El apoyo de Pelosi a Kamala Harris afianza su designación como candidata mientras su campaña bate récords de recaudación
“Mi entusiasta respaldo es oficial, personal y político”, dice la expresidenta de la Cámara de Representantes. Centenares de delegados cierran filas en torno a la vicepresidenta, que recibe 81 millones en donaciones
El respaldo ofrecido el domingo por el presidente Joe Biden a su vicepresidenta, Kamala Harris, pocos minutos después de que aquel anunciara que se apeaba de la carrera presidencial, abrió las compuertas de una cascada de apoyos para su número dos. Durante las últimas horas, centenares de delegados (más de mil a primera hora de la tarde del lunes), destacados gobernadores ―como el de Kentucky, Andy Beshear, o el de Illinois, J. B. Pritzker―, miembros de la Administraci...
El respaldo ofrecido el domingo por el presidente Joe Biden a su vicepresidenta, Kamala Harris, pocos minutos después de que aquel anunciara que se apeaba de la carrera presidencial, abrió las compuertas de una cascada de apoyos para su número dos. Durante las últimas horas, centenares de delegados (más de mil a primera hora de la tarde del lunes), destacados gobernadores ―como el de Kentucky, Andy Beshear, o el de Illinois, J. B. Pritzker―, miembros de la Administración de Biden (Pete Buttigieg) e influyentes congresistas y senadoras ―entre ellas, Alexandria Ocasio-Cortez o Elizabeth Warren―, así como los Clinton, se alinearon con la posibilidad de la candidatura de Harris a la presidencia de Estados Unidos, mientras su campaña batía récords de recaudación: 81 millones de dólares en apenas 24 horas.
El respaldo más valioso de la jornada se hizo, con todo, de rogar. Fue a primera hora de la tarde del lunes, casi 24 horas después de la renuncia histórica, cuando la expresidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, que había mostrado su interés en la celebración de unas “miniprimarias” para escoger aspirante, emitió un comunicado que decía: “Con un inmenso orgullo y un optimismo ilimitado en el futuro de nuestro país brindo mi respaldo a la vicepresidenta. Mi entusiasta apoyo es oficial, personal y político. (...) Tengo plena confianza de que nos llevará hasta la victoria”. Pelosi es californiana como Harris y su silencio había retumbado especialmente. Es una de las demócratas más influyentes y su apoyo será decisivo a la hora de abrochar las posibilidades de Harris.
Tras las semanas de discusiones y nervios que siguieron al desastroso espectáculo que Biden dio ante una audiencia de más 50 millones en su debate del 27 de junio contra Donald Trump, el partido mostró su cara más unida, aunque algunos pesos pesados demócratas evitaron hacer público su entusiasmo.
Entre esos disidentes está el expresidente Barack Obama, cuyo entorno explicó a los medios estadounidenses que estaba aplicando la misma cautela que en las primarias de 2020, cuando no se decantó por ninguno de los candidatos en liza.
Otros que guardaban silencio, se interpreta que en un acto de responsabilidad institucional, eran a mitad de una jornada vertiginosa los líderes demócratas en ambas Cámaras: el de la mayoría en el Senado, Chuck Schumer, y el de la minoría en el Congreso, Hakeem Jeffries. Este último dijo a los periodistas en el Capitolio que ambos estaban esperando a poder celebrar una reunión con Harris para pronunciarse al respecto.
En las primarias, Biden se aseguró el apoyo de 3.939 delegados de los poco más de 4.000 que se citarán en Chicago en la Convención Nacional Demócrata, cuya celebración está prevista entre el 19 y el 22 de agosto. Según las reglas del partido, esos delegados quedan liberados para votar a quien quieran ahora que su candidato se ha retirado de la carrera. Los defensores de resolver el asunto de la sucesión sin más debate argumentan que esos simpatizantes estaban votando en realidad por el tándem electoral que formaban Biden y Harris. Según un recuento de la CNN, Harris había conseguido este lunes a primera hora de la tarde superar la simbólica cifra de mil delegados. Necesita 1.986 para ser la candidata demócrata. Los cálculos de la agencia AP eran similares.
La campaña del presidente se rebautizó formalmente el domingo como “Harris para presidenta”, lo cual da a la candidata acceso a una cuenta que tenía 96 millones de dólares (unos 88 millones de euros) en efectivo a finales de junio. Asimismo, quienes trabajaban en la candidatura de Biden pasaron automáticamente a hacerlo en la de Harris. En las horas que han pasado desde el anuncio histórico de la renuncia, su campaña recaudó un récord de 81 millones de dólares provenientes de pequeños donantes.
En su cuenta de X, la vicepresidenta ―que compareció en la Casa Blanca en un acto sin relación con las elecciones y elogió el legado de su jefe (“lo logrado por Biden no tiene comparación en la historia reciente de Estados Unidos”, dijo)― confirmó que consideraba la jornada del lunes como “el primer día completo” de su campaña. Por la tarde, se dirigó a Wilmington (Delaware) para reunirse con su nuevo equipo. Es la ciudad natal de Biden, así como el lugar que este escogió como sede central de su campaña. La visita de Harris marcó un momento clave en la transición entre ambos candidatos.
De momento, ningún otro demócrata ha salido a la palestra con una candidatura sólida, aunque este lunes por la mañana Joe Manchin, senador por Virginia Occidental, pareció que lo haría. Manchin es uno de los políticos más influyentes de Washington. Convencido centrista (un perfil indispensable para que un demócrata gane en un Estado tan conservador como el suyo), ejerció de contrapeso en el Capitolio a las políticas más progresistas de Biden, especialmente a las medioambientales, perjudiciales para la importante industria del carbón de Virginia Occidental. En mayo pasado, dejó el partido y se registró como independiente. El domingo a última hora amagó con volver a la formación para poder presentarse a la presidencia. Por la mañana negó que esas fueran sus intenciones.
Que Harris será muy probablemente la aspirante a la Casa Blanca lo piensan también en la campaña de Trump, que en las últimas horas ha afilado los cuchillos contra ella. Entre otras tácticas, han contratado anuncios atacándola en los Estados decisivos. En esos territorios, en los que lideran los republicanos, Harris tiene mejores perspectivas de las que tenía Biden, y también puede presumir de mayores apoyos entre los votantes negros, los jóvenes y las mujeres.
Además, Harris, de 59 años, ofrece una imagen mucho más enérgica que la que daba su jefe, y también que la de su contrincante republicano, de 78 años. Ese enfrentamiento esconde además un capricho del destino interesante: la demócrata tiene un pasado como fiscal general en California, mientras que el republicano es un delincuente convicto, al que un jurado de Nueva York consideró culpable de 34 delitos graves en el caso Stormy Daniels.
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