Los socialdemócratas exigen a Von der Leyen políticas de vivienda a cambio de sus votos para que repita en la Comisión Europea
Los eurodiputados de S&D reclaman a la conservadora, que debe superar la confirmación del Parlamento Europeo la próxima semana, que no coopere con la ultraderecha
El grupo socialdemócrata (S&D) en la Eurocámara exige a Ursula von der Leyen que en la próxima legislatura ponga en marcha más medidas sociales y políticas europeas para acabar con el problema europeo de acceso a una vivienda. Es la principal condición para apoyar su continuidad al frente de la Comisión Europea. Ante la decisiva votación del Parlamento Europeo, prevista para el próximo jueves,...
El grupo socialdemócrata (S&D) en la Eurocámara exige a Ursula von der Leyen que en la próxima legislatura ponga en marcha más medidas sociales y políticas europeas para acabar con el problema europeo de acceso a una vivienda. Es la principal condición para apoyar su continuidad al frente de la Comisión Europea. Ante la decisiva votación del Parlamento Europeo, prevista para el próximo jueves, y que la conservadora alemana debe superar para seguir en el cargo, el grupo S&D, con al menos 136 eurodiputados, pone como requisito también que no se aparque la agenda verde. Los socialistas reclaman además a Von der Leyen —de la familia del Partido Popular Europeo y que lleva meses coqueteando con la primer ministra italiana, la ultraconservadora Giorgia Meloni, y con su grupo parlamentario, el de los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR)— que no coopere con la extrema derecha.
En su propuesta, presentada este martes a Von der Leyen en una reunión a puerta cerrada en la Eurocámara, los socialdemócratas hablan de la falta de viviendas asequibles y de una crisis apremiante en toda Europa. Proponen que se incluyan programas específicos dentro de la política de cohesión europea y una inversión adicional de al menos 50.000 millones de euros, procedentes de varias fuentes de financiación —incluido el Banco Europeo de Inversiones (BEI)—, para trazar un programa europeo. Ese marco incluiría planes de vivienda social y asequible, apoyo a las políticas nacionales y a las viviendas públicas, una iniciativa legislativa para regular los alquileres y objetivos vinculantes para eliminar gradualmente el número de personas sin hogar en la UE. “La escasez de la vivienda es un gran problema europeo, que además es transversal, y abarca desde la eficiencia energética, la agenda contra la pobreza y otras”, remarca la eurodiputada socialista Lina Gálvez.
Los socialdemócratas reclaman también que se cree la figura del comisario europeo de vivienda. Una idea a la que Von der Leyen se ha mostrado “receptiva”, según fuentes parlamentarias presentes en la reunión. Otras fuentes hablan de buen ambiente y subrayan que la conservadora alemana puso empeño en convencerlos. Lo ilustran con un ejemplo: la previsión era que la intervención inicial de la aspirante a repetir como presidenta de la Comisión Europea en esta cita durara 20 minutos, pero se prolongó durante 40. “Hemos escuchado buenas palabras, pero necesitamos más concreción y que esa concreción se traslade a las líneas estratégicas que Von der Leyen tiene que presentar por escrito, antes del debate que vamos a celebrar el próximo jueves en el Parlamento Europeo”, apunta Iratxe García, presidenta de S&D.
“El apoyo del grupo socialista no puede ser un cheque en blanco”, incide García, que explica que la legislatura pasada el procedimiento para apoyar a la alemana fue similar. “Queremos que asuma compromisos en materia de política social, de derechos fundamentales. Y también queremos enviar una señal clara de que no vamos a permitir el retroceso en lo que han sido avances europeos fundamentales”, añade.
Von der Leyen está apurando la ofensiva para captar los 361 votos (de 720) de la Eurocámara que necesita para encabezar de nuevo el Ejecutivo comunitario, como propusieron hace unas semanas los líderes de la UE. La presidenta de la Comisión busca convencer a su alianza tradicional: sus propios eurodiputados populares, los socialdemócratas y los liberales. Los tres grupos suman 401.
Pero el proceso de voto es secreto y la alemana cuenta con que perderá votos incluso de su propias filas populares. Por eso también está tanteando a los Verdes (53 parlamentarios), con los que se ha reunido este miércoles —también se ha citado con los liberales de Renew— y a algunos conservadores. El martes, en su reunión con los socialdemócratas, volvió a diferenciar entre el grupo de ultraderecha de Meloni, ECR, con los que se reunirá el martes, y otros, como los nuevos Patriotas por Europa, del húngaro Viktor Orbán y la francesa Marine Le Pen, que se ha convertido en el tercer grupo parlamentario. La alemana no considera establecer una coalición con ECR ni cooperación estructurada, sino más bien alguna colaboración concreta para sacar iniciativas adelante.
Los votos de los socialdemócratas son, así, decisivos para Von der Leyen. A la hora de negociar, el grupo S&D, además de en las políticas de vivienda, pone mucho énfasis en medidas sociales y laborales, a las que dedica un apartado específico (el primero y más largo de un documento de 12 páginas). En este apartado destaca reforzar la autoridad laboral europea o limitar las cadenas de contratos en subcontratas. También reclaman que se fije un objetivo de cobertura de los convenios del 80% de los asalariados, un paso que, de desplegarse, tendría poco impacto en España, que supera holgadamente ese nivel, pero sí tendría mucho impacto en los países del este, con niveles de protección mucho más bajos.
“Von der Leyen no debe abandonar la agenda social, de igualdad y medioambiental, y aunque haya otras prioridades debe seguir impulsándola. Se ha hecho mucho, pero hay que implantarlo”, añade Gálvez. Las delegaciones socialdemócratas coinciden con las verdes en exigir que no haya marcha atrás en el pacto verde europeo. Uno de los puntos de ese programa será conflictivo: el visto bueno a que 2035 sea el último año en que los fabricantes puedan vender coches de combustión. Esta medida fue aprobada con muchas dificultades en la legislatura que ahora toca a su fin y hay muchas presiones desde el propio partido de Von der Leyen, el PPE, para retrasar la entrada en vigor de esa prohibición. Fuentes parlamentarias apuntan que en este punto fue donde la alemana se mostró más esquiva.