Sanae Takaichi hace historia al convertirse en la primera mujer al frente del Gobierno en Japón
La política ultraconservadora, admiradora de Margaret Thatcher, es elegida primera ministra tras la salida de Shigeru Ishiba, por un hemiciclo que cuenta solo con un 16% de mujeres
Sanae Takaichi, una política de corte ultraconservador del Partido Liberal Democrático (PLD), ha hecho historia al convertirse en la primera mujer al frente del Gobierno en Japón. Takaichi ha sido investida primera ministra tras una votación que ha superado en ambas Cámaras de la Dieta (el Parlamento nipón). Sustituirá a Shigeru Ishiba, compañero de partido, que deja el cargo después de poco más de un año al frente de la cuarta economía del mundo y tras haber sufrido dos batacazos electorales.
La nueva jefa del Ejecutivo tampoco lo tendrá fácil para gobernar en un momento de incertidumbre global, guerras comerciales desatadas por su principal aliado, Estados Unidos, y el buen puñado de incendios domésticos, que van del elevado coste de la vida que atenaza a los japoneses a la baja natalidad, pasando por el creciente rechazo a la migración. Pero, más allá de los giros que aguarden en la siempre volátil política japonesa, su llegada a lo más alto del Ejecutivo tiene un poder simbólico en una sociedad en la que persiste una enorme brecha entre mujeres y hombres, especialmente en el ámbito político y de negocios. Paradójicamente, la Cámara baja, la de mayor relevancia política, que le ha concedido el apoyo en la primera vuelta, cuenta solo con un 16% de mujeres.
Takaichi, de 64 años, ha salido investida gracias al apoyo de sus compañeros de filas y al pacto de última hora alcanzado el lunes con el minoritario Partido de la Innovación (Ishin), también de corte conservador y afín por tanto al ala dura del PLD, de la que Takaichi es la principal figura. En la Cámara baja ha recibido 237 votos de los 465 escaños, cuatro más de los que necesitaba; en la Cámara alta ha necesitado una segunda vuelta para imponerse por la mínima (125 de 246 votos) y convertirse en la 104ª primera ministra japonesa.
La nueva alianza con Ishin ha salvado una investidura que peligraba después de que el tradicional socio de coalición del PLD, Komeito, anunciara hace dos semanas que le retiraba su apoyo después de 26 años. La oposición, repartida en una miríada de formaciones sin una voz unitaria, no ha logrado plantear una verdadera alternativa de Gobierno.
“El camino por delante será difícil”, ha reconocido la mandataria en su primera comparecencia, según ha recogido Efe. Consciente de que carece de una mayoría parlamentaria con la que sacar adelante sus políticas, Takaichi ha pedido “calma” a la oposición, con la que buscará trabajar “más allá de las diferencias partidistas” para salir del enredo económico que envuelve al país, una mezcla de alzas de precios, caída real de los salarios y crecimiento exiguo.
La nueva primera ministra es una veterana de la política nipona. Lleva desde los noventa en cargos públicos, ha dirigido varios ministerios, entre ellos, el de Seguridad Económica y el de Asuntos Interiores y Comunicaciones, y se declara admiradora de la histórica premier británica Margaret Thatcher. “Mi objetivo es ser la dama de hierro”, dijo durante los debates para hacerse con el liderazgo del partido. “Me gusta su actitud de trabajar con convicción en políticas impopulares si cree que son necesarias para el país”, aseguró también. Su atuendo este martes, con chaqueta azul y un collar de perlas, tenía una clara inspiración thatcheriana.
Algunos analistas la ven como una pionera en un mundo dominado por hombres, otros creen que no va a hacer demasiado por cambiar las cosas. Los ciudadanos también la observan con una mezcla de esperanza y pesimismo. Takaichi no destaca por ser una defensora de las políticas feministas. Aunque fue ministra de Igualdad de Género, se opuso a cambiar una ley que consagra la sucesión imperial masculina, y se ha opuesto a modificar una antigua ley que requiere a las parejas casadas que compartan el mismo apellido, un símbolo de la lucha por la igualdad en Japón.
Su llegada, en cualquier caso, sí marca un punto de inflexión en un país donde la participación de las mujeres en la política va bastante rezagada. En el Informe de Brecha de Género 2025 del Foro Económico Mundial, Japón ocupa el puesto 118º entre 148 países, el más bajo de entre los miembros del G-7 (en la categoría “empoderamiento político” ocupa el puesto 125º).
Había grandes expectativas de que Takaichi intentara mostrar una imagen de renovación nombrando a varias ministras. En las últimas semanas había incluso mencionado la idea de apuntar hacia un Gabinete de estilo nórdico. Pero al final solo habrá tres mujeres, incluida ella misma, en el nuevo Ejecutivo de 19 miembros que ha anunciado este martes, tras la votación. La cifra es ligeramente superior a la del Gobierno previo (dos mujeres de 20), y queda por debajo del récord anterior de cinco, según la agencia Kyodo.
Se la considera una nacionalista de línea dura. Pretende revisar la constitución pacifista del país, reconocer un mayor peso de los militares, y es una asidua visitante del santuario Yasukuni de Tokio, otro de los termómetros que miden el fervor patriótico en la política nipona. Este memorial dedicado a los militares japoneses fallecidos es considerado por países vecinos como China y Corea del Sur como un símbolo de las agresiones de la era imperial.
Su agenda empezará fuerte con la visita a Japón del presidente estadounidense, Donald Trump, prevista para el próximo lunes. Takaichi ha asegurado este martes que pretende elevar la relación con Washington “a nuevas alturas”, y que hará “lo posible por aliviar el impacto de los aranceles de Estados Unidos”, según recoge Efe. Su predecesor selló con Trump un pacto comercial en verano, por el cual Tokio deberá pagar aranceles del 15%, además de invertir 550.000 millones de dólares (unos 474.110 millones de euros) en Estados Unidos.
Apasionada del béisbol, en su juventud fue motera y tocó la batería en una banda de heavy metal. Estudió Administración de Empresas. Ella se considera la heredera política del ex primer ministro Shinzo Abe, asesinado en 2022, y de sus políticas en materia de finanzas, las conocidas como abenomics, que defienden una política fiscal proactiva (aquella en la que el Gobierno busca impulsar la economía mediante estímulos fiscales) y la flexibilización monetaria. Fue Abe quien la llamó por primera vez en 2006 para ocupar un cargo en un gabinete.
En 2021, después de que Abe dimitiera por motivos de salud, Takaichi decidió presentarse a las primarias del PLD. Aunque perdió, volvió a intentarlo en 2024, tras la retirada de Fumio Kishida. Cayó derrotada de nuevo, esta vez frente al ahora saliente primer ministro, Shigeru Ishiba, cuyo Gobierno ha dimitido en bloque este martes a primera hora, justo antes de la votación parlamentaria.
La salida de Ishiba, que ha durado apenas un año al frente del país, fue forzada por las élites del PLD, después de que la formación y su socio de coalición, Komeito, se dejaran en unos comicios parciales celebrados a finales de julio la mayoría que ostentaban hasta entonces en la Cámara alta de la Dieta. La debacle se sumó a la que ya habían sufrido en las elecciones de octubre del año pasado, cuando perdieron la mayoría en la Cámara baja, con más peso político.