Joe Biden pasa el testigo en Chicago a Kamala Harris para impulsarla hasta la Casa Blanca
El presidente de EE UU, que considera clave derrotar a Donald Trump para defender su legado, se va de vacaciones tras la primera jornada de la convención demócrata
Joe Biden viajó este lunes a Chicago para asistir a una Convención Nacional Demócrata muy diferente de la que había imaginado hasta hace solo un mes. El plan de vuelo del Air Force One contempla solo una parada de unas horas en la ciudad antes de poner rumbo a Santa Ynez, California, a casi 3.000 kilómetros de distancia, donde el presidente de Estados Unidos pasará el resto de la semana de vacaciones. Aun así, la fugaz presencia de Biden en la convención pasará a la historia: cede el testigo a su vicepresidenta, Kamala Harris, ...
Joe Biden viajó este lunes a Chicago para asistir a una Convención Nacional Demócrata muy diferente de la que había imaginado hasta hace solo un mes. El plan de vuelo del Air Force One contempla solo una parada de unas horas en la ciudad antes de poner rumbo a Santa Ynez, California, a casi 3.000 kilómetros de distancia, donde el presidente de Estados Unidos pasará el resto de la semana de vacaciones. Aun así, la fugaz presencia de Biden en la convención pasará a la historia: cede el testigo a su vicepresidenta, Kamala Harris, con el objetivo de derrotar en las elecciones del 5 de noviembre al republicano Donald Trump, al que el presidente percibe como una amenaza para la democracia y para el país.
La inmensa mayoría de los más de 4.500 delegados que han acudido a la convención fueron elegidos en las primarias demócratas para nombrar a Biden, de 81 años, como candidato. Sin embargo, tras el desastroso debate de Atlanta del 27 de junio contra Trump, el presidente acabó cediendo a las presiones de su partido y de la opinión pública. Tiró la toalla y dio su apoyo a Harris, a la que los demócratas ya nominaron oficialmente a través de teleconferencia hace dos semanas. El relevo ha cambiado de forma radical la dinámica de la campaña, en la que la demócrata ha adelantado a Trump en las encuestas. Con Harris y con su candidato a vicepresidente, Tim Walz, la alegría, el entusiasmo y la energía se han instalado en el partido de una forma que los demócratas no recordaban desde la campaña de Barack Obama de 2008.
Biden estaba llamado hace un mes a pronunciar el discurso de cierre de la convención, el de aceptación de su nominación, pero finalmente el partido le reservó la intervención estelar de la primera jornada, prevista para cerca de las 22.00 horas en Chicago (las 5.00 de la mañana del martes en la España peninsular). El programa electoral demócrata, publicado en su última versión este domingo, aún habla de que Biden se presenta para “terminar el trabajo” y menciona 20 veces un segundo mandato del presidente, lo que da idea de lo rápido que han virado los acontecimientos; aunque también de la escasa capacidad de reacción de los responsables de su edición.
Trump se mofó este lunes de ello en su red social: “En la plataforma demócrata recién publicada, mencionan el ‘segundo mandato’ del corrupto Joe Biden más de 20 veces. Esto demuestra que la plataforma [como se denomina al documento programático] no es tan importante para ellos cuando ni siquiera hacen el cambio”, escribió.
El arranque de la convención se ha convertido en un homenaje al legado de Biden, de sabor algo agridulce para el presidente. Muchos de los que ahora elogian su legado en la convención son los mismos que le impulsaron a dar un paso a un lado hace solo unas semanas.
“Honraremos, por supuesto, al presidente Joe Biden. No estaríamos aquí sin él. Su récord histórico de logros con la vicepresidenta Harris a su lado no tiene parangón en ninguna presidencia de la historia moderna, y será un honor para nosotros destacar y mostrar sus logros”, afirmó este lunes Alex Hornbrock, director ejecutivo de la convención, en la primera rueda de prensa del cónclave. “Los políticos se preocupan por las próximas elecciones, los estadistas se preocupan por la próxima generación”, le elogió a Biden Cedric Richmond, copresidente de la campaña de Harris, en el mismo acto. “Como estadista pasa el testigo a la vicepresidenta Kamala Harris para que siga poniendo a este país por delante”, añadió.
Último servicio al país
El presidente ha vivido resignado su renuncia, como un sacrificio personal, una especie de último servicio al partido y al país. Es el primer presidente que no se presenta a la reelección desde Lyndon B. Johnson en 1968. Para que su inmolación cobre sentido, sin embargo, es necesario que Harris derrote a Trump y Biden está decidido a arrimar el hombro para ello. El viernes, en Hagerston (Maryland), le preguntaron cuál sería su mensaje de este lunes a los demócratas y contestó con una sola palabra: “Ganad”.
Biden se retiraba a ultimar su discurso de la convención a Camp David, la residencia campestre del presidente en Maryland, donde también preparó el debate que acabó con sus posibilidades de reelección. Se espera que haga una encendida defensa de los logros de su mandato, que inició en plena pandemia, y que son logros compartidos con Harris.
Durante su presidencia, la creación de empleo ha batido récords al calor de la recuperación de la crisis sanitaria y la tasa de paro se ha mantenido en niveles muy bajos —aunque la elevada inflación lo ha eclipsado—. Biden ha impulsado un histórico plan de infraestructuras y ha incentivado las inversiones en energías limpias y microprocesadores, dando un fuerte impulso al sector industrial con una política proteccionista. El presidente presume de las rebajas de precios de medicamentos que ha forzado, de sus medidas para aliviar la deuda estudiantil y de las destinadas a combatir comisiones abusivas de empresas y bancos, dentro de una política económica con la vista puesta en la clase media.
También saca pecho de su política exterior, especialmente de su liderazgo para ampliar y reforzar la OTAN en respuesta a la invasión rusa de Ucrania. La guerra de Gaza, sin embargo, ha sido uno de los factores que han contribuido a su desgaste y que aún empañan la unidad del partido, como se ha puesto de manifiesto en Chicago.
“Este es un momento de plenitud para él”, ha dicho la portavoz de la Casa Blanca este lunes a bordo del Air Force One, en una intervención retransmitida por la Casa Blanca. “Está ansioso por hablar de los resultados históricos que ha conseguido para el país junto con la vicepresidenta Harris. Pueden esperar que el presidente Biden siga hablando de los logros de su Administración para las familias trabajadoras, y de la diferencia entre una agenda que haría avanzar al país y una que lo haría retroceder”, ha añadido.
“Es una gran noche. Está muy emocionado. Está deseando que llegue. Va a hablar de su visión del país, de lo que ha hecho en los dos últimos años, y de las políticas para avanzar ahora y no para retroceder”, ha asegurado.
Que Harris gane las elecciones es vital para su legado. Biden considera que Trump, con su retórica autoritaria y populista, es una amenaza para la democracia estadounidense. Desalojarle del poder fue su primer gran logro como presidente. Ahora tratará de que no vuelva a la Casa Blanca.
En sus más de 50 años de carrera, Biden nunca ha sido un político especialmente carismático. Sus mítines no congregan multitudes como las que suele atraer Trump y, ahora, Harris. La convención que lo nominó en 2020 se celebró de forma virtual por la pandemia. Su aparición en el United Center de Chicago de este lunes es un baño de masas en que el partido le rinde homenaje por toda su carrera acompañado de familiares y aliados. Sin embargo, cuando llegue el momento culmen de la convención, el discurso de aceptación de la nominación de Harris, Biden lo verá por televisión.
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