Trump declarará una emergencia energética nacional: “Vamos a perforar, ‘baby’, a perforar”
La Administración republicana impondrá a México y Canadá aranceles del 25% a partir del 1 de febrero
Prosperidad, soberanía e independencia han sido tres de las palabras más repetidas por Donald Trump en el discurso de inauguración de su segundo mandato. Las tres tienen una clara formulación económica, como ha dejado claro el presidente republicano al abordar en su alocución, sin entrar en detalles, su agenda para remediar lo que considera el declive de EE UU y vivir una “edad de oro” bajo su égida. Aupado a la Casa Blanca por millones de votantes h...
Prosperidad, soberanía e independencia han sido tres de las palabras más repetidas por Donald Trump en el discurso de inauguración de su segundo mandato. Las tres tienen una clara formulación económica, como ha dejado claro el presidente republicano al abordar en su alocución, sin entrar en detalles, su agenda para remediar lo que considera el declive de EE UU y vivir una “edad de oro” bajo su égida. Aupado a la Casa Blanca por millones de votantes hartos de la inflación, Trump ha pasado sin embargo de puntillas por el coste de la vida, que repuntó en diciembre, para anunciar la principal línea maestra de su programa económico: la promoción de la industria del petróleo y el gas, dando carpetazo al Green New Deal, el pacto para promover las energías limpias del Gobierno de Joe Biden. Los planes energéticos del republicano desbaratarán por completo el legado de su predecesor. O, dicho en sus propias palabras, “las políticas de extremismo climático” del demócrata. En la barra libre energética de su mandato, se incluye también la liberalización de la minería y el procesamiento de minerales no combustibles.
“Vamos a perforar, baby, a perforar”, ha repetido Trump en el discurso de investidura, recuperando uno de los lemas más usados en su campaña. La promoción de los combustibles fósiles será posible, como ha adelantado su equipo de transición, gracias a la declaración de una “emergencia energética nacional” destinada a “liberar energía estadounidense asequible y fiable” y utilizar todos los recursos necesarios para construir infraestructura crítica. La emergencia incluirá una orden ejecutiva para revertir muchas de las políticas energéticas de Biden en Alaska, en especial las restricciones a la perforación de petróleo y gas en la zona protegida Refugio Nacional de Vida Silvestre del Ártico. Alaska es para la Administración entrante un estado crítico para la seguridad nacional por sus reservas de gas natural licuado (GNL) y por su potencial exportador a otras partes de Estados Unidos y aliados, tras el parón de la Administración de Biden.
Por la tarde, en su encuentro con simpatizantes en el Capital One Arena de Washington, el republicano ha firmado nueve órdenes ejecutivas, una de las cuales deroga “casi 80 medidas ejecutivas destructivas y radicales de la Administración anterior», que serán todas ellas “nulas y sin efecto en unos... ¿cuántos? cinco minutos", ha adelantado, mientras dirigía su mirada al escritorio que se había colocado en el escenario del pabellón. Una de las directivas se refiere específica pero vagamente a la inflación, y va “dirigida a todos los departamentos y organismos del Gobierno federal para que aborden la crisis del coste de la vida que tan cara ha costado a los estadounidenses”.
Aranceles
El segundo gran anuncio de la jornada de asunción, durante una ceremonia vespertina de firma en el Despacho Oval, es que su Administración impondrá aranceles del 25% a México y Canadá el 1 de febrero, un cambio extraordinario en la política comercial de América del Norte que podría aumentar los precios para los consumidores estadounidenses. El mandatario tenía previsto esbozar el resto de claves de su política comercial a última hora de este lunes. Esta iniciativa, que adelantó nada más ganar las elecciones y es definida por algunas fuentes como una manera de marcar posiciones, excluye nuevos aranceles globales que el republicano había prometido imponer el primer día de su mandato. Sobre China, país al que también amenazó en noviembre, Trump ha señalado que los gravámenes impuestos en su primer mandato seguirán en vigor, una vez que el presidente Biden apenas los alteró.
En el gran baño de masas que el 47º presidente de EE UU se dio este domingo en Washington anunció sin entrar en detalles que el alud inaugural de órdenes ejecutivas incluiría medidas para reducir el coste de la vida, una moratoria de los parques eólicos marinos; revocar las normas de la era Biden que promueven los vehículos eléctricos y otras iniciativas contra el cambio climático, como las exenciones que permiten a Estados como California normas de contaminación más estrictas. Pero la promoción de la industria del gas y del petróleo, a la que pertenecen algunos de sus grandes donantes, será el epicentro de su agenda económica, mediante la declaración de dicha emergencia nacional para liberalizar la producción de energía.
Bajo la rúbrica de Política Comercial de Estados Unidos Primero, que anunciará en breve, el equipo de transición ha recomendado imponer gravámenes a todos los materiales de baterías sin distinción de su origen, en un intento de impulsar la producción estadounidense, para luego negociar exenciones individuales con los países aliados. También ha sugerido bloquear la importación de coches, componentes y materiales para baterías procedentes de China. En palabras de Trump, su Administración no dirá como la precedente a los estadounidenses qué vehículos deben comprar o conducir.
El equipo de transición había redactado un amplio memorando comercial que no contemplaba, en principio, la imposición de nuevos aranceles, sino que daba instrucciones a las agencias federales para evaluar las relaciones comerciales de Estados Unidos con los tres países citados. El presidente republicano prometió en noviembre aranceles del 10% a las importaciones mundiales, del 60% a los productos chinos y un recargo del 25% a la importación de productos canadienses y mexicanos.
El memorando ordena específicamente a las agencias que evalúen el cumplimiento por parte de Pekín de su acuerdo comercial de 2020 con Estados Unidos, así como el estado del Acuerdo Estados Unidos-México-Canadá (USMCA, en sus siglas inglesas). La imposición de aranceles, que Trump considera que ayudarían a impulsar la producción local y el crecimiento en EE UU, es para la mayoría de los expertos una peligrosa arma de doble filo, ya que los costes derivados de los gravámenes se trasladarán a los consumidores.
Además, ha prometido reinstaurar una orden ejecutiva de agosto de 2020, durante la pandemia, que exige que el Gobierno federal compre medicamentos “esenciales” sólo a empresas estadounidenses. También, pese a su anuncio de invalidar el apagón de la red social china TikTok, tiene previsto bloquear las compras de “cualquier infraestructura vital” en Estados Unidos por parte de compradores chinos.
En el apartado fiscal, su promesa de prorrogar la reforma fiscal de 2017, que benefició a las rentas más altas, incluirá algunos cambios notables que incluyen la reducción del tipo del impuesto de sociedades del 21% actual al 15%. La continuación de la reforma implica revertir el aumento del impuesto a las rentas más altas —por encima de 400.000 dólares (384.000 euros)— adoptado por el presidente Biden, así como eliminar los gravámenes de la ambiciosa Ley de Reducción de la Inflación, aprobada bajo el mandato del demócrata, que financian medidas energéticas contra el cambio climático.