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Refaat Alathamna, médico gazatí: “Israel ha hecho del dinero de los palestinos algo inútil. No hay nada que comprar en la Franja”

El doctor, que acaba de llegar a España con la ayuda de la ONG Mensajeros de la Paz y del director Javier Fesser, cree que la paciencia de los palestinos está al límite: “Mucha gente deseaba morir ya”

La historia de Refaat Alathamna parece sacada de una película de terror en la que él es el protagonista que, casi como por un milagro, llega hasta los títulos de crédito del final. Acompañado de su mujer, sus cinco hijos y un sexto a punto de nacer, este médico gazatí aterrizó este lunes en Madrid, donde les recibieron miembros de la ONG Mensajeros de la Paz, la que logró sacarles de la Franja. Hasta entonces, se encontraba entre dos mundos: el de su pasado, en Gaza, y el de su futuro, en España. Ha pasado los últimos dos años en la Franja trabajando en lo que quedaba del sistema sanitario gazatí, y luchando por su supervivencia y la de su familia, compartiendo en sus redes sociales su trayectoria. Este miércoles, ha compartido en un hotel de Madrid el relato de un padre y médico en una de las zonas más mortíferas del planeta: “No hay ningún lugar en el que se esté a salvo en Gaza”.

Bombardeos diarios, sistemas sanitarios colapsados, escombros... Alathamna recuerda cada día como uno en el que había que luchar para sobrevivir. Desde ir a por un vaso de agua limpia a conseguir el dinero suficiente para comprar una de las cajas de ayuda humanitaria, repartidas en zonas a veces de difícil acceso debido a los ataques israelíes... Obtener los recursos para satisfacer las necesidades básicas de su familia se convirtió en misión peligrosa. Y eso cuando se podía conseguir algo: “Israel ha hecho del dinero de los palestinos algo inútil. No había nada que comprar. Un kilo de azúcar costaba 200 euros”. En ocasiones, el doctor llegó a pagar precios exorbitantes para conseguir comida: casi siete euros por un solo huevo, y unos 30 para el kilo de harina. “Gaza no es apto para vivir”, se lamenta.

La trabajadora para Mensajeros de la Paz Lorena Santana, una de las primeras personas en ponerse en contacto con Alathamna a través de la plataforma TikTok, en 2024, compartió el recorrido del doctor, quien no ha podido contener sus lágrimas. “Es un milagro que Refaat esté aquí”, celebra. Cuando se conocieron, el médico vivía con su familia en Rafah, donde se refugiaban de los bombardeos. Ella quiso ayudarle a salir de la Franja y llevarlo a España. Pasó meses tramitando el traslado de él y su familia, y creó la organización Hola Gaza para conseguir los fondos necesarios para lograrlo. Necesitaban unos 30.000 dólares (casi 26.000 euros) para que se les permitiesen entrar a Egipto. “Tuvimos que enfrentarnos a todas las instituciones políticas, gritarles a los gobiernos”, asegura.

El director de cine español Javier Fesser se puso en contacto con el médico también a través de las redes. “Un 27 de junio a las 13:29. Yo le mandé un mensaje que decía: ‘Hola, doctor Refaat Alathamna. Soy Javier Fesser, director de cine español. Vivo en Madrid. Me encantaría llevarte. ¿De qué forma podría hacerlo? ¿Hay algún mecanismo por el cual yo pudiera solicitar tu salida de Gaza? Yo puedo acoger a tu familia y hacerme cargo de ella por un tiempo. Ayudarte en lo que pueda. Espero que estés bien. Espero tu respuesta. Una oración grande, de alguien que sigue de cerca la terrible injusticia que allí estás sufriendo".

Recibió una respuesta casi inmediata, y desde entonces ambos hombres no se han quitado de la vista. “Refaat es el testimonio vivo y presente del horror que se está sufriendo en [Gaza]”, subraya.

Lo peor, según el doctor, era ver la situación en la que se encuentran los niños: “Gritan buscando a su padre o su madre, y ellos ya no están. Son huérfanos sin padres y gravemente incapacitados debido a las amputaciones que se les ha tenido que realizar”. Al trabajar en los hospitales —cuando estos aún permanecían en pie— nunca vio llegar a uno o dos heridos, sino a decenas a la vez. Hubo casos de todo tipo, sostiene, porque se usaban armas de todo tipo. “No hubo una noche sin ataques, no se podía dormir tranquilo. Uno duerme con los ojos abiertos”, añade.

¿Qué cambios ha percibido tras la entrada en vigor del plan de paz que impulsó el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a finales de septiembre? Le cuesta señalar cambios notables que celebrar más allá de la reducción del número y frecuencia de los ataques. “El bloqueo [en la Franja] sigue igual. Los que más necesitan salir [de Gaza] son los heridos y los enfermos, pero los que lo logran son muy limitados y son quienes, como yo, tienen doble nacionalidad. Ellos han sido evacuados a través de Israel con la ayuda de sus embajadas”, subraya.

Fesser considera que el plan de Estados Unidos y la supuesta tregua que logró son “falsos”. “En los 40 días [desde que se acordó el alto el fuego] ha habido 400 violaciones de la tregua por Israel. ¡Son 10 veces al día!“, condena.

Como en muchos otros casos en Gaza, Alathamna sobrevivía gracias a ayudas que recibía desde el extranjero. “Israel está limitando el trabajo de los humanitarios, está tratando de acabar con todo lo que está vivo en Gaza”, asegura. Y recuerda días en los que esa idea de acabar con todo se convertía en el único deseo de los palestinos: “Mucha gente deseaba morir ya”.

Alathamna quiere seguir ejerciendo de médico y conseguir que sus hijos vuelvan a estudiar. Admite que le preocupan las secuelas que dejará la guerra a sus niños: “Necesitan apoyo psicológico, entrar en un colegio, adaptarse”. Aún embargado por la emoción de lo vivido en Gaza, asegura que ya es hora para él y su familia de empezar desde cero. “Durante esos dos años no me bajaron las lágrimas, pero me han bajado ahora. Siento que estamos a salvo por fin”, agradece.

Aunque Alathamna ha podido salir de Gaza, con el apoyo infalible de la ONG y voluntarios como Fesser, ese médico perdió a varios familiares y amigos durante la guerra. Otros —incluida su madre, que sufrió un derrame cerebral, y 12 hermanos— siguen ahí.

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