Italia libera al ingeniero iraní que Teherán exigía a cambio de la periodista Cecilia Sala
Mohammed Abedini estaba detenido desde el 16 de diciembre con una solicitud de extradición de EE UU por supuestamente exportar componentes electrónicos para la fabricación de drones
Italia ha puesto en libertad al ingeniero iraní Mohammed Abedini, que llevaba en prisión desde el pasado 16 de diciembre por una orden de detención dictada por Estados Unidos, que lo acusaba de exportar componentes electrónicos a Irán para la fabricación de drones. En Italia no estaba acusado de ningún delito y solo estaba en prisión a petición de la justicia estadounidense, que había solicitado su extradición en virtud de los tratados vigentes entre ambos países. Este domingo, el ministro de Justicia, Giancarlo Nordio, solicitó que se levantara la medida cautelar de prisión contra el iraní y ...
Italia ha puesto en libertad al ingeniero iraní Mohammed Abedini, que llevaba en prisión desde el pasado 16 de diciembre por una orden de detención dictada por Estados Unidos, que lo acusaba de exportar componentes electrónicos a Irán para la fabricación de drones. En Italia no estaba acusado de ningún delito y solo estaba en prisión a petición de la justicia estadounidense, que había solicitado su extradición en virtud de los tratados vigentes entre ambos países. Este domingo, el ministro de Justicia, Giancarlo Nordio, solicitó que se levantara la medida cautelar de prisión contra el iraní y que no se concediera su entrega a EE UU, por lo que quedó en libertad de inmediato. Teherán había reclamado su excarcelación a cambio de la libertad de la periodista italiana Cecilia Sala.
Según la agencia italiana de noticias ANSA, el hombre puso rumbo a Irán nada más salir de la cárcel de Milán, a pesar de que residía en Suiza en el momento de su detención. Su caso estaba vinculado al de la reportera Sala, que había sido encarcelada en Teherán con la acusación genérica de “violar las leyes de la República islámica” y que fue liberada hace unos días. Según apuntan los medios, ahora la liberación de Abedini parece confirmar la hipótesis del intercambio de prisioneros. Los analistas sostenían que Irán había arrestado a la periodista para presionar a Roma con el fin de conseguir la liberación del ciudadano iraní.
Sala fue detenida en Irán, directamente en su hotel, el 19 de diciembre, poco después de que Abedini fuera arrestado en un aeropuerto milanés, y fue liberada este pasado miércoles. Mientras estaba detenida, el embajador iraní en Italia, Mohammad Reza Sabouri, relacionó abiertamente el caso de Sala con el de Abedini, después de que la prensa italiana llevara varios días hablando de una posible conexión entre ambas detenciones. Y dejó claro que el trato que la italiana recibiría en prisión en Irán dependía directamente del que el iraní tuviera en la cárcel en Italia. A pesar de que en ese momento Sala estaba recluida en la prisión de Evin —conocida por ser el lugar de reclusión de los disidentes del régimen de los ayatolás y por las torturas que se han documentado en su interior— en una celda de aislamiento en duras condiciones y sin cargos formales: dormía en el suelo, con la luz siempre encendida, y solo se le permitían unas breves llamadas telefónicas y una única visita de la embajadora italiana en Irán, Paola Amadei. En cambio, Abedini estaba en una prisión de fácil acceso, donde estaba recluido en mejores condiciones, y se había reunido varias veces con su abogado y algunos diplomáticos iraníes.
El Gobierno italiano y en particular la primera ministra, Giorgia Meloni, han evitado ofrecer más detalles sobre cómo se gestionó la liberación de la periodista, “para garantizar la seguridad de los 500 o 600 italianos que hay en Irán”, a pesar de las insistentes preguntas de los medios y de que la oposición pidió a la jefa del Ejecutivo que diera explicaciones en el Parlamento. La líder de Hermanos de Italia viajó recientemente a Estados Unidos por sorpresa, para reunirse con el próximo presidente, Donald Trump, en su residencia de Florida. Aunque no ha trascendido el contenido del encuentro, varios medios estadounidenses e italianos señalaron que el caso de la detención de Cecilia Sala se trató durante la reunión.
Abedini estaba esperando en prisión a que se resolviera su petición de arresto domiciliario la próxima semana y a que un juez tomara una decisión sobre su extradición a Estados Unidos, que lo reclamaba por presuntamente haber vendido a la Guardia de la Revolución Islámica iraní, considerada una organización terrorista por Washington, tecnología estadounidense sensible para la fabricación de drones, como los que se utilizaron en el ataque en Jordania en el que murieron tres militares estadounidenses el año pasado.
Para acelerar los tiempos y evitar que la decisión quedara únicamente en manos de los jueces, ha intervenido el ministro de Justicia, ya que las leyes italianas le permiten solicitar la revocación de las medidas cautelares impuestas a una persona en espera de extradición. Nordio ha negado un intercambio de prisioneros y a través de un comunicado ha alegado que el iraní estaba acusado de delitos que no figuran en el código penal italiano, ya que para conceder la extradición, el delito en cuestión debe estar contemplado por los dos países.
El ministro Nordio ha señalado que ante las acusaciones de “conspiración para proporcionar apoyo material a una organización terrorista con resultado de muerte” y de “suministro e intento de suministro de apoyo material a una organización terrorista extranjera con resultado de muerte”, la justicia italiana no ha encontrado “ningún elemento que fundamente las acusaciones formuladas” y ha precisado que “solo ha emergido con certeza la producción y el comercio con su país”. Además, Italia y la Unión Europea no consideran a la Guardia de la Revolución iraní una organización terrorista, a diferencia de Estados Unidos.