La congelación de la reforma de las pensiones concede una tregua al primer ministro francés
El primer ministro se someterá este jueves a dos mociones de censura que no debería tener problema en superar
Sébastien Lecornu salvó el martes por la tarde una bola de partido crucial para que su nuevo Gobierno pueda durar más que los 836 minutos del anterior. El primer ministro francés aceptó en la Asamblea Nacional plegarse a las peticiones de la izquierda. Especialmente, del Partido Socialista, que pedía la suspensió...
Sébastien Lecornu salvó el martes por la tarde una bola de partido crucial para que su nuevo Gobierno pueda durar más que los 836 minutos del anterior. El primer ministro francés aceptó en la Asamblea Nacional plegarse a las peticiones de la izquierda. Especialmente, del Partido Socialista, que pedía la suspensión de la reforma de la ley de pensiones para no tumbar al Ejecutivo en una moción de censura. Así, Lecornu acepta volver a debatir la ley en el Parlamento. Con este paso, retrasa su entrada en vigor hasta 2028, cuando ya habrá otro presidente de la República y, probablemente, otro Gobierno. Todo ello le permite ahora avanzar en la aprobación de un Presupuesto.
El jueves se votarán igualmente las dos mociones de censura que presentaron La Francia Insumisa y el Reagrupamiento Nacional. El primer ministro probablemente ha alejado, por el momento, el riesgo de una censura al ceder a las exigencias de los socialistas: suspensión de la reforma de las pensiones, contribución de las grandes fortunas y renuncia al uso del controvertido artículo 49.3 de la Constitución —que permite al Gobierno aprobar las leyes por decreto, sin someterlo a la votación del Parlamento—.
Los anuncios de Lecornu se siguen con cierta inquietud desde la UE. El comisario europeo de Economía, Valdis Dombrovskis, dijo el miércoles a la Agencia France-Presse que sigue “con atención” los debates sobre el presupuesto en Francia, estimando que la suspensión de la reforma “tendrá importantes consecuencias presupuestarias”. “Es importante que [Francia] adopte medidas para cumplir con los compromisos” fijados en materia de reducción del déficit público, advirtió.
Situación precaria
Pese a este triunfo pasajero, el equipo ministerial sigue en una situación precaria. El Partido Socialista no descarta hacerlo caer este otoño si no se cumplen sus condiciones o si no logra obtener otras concesiones en el transcurso del debate presupuestario.
La votación del jueves, además, es delicada porque algunos diputados socialistas o de Los Republicanos, el partido de la derecha tradicional, no están de acuerdo con la decisión de sus partidos de mantener con vida a Lecornu. De hecho, la derecha gaullista ha comenzado a descomponerse en distintas facciones, lideradas por el actual presidente de la formación, Bruno Retailleau, y el líder de los parlamentarios, Laurent Wauquiez.
La fragilidad del Gobierno se refleja en los primeros sondeos sobre su apoyo ciudadano. Le Figaro ha publicado este miércoles un estudio de Odoxa-Backbone Consulting, realizado los días 14 y 15 de octubre. Recién formado, el nuevo Ejecutivo es rechazado masivamente: el 72% de los franceses considera que no responde a sus expectativas. Aunque la figura de Lecornu goza de cierta simpatía e incluso respeto —el 44 % declaraba tener una buena opinión de él la semana pasada—, la decisión política de su reconducción irrita a la opinión pública, como lo demuestra el 62% de los encuestados que se declaran descontentos con la elección del presidente de la República, Emmanuel Macron.
Lecornu, sin embargo, ha avanzado hasta ahora con paso firme y notable claridad de ideas en medio de la espesa niebla que ha cubierto estos días la política francesa. Otro sondeo, publicado por BFTV, revela un nuevo y relevante dato: el 52% no quiere una moción de censura, que conduciría ineluctablemente a unas elecciones. La inestabilidad agota a los ciudadanos y a los mercados que, contrariamente a lo que se podía pensar, respondieron muy positivamente al anuncio del primer ministro de suspender la reforma de las jubilaciones.
La reforma —que está retrasando progresivamente la edad mínima de jubilación de 62 a 64 años y alargando el periodo de cotización necesario para una pensión completa de 42 a 43 años— queda congelada hasta enero de 2028. Se abordará de nuevo en el nuevo mandato presidencial. Así, a partir del 1 de enero podrá seguir jubilándose quien lo desee con 62 años y 9 meses, sin esperar a los 63 años, previsto en la reforma. El periodo de cotización continuará siendo de 42 años y medio, al menos hasta 2028.
La medida, que mantiene la excepcionalidad francesa en Europa, tendrá un coste. El primer ministro advirtió de que habrá que prever unos ingresos para financiarla. “No puede haber una suspensión sin que enfrente haya unos ingresos”, destacó Lecornu en la sesión de control al Gobierno en el Senado.
El horizonte, en cualquier caso, podría quedar despejado para Lecornu hasta final de año, en el momento en que toque votar los Presupuestos. Será entonces cuando deberá volver a desempolvar su capacidad negociadora y prepararse para más concesiones. La ventaja es que el calendario electoral, con unas cruciales municipales en primavera y las presidenciales al cabo de un año, pueden jugar a favor de su supervivencia.