La guerra de Gaza se cuela en la convención demócrata de Chicago
Un centenar de grupos del ala izquierda del partido convocan una gran protesta por la matanza de palestinos, un acto que amenaza la imagen de unidad en torno a Kamala Harris
La Convención Nacional Demócrata que se celebra de lunes a jueves para sellar la candidatura presidencial de Kamala Harris incide en la idea de unidad hasta en el nombre de su sede: el United Center de Chicago. Pero esa imagen de armonía en torno a la vicepresidenta se fracturaba apenas unas calles más allá: más de un centenar de grupos del ala izquierda del partido habían convocado este lunes, lo que ase...
La Convención Nacional Demócrata que se celebra de lunes a jueves para sellar la candidatura presidencial de Kamala Harris incide en la idea de unidad hasta en el nombre de su sede: el United Center de Chicago. Pero esa imagen de armonía en torno a la vicepresidenta se fracturaba apenas unas calles más allá: más de un centenar de grupos del ala izquierda del partido habían convocado este lunes, lo que aseguraban que sería una gran protesta de miles de personas contra la guerra en Gaza. En vísperas de la inauguración, un millar de personas ya habían marchado por las calles de la Ciudad de los Vientos con banderas palestinas para exigir “el cierre de la convención”.
Algunos acudían pese a su creencia de que las protestas no cambiarán las posiciones demócratas. “Estoy aquí porque es lo único que podemos hacer. Levantar la voz. Que se nos oiga protestar. Si participamos, nuestra voz cada vez se oirá más y cada vez más gente se sumará a nosotros, a quienes exigimos el fin de la guerra. La gente está muriendo en Gaza cada día”, explica Yusef, un pequeño empresario árabe estadounidense de origen palestino y residente en Chicago, que exhibe con orgullo una kufiya (el pañuelo nacional palestino) y una gran bandera roja, negra, blanca y verde”.
Este antiguo votante de Trump —”reconozco que yo era muy ignorante, incluso de la Historia de mi pueblo. Pero octubre (cuando empezó la guerra) supuso un cambio radical para mí”— sostiene que “republicanos y demócratas son lo mismo” en sus posiciones y que votará este noviembre por un tercer partido. “La solución a lo que ocurre en Oriente Próximo no va a llegar desde esta país. Estados Unidos es demasiado proisraelí. Espero que otros países presionen y quizá, en el futuro, algo podrá acabar cambiando”.
Sasig, de 30 años y también de origen palestino, ha llegado desde Wisconsin para participar en la manifestación en Union Park, en las cercanías del Union Center. Explica que familiares suyos han muerto en Gaza. “Esta guerra tiene que acabar ya”, declara, “Kamala Harris tiene que darse cuenta de que esta situación es insostenible. Tiene que escuchar una causa que es justa”.
La guerra en Gaza es uno de los asuntos que más dolorosamente han dividido al Partido Demócrata durante meses. De un lado, los grupos progresistas y árabes estadounidenses señalan una cifra de muertos palestinos que ya supera los 40.000 para acusar de genocidio al presidente Joe Biden por sus posiciones proisraelíes y, por extensión, al resto de su Administración, incluida Harris. Del otro, los grupos proisraelíes que protestan contra el uso del término “genocidio” y que consideran que Israel solo responde a los atentados de Hamás del 7 de octubre. Y, en medio, el resto del partido, preocupado por la marcha de los acontecimientos en Oriente Próximo y que desean que la disputa no perjudique la imagen de unidad demócrata ni sus perspectivas electorales frente a los republicanos de Donald Trump el próximo 5 de noviembre.
Mientras Biden fue el candidato presidencial demócrata, la guerra en Gaza fue uno de los grandes fantasmas que le persiguió en la campaña y uno de los motivos de su caída en la intención de voto entre los jóvenes y grupos progresistas. Cada acto electoral del presidente se vio marcado por gritos de protesta o banderas propalestinas, y el voto de protesta se ejerció durante las primarias demócratas en varios Estados, especialmente en Míchigan y Minnesota, con una alta proporción de población árabe estadounidense. Allí, cerca de 800.000 personas eligieron votar “no declarado”, una forma de voto en blanco. Esos votantes eligieron a una treintena de delegados que no están obligados a votar a Biden o Harris, del total de los más de 4.500 que asisten al cónclave demócrata en Chicago,
Inicialmente, se produjo una pausa en las movilizaciones después de que Kamala Harris le sustituyera al frente de la fórmula demócrata: la vicepresidenta se percibía como más dispuesta a escuchar las reclamaciones propalestinas. La tregua duró poco. Esas voces han vuelto a escucharse en los mítines: en las últimas dos semanas, la candidata ha interrumpido en más de una ocasión sus discursos electorales para dirigirse a esos activistas. Ahora también se oyen dentro de la propia convención.
La treintena de delegados “no declarados”, agrupados en lo que autodenominan “Delegados contra el Genocidio”, exige un alto el fuego inmediato y un embargo de armamento contra Israel. Este grupo reclamaba, sin éxito, un espacio en el programa de discursos y la inclusión del embargo en el programa electoral oficial del partido. Ahora asegura que utilizará su derecho a la libertad de expresión para exigir el fin de la guerra durante los actos previstos en los cuatro días de convención, que incluyen una votación ceremonial para confirmar simbólicamente el nombramiento de Harris como candidata demócrata este martes.
“Son delegados del Partido Demócrata y la esperanza es que se les respete como delegados. Del mismo modo, nosotros pretendemos respetar el desarrollo de los trabajos de la Convención Nacional Demócrata”, sostenía en vísperas del cónclave Layla Elabed, cofundadora del Movimiento Nacional No Declarado.
Alex Gallegos, delegado “no declarado” de Illinois, subraya que “queremos que gane Kamala Harris en noviembre. Pero también queremos que apoye un alto el fuego inmediato. Queremos el fin de la guerra y el regreso de los rehenes de los dos lados, israelíes y palestinos, y la única manera de conseguirlo es mediante un alto el fuego. Pero Kamala Harris de momento no nos ha dado indicios de que esté por un alto el fuego. Su retórica ha sido un poco más comprensiva que la de Biden, pero lo que queremos ver son hechos concretos”.
Desde que Harris quedó designada candidata demócrata, representantes del partido han desarrollado conversaciones con las organizaciones propalestinas, en un intento de evitar mostrar fracturas abiertas durante la convención o divisiones que pudieran perjudicar las perspectivas electorales del partido. Durante una visita a Míchigan para un acto electoral, la vicepresidenta habló brevemente con Elabed y otros líderes de ese movimiento.
Otros altos cargos demócratas, incluida la directora de campaña de Harris, Julie Rodríguez-Chávez, se han desplazado a Míchigan para escuchar las posiciones de la comunidad árabe estadounidense.
En un gesto hacia las dos alas del partido con posiciones opuestas sobre la guerra, los organizadores de la convención han incluido en los turnos de oradores a familiares de los rehenes estadounidenses retenidos en Gaza. El segundo caballero, el esposo de la vicepresidenta Kamala Harris, Douglas Emhoff, tiene previsto hablar sobre su judaísmo en su intervención ante los delegados este martes. Y este lunes, según ha anunciado el Movimiento Nacional No Declarado, un panel de la convención abordará los derechos palestinos.
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