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El Papa pide a Israel el cese de los ataques en Líbano y a Hezbolá, el fin de la lucha armada

León XIV se despide de Beirut con una misa multitudinaria y reza en el lugar de la gran explosión en el puerto de 2020 para recordar “la sed de verdad y de justicia de tantas familias, de todo un país”

El papa León XIV se ha despedido en el mediodía de este martes de Líbano, última etapa ...

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El papa León XIV se ha despedido en el mediodía de este martes de Líbano, última etapa tras Turquía de su primer viaje internacional, con una llamada a la paz dirigida a las dos partes en conflicto en el país. Sin mencionarlos explícitamente, pero sin dejar lugar a dudas, el Pontífice ha aludido a Israel y Hezbolá en un “llamamiento urgente”: “Que cesen los ataques y las hostilidades. Que ya nadie crea que la lucha armada conlleva algún beneficio. Las armas matan; la negociación, la mediación y el diálogo edifican. ¡Elijamos todos la paz como camino, no solo como meta!”.

La milicia proiraní Hezbolá entró en conflicto con Israel “en solidaridad” con el ataque de Hamás del 7 de octubre de 2023, hasta que se acordó un alto el fuego hace un año. Sin embargo, el ejército israelí aún bombardea constantemente el sur y el este de Líbano, con el argumento de que Hezbolá no se ha desarmado, como preveía el acuerdo de tregua. Aunque también contemplaba que Israel se retirara de suelo libanés y esto tampoco se ha cumplido. Atrapado en medio de la contienda, el Gobierno de Beirut trata de desarmar a Hezbolá y pide al Ejecutivo de Benjamín Netanyahu que le conceda tiempo y confianza para hacerlo.

Antes, al final de la misa celebrada en el puerto de Beirut, el Papa también había hablado de la situación en la región: “Oriente Próximo necesita nuevos enfoques, para rechazar la mentalidad de venganza y violencia, para superar las divisiones políticas, sociales y religiosas, y para abrir nuevos capítulos en el nombre de la reconciliación y la paz. El camino de hostilidad y destrucción mutua y el horror, con deplorables resultados, están a la vista de todos. Necesitamos cambiar de rumbo. Necesitamos educar nuestros corazones para la paz”.

El Pontífice hizo luego un llamamiento a la comunidad internacional para que “no ahorre esfuerzos en promover procesos de diálogo y reconciliación”. También a los líderes políticos y sociales de cada país: “¡Escuchen el grito de sus pueblos que están pidiendo la paz!“.

Estos días las armas han callado en Líbano. En la víspera de la llegada del Papa, Israel anunció que ajustaba sus protocolos a la visita, una forma de decir que haría una pausa en sus intervenciones militares. La última fue hace nueve días, un ataque con misiles en el mismo Beirut que causó cinco muertos, entre ellos el número dos de Hezbolá. Por su parte, la milicia difundió un mensaje de bienvenida a León XIV, en el que confiaba en su postura de “rechazar la injusticia y la agresión” infligidas “por los invasores sionistas y sus partidarios”.

Robert Prevost, que en estos seis días de viaje ha sido muy prudente y apenas ha tenido referencias explícitas a las circunstancias políticas, ha hecho su llamamiento a la paz en su discurso de despedida en el aeropuerto de Beirut. La llegada a Roma está prevista poco después de las 16.00. No obstante, aún queda un epílogo importante, la rueda de prensa prevista en el viaje de regreso con los medios acreditados en el vuelo papal, entre ellos EL PAÍS.

En su último día en Beirut, el Papa ha visitado el hospital de la Croix, de las franciscanas, en Jal ed Dib, a 20 kilómetros de la ciudad. Fundado en 1919, es uno de los más grandes centros sanitarios para discapacitados mentales de Oriente Próximo, con un millar de camas. Después, León XIV se ha trasladado al lugar del puerto donde tuvo lugar la aterradora explosión de material químico que devastó la ciudad en 2020. Causó 218 muertos y más de 7.000 heridos. Su dimensión fue tal que causó un temblor sísmico de escala 3,3.

Rezo en el lugar de la explosión del puerto

Ha sido una tragedia nacional y el Papa se ha detenido a rezar en la zona cero de la explosión en un momento muy emotivo para los libaneses. Sobre todo porque cinco años después del suceso las investigaciones están empantanadas y no se han determinado responsabilidades, algo que genera una enorme indignación popular y el descrédito de la clase política. Tan solo el pasado mes de abril el juez Tarek Bitar logró retomar el caso, tras numerosas interferencias de políticos y funcionarios. El accidente fue causado por un cargamento químico altamente explosivo que llevaba 10 años abandonado en un muelle, pese a reiteradas advertencias de su peligrosidad.

En el acto silencioso, al pie del silo medio derruido donde estaba el cargamento químico y entre montañas de cascotes que aún rodean la zona, estaban presentes 60 familiares de víctimas, con fotos de los fallecidos. También ha asistido el primer ministro libanés, Nawaf Salam, que perdió a su madre en la explosión. Más de 300.000 viviendas de los alrededores del puerto quedaron destrozadas.

El grupo de afectados ha entregado al Papa una bufanda con el nombre de todas las personas muertas en el accidente. Hace un año, en una visita al Vaticano, le dieron una igual a Francisco, que nunca pudo visitar Líbano. Tenía previsto hacerlo este año, pero el proyecto quedó truncado por su muerte, el pasado mes de abril.

León XIV también se ha referido a este momento de la visita en su discurso de despedida en el aeropuerto: “Me ha conmovido la breve visita al puerto de Beirut, donde la explosión ha devastado no solo un lugar, sino tantas vidas. He rezado por todas las víctimas y llevo conmigo el dolor y la sed de verdad y de justicia de tantas familias, de todo un país”.

El último acto del Papa en Beirut ha sido una misa multitudinaria, en el país con la mayor comunidad cristiana de Oriente Próximo, un 32% de la población. Según las autoridades, han asistido 150.000 personas. La ceremonia se ha celebrado en una gran explanada del puerto, ganada al mar con escombros y material de las ruinas retiradas del centro de la ciudad al final de la guerra civil que asoló el país entre 1975 y 1990.

En su homilía, León XIV ha llamado a los libaneses a “unir nuestros esfuerzos para que esta tierra pueda recuperar su esplendor”. “Solo hay una forma de hacerlo: desarmemos nuestros corazones, dejemos caer las armaduras de nuestras cerrazones étnicas y políticas, abramos nuestras confesiones religiosas al encuentro mutuo, despertemos en lo más profundo de nuestro ser el sueño de un Líbano unido, donde triunfen la paz y la justicia, donde todos puedan reconocerse hermanos y hermanas”, ha dicho.

El Papa se ha despedido de la muchedumbre con un llamamiento que resume el mensaje de esperanza que ha dominado su visita al país: “¡Líbano, levántate! ¡Sé morada de justicia y de fraternidad! ¡Sé profecía de paz para todo el Levante!”.

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