebrar todas juntas”, explica vía telefónica.

Y un pellizco de los grandes ha llovido en el centro de Granada, a 20 metros de la plaza de Bib-Rambla, donde la administración número 4 ha repartido 180 millones. Según su administrador, Enrique Requena, ha despachado “muchos billetes y muchos décimos”, por lo que el dinero ha acabado en muchas manos. Requena cree que se ha vendido individualmente y no a ninguna peña o grupo de amigos. A la puerta del local, celebran el lotero y sus hijas, la prensa y ningún premiado, al menos que haya querido hacerlo público, informa Javier Arroyo. Requena, de 89 años y 36 de ellos al frente de un negocio que abrió su madre en 1940, está muy contento y tranquilo. Es la segunda ocasión que da un gordo: en 1997 ya repartió 35.000 millones de pesetas. Aquella vez, fue un número de sus habituales pero, en este caso, apunta una de las hijas, es de los que envía Lotería Nacional por su cuenta. Granada ha recibido tres millones del cuarto premio en el Albaicín y otros premios menores. En total, 184 millones.

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