Inanición y colitis: el cuadro clínico de un menor palestino muerto en una cárcel israelí
El estado del cadáver de Walid Ahmed, también de nacionalidad brasileña, nada tiene que ver con el físico de deportista que tenía cuando fue detenido por militares israelíes hace seis meses, denuncia su padre
El cuerpo del primer menor de edad palestino muerto en cárceles israelíes desde el inicio de la guerra en Gaza presenta signos de falta de alimentos, pérdida de masa muscular y grasa, colitis y sarna. Así se desprende del informe de un médico israelí independiente presente en la autopsia llevada a cabo por las autoridades sanitarias del Gobierno de Israel. La primera causa posible del fallecimiento que se señala es l...
El cuerpo del primer menor de edad palestino muerto en cárceles israelíes desde el inicio de la guerra en Gaza presenta signos de falta de alimentos, pérdida de masa muscular y grasa, colitis y sarna. Así se desprende del informe de un médico israelí independiente presente en la autopsia llevada a cabo por las autoridades sanitarias del Gobierno de Israel. La primera causa posible del fallecimiento que se señala es la inanición. Este facultativo, cuya identidad no puede ser desvelada, ha tenido también acceso al historial clínico de los seis meses transcurridos en prisión por Walid Ahmed, palestino-brasileño de 17 años. Ya a finales de 2024, el joven alertó de que no le daban suficiente comida.
Walid se desvaneció a las 7.48 de la mañana del pasado 22 de marzo en la prisión de Megido, en el norte de Israel. Poco después, a las 9.10, fue dado por muerto en las instalaciones médicas del penal, adonde llegó detenido el pasado septiembre acusado de tirar piedras a soldados israelíes. Al dolor que expresa la familia en su casa de Silwad (Cisjordania), se une el hecho de que las autoridades del Estado judío no les entregan el cadáver para que reciba sepultura, denuncia su padre, Jaled Ahmed, de 43 años. El de Walid se une a la lista de otros 22 presos palestinos muertos en cárceles israelíes durante la contienda que empezó el 7 de octubre de 2023 y cuyo cuerpo no ha sido entregado.
“La muerte de Walid, un deportista de 17 años, en circunstancias horribles, es una prueba más de que la política del Gobierno israelí no trata las cárceles como centros de detención donde los prisioneros tienen derechos humanos, sino como instalaciones diseñadas para torturar y abusar de los palestinos, matarlos de hambre y negarles atención médica vital”, denuncia Naji Abbas, responsable de prisioneros y detenidos de la organización Physicians for Human Rights Israel, a través de un comunicado. El sistema carcelario israelí está rodeado de permanente polémica por su trato a los palestinos. Esta ONG considera que lo ocurrido forma parte de una “negligencia sistemática”.
En efecto, el padre del joven lo describe como alguien que se cuidaba y practicaba tanto el fútbol como el kickboxing. Muestra fotos de Walid en varias competiciones, alguna incluso en Jordania. Por eso le sorprende tanto las condiciones que se describen del cadáver en la autopsia solo seis meses después de ser detenido. Sobre una estantería del salón de la vivienda aparecen varios de sus trofeos y medallas. Encima de esos galardones, en la pared, se encuentra colgada una fotografía enmarcada de Nidal, tío de Walid y hermano de Jaled, muerto a los 15 años en 1994 en un incidente con las tropas de ocupación.
Walid fue detenido en la madrugada del 13 de septiembre de 2024. “Eran sobre las tres de la mañana cuando entre 20 y 30 militares llegaron a casa. Algunos accedieron dentro rompiendo la puerta de forma agresiva. Se metieron en su habitación y lo sacaron de la cama. Lo arrestaron en pantalón corto y camiseta. No le permitieron ponerse nada más. Antes de llevárselo arrestado, los militares permanecieron durante aproximadamente una hora y media aquí dentro. Se llevaron los dos teléfonos de mi hijo y hasta algo de dinero”, describe Jaled. “Les pedí por favor que le aflojaran un poco la brida con la que lo habían maniatado. La respuesta fue apretársela más”, añade.
Sobre las 6 de la mañana la familia contactó con el consulado de Brasil para advertir de lo ocurrido, pues todos disponen de pasaporte por la madre de Jaled, que es de esa nacionalidad. Fueron las autoridades brasileñas, según el relato del padre, las que les informaron un día después de que tenían al chaval en una celda de Megido.
La madrugada de la detención fue la última vez que Jaled pudo estar físicamente junto a su hijo mayor, pues no ha dispuesto de visitas en la cárcel. Solo ha podido verlo varias veces a través de una pantalla durante el proceso judicial que le abrieron al joven, en el que estaba acusado de tirar piedras a los soldados israelíes, un recurso habitual por parte de las autoridades del Estado judío. El proceso se ha aplazado media docena de veces en vistas que se resolvían en un puñado de segundos, explica sorprendido el padre, al que permitían acceder a la prisión israelí de Ofer, en la Cisjordania ocupada, para poder presenciar el juicio, que tenía lugar en Megido. Fue en la sesión del 10 de febrero cuando contempló su imagen por última vez.
En la noche del 24 de marzo, la familia se enteró de la muerte de Walid, que el 29 de abril hubiera cumplido 18 años, a través de las noticias. Llamaron entonces a las autoridades brasileñas y a la comisión de prisioneros que depende de la Autoridad Nacional Palestina (ANP). Consiguieron que un médico israelí independiente accediera a la realización de la autopsia el 27 de marzo en el Centro Nacional de Medicina Forense Abu Kabir, a las afueras de Tel Aviv. La familia ha entregado a EL PAIS el informe realizado por ese facultativo que está firmado el día 28.
“El estado del cadáver era extremadamente malo”, lamenta el padre, dolido pero sereno. “Walid había pasado mucha hambre y no tenía grasa en el cuerpo, tampoco músculos. La sarna le llegaba incluso a sus partes íntimas”, añade el padre, ofreciendo detalles recogidos en el informe de la autopsia. Además, este también recoge un corte en el cuello del joven del que no se ha podido averiguar su origen.
El Gobierno de Brasil, que preside Luiz Inácio Lula da Silva, solicitó el 25 de marzo al Ejecutivo israelí una investigación independiente sobre la muerte del menor, informa Naiara Galarraga. “Según sus obligaciones internacionales, el Gobierno israelí debe llevar a cabo una investigación rápida e independiente sobre las causas de la muerte, así como hacer públicos sus hallazgos”, señala un comunicado de la cancillería. El Gobierno de Israel no les ha hecho llegar ningún informe, indicó este viernes el Ejecutivo brasileño.
La familia sigue tratando de recuperar el cadáver para enterrarlo. No han tenido contacto directo con las autoridades de Israel, sin embargo, estas les han prohibido que realicen en Silwad la habitual ceremonia popular de despedida de difuntos en las instalaciones que el pueblo dispone para ello. Como muchas otras localidades de la Cisjordania ocupada, los militares están permanentemente en la zona de manera visible e imponen su ley. Un retén bloqueó durante media hora en la tarde de este viernes a la salida y el acceso a la localidad.
Las autoridades israelíes han detenido desde que comenzó la presente contienda a más de mil menores palestinos, de los que 350 estaban entre rejas todavía a finales de marzo, según datos de diferentes organizaciones humanitarias palestinas. Un total de 665 cuerpos de palestinos permanecían en agosto del año pasado en manos israelíes, algunos desde hace más de medio siglo. De ellos, 59 son menores y nueve, mujeres. Estas cifras no incluyen a varios cientos de cadáveres de gazatíes que, según las estimaciones, murieron mientras participaban en el ataque contra Israel con el que comenzó la guerra y en el que fueron asesinadas unas 1.200 personas.